Caprichoso Destino - La historia de Emilia y Alessander

Capítulo 8 “Uruguay vs Italia”

 

Todo lo contrario a lo que Emilia quería pasó cuando llegó a su casa. Sus padres le tenían preparada una fiesta de bienvenida y todos estaban ahí, apreciaba mucho el gesto de su familia pero, ella estaba cansada, aun así, decidió poner su mejor sonrisa y disfrutar, sus sobrinos estaban tan grandes, y Rodrigo tan maduro, desde que había llegado él se había pegado a ella y se encargaba de decirle lo mucho que la había extrañado y que quería que Bruno estuviera lejos de ella, lo cual le causó gracia, Rodrígo solo tenía doce años y le daba razones y preguntas de una persona adulta, sin duda alguna eso se debía ser criado con su abuela y hermana...

Los días habían empezado a pasar muy rápidamente, la temperatura había empezado a aumentar y los árboles y plantas a florecer, el final del invierno ya se notaba, aunque faltaba un mes para que entrara la primavera. Emilia aún no había mirado el contrato, pero, sabía que era algo que tenía que hacer a la brevedad. Su tesis había sido aceptada y ya la había defendido, sin duda el tiempo que estuvo en Italia Constanza la había ayudado bastante, y no solo profesionalmente. Diariamente se mensajeaba con Alessia, Alicia, Constanza y Giorgio, mas, Alessander no le había escrito ni una vez. Lo que ella sabía era que se había refugiado en el trabajo para no extrañarla, Giovanni estaba al cuidado de sus abuelos en Nápoles…

—¿Emi, te vuelves a Italia en quince días?—le preguntó su madre llegando a la Barbacoa, Emilia y su padre voltearon a ver a Claudia quien tenía el boleto de avión en la mano

—Revisaste mis cosas—contestó Emilia y siguió picando papas para el estofado

—¿Es verdad lo que dice este boleto, Emilia?—ahora fue su padre quien preguntó observando el boleto

—No, no voy a volver—respondió seca

—¿Y entonces por qué tienes el pasaje con la fecha del diez de septiembre?—preguntó su hermano Ignacio entrando con leña para la parrilla

—No la atosiguen a preguntas, dejen que se decida—dijo mientras entraba Julieta con una bolsa de carbón

—Juli tiene razón, además tiene aún que ver el contrato para poder decidir—dijo Victoria colgando las llaves del auto en el llavero y saludando a sus suegros

—¡Familia!—gritó Matías con Antoine en brazos, a lo que todos rieron y Emilia decidió hablar

—Alessander me dió el pasaje por sí acepto el contrato, si lo hago mi vuelo sale el diez de setiembre a las cuatro de la tarde, contrato el cual aun no e leído

—Septiembre—la corrigió su hermano, Ignacio

—¡Ah! Nacho, deja de corregirme, además el término es aceptado por la Re...—Emilia fue interrumpida por su madre

—Dejen de discutir, siempre lo hacen por lo mismo, por Dios, niños

—Mamá… ya no somos niños—dijeron los tres al unísono

—Pero lo parecen—retrucó Victoria y todos rieron

Más tarde llegaron Lucas y Carla con su pequeña Kathy y la noche siguió con su curso, como cada vez que se juntaban a comer y llegaban de improviso a casa de sus padres los hermanos García cambiaban el menú, y pasaron de pensar en cenar estofado a cenar asado, Claudia ya se había dado por vencida, en fin, la lucha por la comida la tenía perdida en cuanto a sus hijos se tratara. Emilia no quería extrañar todo lo que vivía con su familia, no quería tomar una decisión equivoca. 

A la mañana siguiente se levantó temprano, agarró el sobre donde estaba el contrato y con él se dirigió a la cocina donde se encontraba su padre preparando el desayuno y su madre revisando unos papeles.

—Buenos días—dijo dándoles un beso en la mejilla a cada uno

—Buenos días—respondieron ambos

—¿Quieres algo?—le preguntó su padre quien estaba untando la manteca en las tostadas

—Un café, pero yo lo sirvo, seguí con las tostada que te quedan bien

—Eso lo decis para que te haga las tuyas—dijo riendo, a lo que Claudia y Emilia también lo hicieron—tas’ pasada, nena—le dijo mientras la apretujaba en un abrazo

—¿Ese es el contrato?—le preguntó su madre

—Si, lo voy a revisar

—Hija…

—Dime, pa

—Si tu felicidad está en Italia, con ese muchacho…—el timbre de la casa sonó y los perros salieron ladrando hacia la puerta, Claudia se levantó para ver quien era—ve tras ella

—Pero… papá mi vida entera está acá

—Tu vida está, donde vos estes, y donde elijas estar… solo tenes que pensar ¿dónde sos feliz?—Claudia regresó y se volvió a sentar—¿Quien era?

—Ah… un italiano buscando a Emi—respondió mirando los papeles y Emilia salió corriendo hacia la puerta, lo cual hizo que Claudia riera—era un muchacho vendiendo trapos de piso, compré tres—le dijo cómplice a Mateo y ambos rieron

—Eres mala con nuestra pequeña—le dijo entre risas

—Sabes cual va a ser el final de su decisión verdad—le dijo con una mirada triste a lo que Mateo asintió

—Mamá, eres una mentirosa, eran vendedores—se quejaba Emilia mientras se sentaba a un lado de su madre

—Lo sé, pero fue divertido…

Había pasado una semana desde que Emilia había leído el contrato, pero aún no estaba segura de su decisión, no era lo mismo irse por seis meses que irse por tiempo indeterminado.

—Emi, hija, ¿ya te despertaste?—le gritó su madre desde el pasillo

—Mamá si no me hubiese despertado hace una hora, de seguro me despertabas con tus gritos—le respondió saliendo del cuarto

—Es que ya son las nueve y tus hermanos están por llegar, además hay que preparar el postre y arreglar todo antes de las cuatro

—Ma, el postre lo hice anoche, ya está en la heladera, Matty y Vicky vienen a eso de las diez, Nacho dijo que ya estaba llegando porque tenía la carne, y a Lucas no lo esperes hasta las… hasta la una, va a llegar tarde, como siempre…

—Espero que cuando empiece el partido ya hayamos comido—dijo exasperada Claudia

El teléfono de Emilia sonó, era un mensaje de Alessander




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