Miré al horizonte mientras me sacaba el casco de la cabeza, el viento allí arriba corría fuerte, el sol se escondía dejando un anochecer maravilloso, los pájaros volvían a su hogar, los murciélagos despertaban......
-Hijo, ¿Dónde te habías metido?
-Estaba con una amiga.
-¿Cual de todas? Si no las vuelves a ver nunca.
-Anne
-Bueno, sea como sea, tenemos visita, compórtate- entonces vi por el rabillo del ojo como Brais aparecía en medio del pasillo y me miraba. Se acercó poco a poco, colocándose detrás de mi, me apartó el pelo de los hombros y muy lentamente me besó el cuello, entonces me aparté de repente.
-¡¿De qué coño vas?!- le grité.
-Estoy en mi casa, puedo hacer lo que quiera.
-Vete con Vanesa, ah, dice que se ha dejado las bragas, que se las lleves.
-¿Cómo sabes eso?
-Te llamó, pero como te dejaste el móvil en mi casa.
-Bueno, las tiraré, no volveré a verla, en cambio, a ti te vuelvo a tener aquí- dijo y me acarició el cuello, volví a apartar su mano bruscamente.
-No me toques idiota, si te piensas que vas a volver a tocarme estás muy equivocado, no soy como tus amiguitas de aquí te pillo aquí te follo, así que aléjate de mi- le expliqué mirándole a los ojos, esos ojos negros donde solo veía mi reflejo, ese piercing negro que me volvía loca, no podía volver a caer, por lo que me giré para seguir escribiendo.
-¿Qué escribes?
-Si tanto te interesa cuando lo publique me compras un ejemplar.
-¿Estará firmado?-preguntó.
-Si, pondrá, no me hables idiota, de Adara.
-Que cariñoso, menos mal que te quiero tal y como eres.
-Vete a la mierda- dije mientras cerraba sesión en Wattpad, apagaba el ordenador y me levantaba para irme, pero cuando estaba a punto de salir de la sala, me agarró de la muñeca y me apoyó en la pared, todo seguido pegó su boca en la mía, dios, besaba de maravilla, pero me aparté.
-Te deseo- susurró él acercando su cuerpo.
-¿No preferías a Vanesa?, vete con ella- dije y me escapé de su emboscada, buscando a Robert, por suerte lo encontré en la cocina.
-Robert, ¿puedo hacer una llamada desde su móvil?- le pregunté un pelín desesperada.
-Claro que si- dijo, y me llevó al salón, allí había un teléfono fijo, no me importaba usar ese, marqué el número de Amatista, y tras aclararlo todo, esperé a que Amatista llegase, así, me despedí del señor Robert, agradeciéndole todo y salí de su casa para subir al coche de mi mejor amiga. Por el trayecto le conté a Amatista como había acabado en pijama en casa de Brais, ella no paraba de reírse, pero me apoyó. Al llegar subimos a su habitación, allí me dejó elegir un conjunto, escogí un top ajustado blanco y un vaquero simple, admito que me veía muy bien. Todo seguido bajamos a cenar, Amatista me invitó a pasar la noche, me aseguró que estaríamos solas, pero, mientras veíamos un reality show y cenábamos, la puerta principal se abrió, dando paso al hermano de Amatista, Austin. Genial, otro idiota.
Me miró como si hubiera visto a un fantasma, analizando cada parte de mi, como si fuese un robot, entonces habló.
-¿Cuándo se va? Quiero cenar-. ¿Enserio?¿Porqué tenía que ser tan borde?
-¡AUSTIN!- le gritó Amatista.
-Yo también me alegro de verte- dije seria, pero no reaccionó, sino que se fue escaleras arriba. Seguí cenando con normalidad, pero notaba la mirada de Amatista posada en mi perfil.
-¿Qué ocurre Amatista?-pregunté sin mirarla.
-¿Qué ha pasado entre vosotros?
-Nada
-No me lo creo
-Quizás ese es el problema, que no ha pasado nada- confesé.
-No lo entiendo
-Mi hermano le tiene amenazado, dice que su amistad está en juego con él.
-¿Ander?. Pues dile tu lo mismo a Aba, ¿No?
-No soy tan capulla, sigue sin parecerme bien que se acuesten, pero no soy nadie para juzgarlos, sino que debo apoyarlos- le dije esta vez mirándola.
-Tienes razón, pero, algo tendrás que hacer.
-El tiempo lo dirá- dije, e intenté concentrarme en el reality, pero fue interrumpido por una noticia de última hora. Ambas mirábamos el televisor embobadas, no podía estar sucediéndome eso, no otra vez.
-Iván Kener es el ganador del bote del canto de esta semana..... una gran enhorabuena Iván...que la suerte esté de tu parte, una vez más.........- decía el presentador.
Conocía a ese chico, Amatista también lo conocía, era el vecino buenorro de Aba, el mismo que venía con nosotras a la piscina e intentaba ligar con nosotras. Miré a Amatista, su expresión no parecía preocupada, pero al mirarme cayó en la cuenta, la sonrisa de le borró de golpe. Mientras miraba más datos de la noticia, dejé caer los cubiertos encima del plato, asustando a Amatista.
-Mi hermano está en casa de Aba- solté, miré de nuevo a Amatista, y me levanté corriendo de la mesa volviendo la mirada al televisor.