Hacía una semana Emilia estaba viviendo en Italia, ya tenía casi todo acomodado, su habitación no era muy grande, pero era cómoda, la compartía con una compañera de universidad; ella estaba terminando de acomodar su cama cuando su celular sonó…
—Hola
—Hace una semana que te fuiste y no me llamaste, ¿a vos te parece bien?—reclamaba la voz de Magdalena al otro lado de la línea
—¿Llamas solo para discutir? Si no te llamé es porque no quiero hablar con vos
—¡Respetame que soy tu abuela! Además ni a Lilith has llamado
—Decime que queres Magda o te corto
—Siempre tan mal educada, por lo menos Andrea es mas educada que vos, por eso te dejo Bruno, porque ella es mejor, tu siempre seras un error…
Emilia no quiso terminar de escuchar a su abuela Magdalena Garcia, para ella esa mujer no merecía ser abuela, sin darse cuenta las lágrimas caían por sus mejillas, lo que había dicho Magdalena la habían dañado, esa era su función, dañarla.
—Tranquila, estoy segura que esa mujer miente—le dijo una voz a su espalda
—Siento que tuvieras que escuchar esas cosas Francesca
—No tienes la culpa, seguro ese tal Bruno es un coglione—Emilia se rió al escuchar a Francesca insultar a Bruno—a y puedes decirme Fran o France, Francesca suena a regaño de mia mamma
—A que si… me voy a dar una vuelta, llegó en un rato
—Tranquila, ragazza—se despidió Francesca de Emilia
Aún estaba el invierno en Roma, se veía la nieve, algo muy nuevo y bonito para Emilia y ella lo disfrutaba, aunque aún no se acostumbraba a ese tipo de frío. Al día siguiente iría a la empresa “Berardi e Soci” y se sentía muy emocionada, no quería defraudarlos…
A la mañana siguiente Emilia se vistió con unos pantalones formales negros, una camisa blanca, unas botas color café, una chaqueta del mismo color y una bufanda blanca, era temprano, tardaba mas de cuarenta minutos en llegar a la empresa y quería tomarse un café antes de entrar.
Al llegar al edificio se quedó impresionada, era enorme, en Uruguay había edificios de esa magnitud, sí, pero ellos eran complejos empresariales o el edificio estatal de telecomunicaciones, sin embargo, ese edificio era ocupado solo por la empresa “Berardi e soci”, y es que ella sabía que no solo eran una empresa de publicidad, ellos tenían sus diseños de ropa exclusivos, sus talleres de diseño, sala de fotografía y las oficinas en el mismo edificio.
Después de entrar al edificio se dirigió a recepción
—Ciao! Buongiorno!—la recepcionista la miró—Soy Emilia García, soy pasante del área de diseño, tengo que ver a la señora D’angelo—la recepcionista buscó en el ordenador y le dijo:
—Piso veinticinco, pasillo dos, puerta uno, buona fortuna!—le señaló el ascensor
—Grazie!—dijo y se dirigió al ascensor repitiendo como un mantra lo que la chica de recepción le había dicho.
Al llegar no podía salir de la impresión, se encontró con algo completamente distinto a lo que esperaba, mientras que en recepción el ambiente era acromático y muy minimalista, ese piso era todo lo contrario, las combinaciones de colores era impresionante en las paredes predominaban los colores cálidos, mientras que hacían un gran contraste con los escritorios, las puertas y el resto de la decoración que se encontraban en colores fríos, sin duda era un riesgo mezclar de tal manera los colores, pero hacia que el impacto al verlo fuera grande y llamara la atención, se veía bonito y moderno.
—¿Te puedo ayudar en algo o solo estás admirando la gran obra D’angelo, cara?—dijo una voz a su espalda que la hizo sobresaltar
—Yo… mhm… mis dipiasce
—Mi dispiace—la corrigió—piacere, sono Alicia
—Ciao Alicia, busco a la señora D’angelo
—Si, te está esperando, cara… pasa—le señaló la puerta
Al entrar Emilia se encontró con una oficina muy amplia, al fondo de la misma se encontraba un amplio escritorio, detrás de él se encontraba la señora Constanza D’angelo.
—Pasa, cara, te estaba esperando, eh escuchado maravillas de ti
—Piacere—estiró su mano hacia Constanza—sono Emilia García
—Piacere, eh visto tus trabajos, tienes mucho talento—Constanza hablaba mientras se dirigía hacia los sillones hábilmente colocados a un lado de la oficina—en unos momentos Alicia te mostrará las instalaciones—se volteó a mirarla a los ojos—pero dime ¿Qué te hizo tomar la decisión de venir?—dijo mientras se sentaba y la invitaba a tomar asiento.
—Bueno, en realidad, es inexplicable lo que sentía por venir a Italia, fue un país que siempre me llamó la atención y cuando vi la oportunidad de estudiar aca me lancé de cabeza, y esta pasantía es una gran oportunidad para mi carrera, porque se que voy a poder aprender mucho más, y no solo mejorar mi currículum, sino que voy a poder conocer nuevas técnicas, explorar y explotar a fondo mi creatividad...—Emilia se emocionó tanto al hablar que causó en Constanza cierta nostalgia
Cuando terminaron de hablar Constanza le pidió a Alicia que le mostrara las instalaciones y principalmente el cuarto de diseño; mientras tanto ella llamó a la oficina de presidencia
—Buongiorno, oficinas de presidencia de Berardi è Soci ¿con quien tengo el gusto?
—Bianca, soy Constanza, pasame a línea directa con Alessander, per favore
—Entendido—se escuchó el sonido del intercomunicador y enseguida la voz de Alessander
—Madrina, buongiorno…
—Ven a mi oficina, ella ya llegó, necesitamos hablar
—¿Tan mala es?
—Aless, ven—Alessander rápidamente se levantó y salió de la oficina directo al piso veinticinco, al bajar del ascensor se encontró con constanza al pie de este
—Sígueme—le dijo, y se dirigió hacia el cuarto de diseño donde en ese momento se encontraba Alicia y Emilia—sabes bien que hace tiempo estoy enseñándole a Alicia todo para prepararla para el puesto—él asintió—pues ahora no solo existirá un puesto, la coordinación de diseña pidió un puesto doble, como ya sabes—él volvió a asentir—esas chicas que están ahí adentro tienen un potencial único, y quiero que ellas sean mis sucesoras