Capítulo 9 “Mi nuevo hogar”

Nuevamente se encontraban todos en el aeropuerto despidiendo a Emilia, sus padres, hermanos, tíos y amigos. Las lágrimas estaban muy presentes en todos, desde que habían llegado al aeropuerto, Rodrigo no se despegaba de Emilia, al igual que el día que llegó de Italia.

—Ro, cariño, prometo llamarte a menudo, prometo que cuando vuelva te voy a visitar, nos vamos a seguir viendo—le dijo Emilia mientras lo abrazaba y las lágrimas mojaban su chaqueta

—No quiero que te vallas como mamá—le respondió el pequeño, a lo que Sofía solo cubrió su boca y lloró en el hombro de Pablo

—Cariño, yo te prometo volver, además Angelica está acá—dijo tocándole el corazón—tu mamá siempre está contigo, y si queres… te puedo prestar la mía mientras no estoy, mis hermanos mayores ya no la cuidan tanto—una sonrisa iluminó el rostro del niño y el de Claudia, quien le abrió los brazos al niño en cuanto se volteó a verla y corrió a ella.

Entre muchas lágrimas se despidió de todos cuando llegó el momento de despedida con su prima le dijo:

—Quiero un Streaming de tu boda, prometo usar ese vestido horrendo de color amarillo patíto—a lo que Andrea solo rió

—Alessander solo te quiere para él, tan egoísta que te hace volver un mes antes de mi boda—le contestó sonriendo

—Tiene miedo que me escape con la novia—ambas se rieron y sofía se les unió recordando su fantasía de arruinar bodas, esas que habían creado gracias a las novelas de la abuela de Sofía

—Algún día lo vamos a hacer—respondió Sofía

—Si, en tu boda—dijeron Emilia y Andrea juntas a lo que todos rieron y María junto a Lucía agregaron:

—Nos apuntamos

—Lo siento Pablo, pero el día que te cases vas a tener a la novia fugitiva—habló Lucía y todos volvieron a reír

Por los altavoces del aeropuerto, llamaron a arribar el vuelo con destino a Roma, Italia, el celular de Emilia sonó

—Ciao, Bruno… Oh caro mio… Si, si… aspettami all'aeroporto… Grazie, caro.

—¿Bruno?—preguntaron Luis, Pablo, Juan y Bruno al unísono, lo que hizo que Emilia se pusiera tan roja como un tomate

—Si, el hermano ligón de Aless—respondió María

—Me va a ir a buscar al aeropuerto.

Luego de eso y de que nuevamente la llamaron a abordar el avión nuevamente se despidió por última vez y se marchó.

Emilia iba ya una hora de viaje, y se seguía preguntando si había hecho bien, si esa era la decisión correcta, las lágrimas se juntaron en sus ojos al momento de recordar esa mañana:

Emilia se encontraba durmiendo plácidamente en su cama cuando un huracán de gritos y pisadas la empezó a molestar, se dio vuelta en la cama enrollándose en las mantas para seguir durmiendo. 

—Shs, no hagan ruido—hablaba Matías por lo bajo

—Callate vos—le retrucó Lucas

—A la cuenta de tres—dijo Carla 

—¡Tres!—gritaron Julieta y Victoria al mismo tiempo para luego tirarse sobre la cama de Emilia, la cual se sobresaltó, pero sin poder decir nada cuando sus cuñadas fueron seguidas por sus hermanos, y luego su sobrina, para cuando Emilia alfín pudo abrir los ojos habían siete personas además que ella en su cama, ¡Y con championes!

—Los siete se quitan los championes o se bajan de mi cama

—Mami, somos los siete enanitos y la tía la Bella Durmiente—dijo Katherine

—Kathy, es Blancanieves, no la Bella Durmiente—le contestó Ignacio

—Tío Nacho, la tía está dormida como la Bella durmiente

—Nacho, ya basta deja de discutir por todo—le dijo su hermano Lucas cuando este iba a retrucar a su sobrina

—Si dejala ya, es una niña—le dijo Emilia sentándose en la cama

—¡Ah, tía estás despierta! ¡Sorpresa!—le dijo Katherine con entusiasmo

Ese recuerdo la hizo sonreír entre las lágrimas, sin duda ella extrañaría a su loca familia, sus amigos, su casa, su país, pero, ese era un nuevo comienzo, el comienzo de una vida diferente…

Al llegar a Roma, Emilia estaba cansadísima, si bien había dormido en el viaje, estar dieciséis horas sentada en el avión no era lo más recomendable, ya era el mediodía y Emilia tenía mucha hambre, ya quería poder salir del aeropuerto para ir a comer.

—¡Bruno!—gritó en cuanto le vió fuera del aeropuerto esperándola, como habían quedado—Caro mio—dijo una una teatralización muy característica de Emilia

—Cara ¿Cómo has estado?—le preguntó mientras la abrazaba

—Muy bien, extrañando Italia

—Italia o a Aless...—le dijo sonriendo mientras guardaba las maletas de Emilia en el baúl del auto

—También—se rió—pero vamos a comer porque tengo un hambre que me muero

—Tu siempre metida en el drama—se rió—vamos bella dama, vuestro almuerzo nos espera—hizo reverencias como si de la reina se tratase, lo cual hizo reír a Emilia mientras se subía al auto

Al llegar al restaurante se dirigieron a la mesa reservada la cual era para cuatro personas, Emilia y Bruno se sentaron uno frente al otro y pidieron la entrada con bebidas.

—Bruno—lo llamó Emilia ya que él estaba viendo su celular

—Dime, cara

—¿Cuándo… cuándo me presentaras a tu pareja?—le preguntó con cierto pánico por su reacción

—¿De… de... qué… hablas?—sus manos comenzaron a temblar y a sudar por lo cual empezó a limpiarlas en el pantalón de su traje

—Bruno, por Dio, tranquilo… solo me da curiosidad, quiero conocerle, en los meses que he pasado con ustedes, nunca me le has presentado, si estuviera en su lugar me enojaría mucho contigo 

—No se por que lo dices 

—Bruno, por el amor a Dio, se que eres gay

—¿Co… como lo sabes?

—¿Por qué crees?—hizo como si se pusiera a pensar—Soy diseñadora, soy mujer, hermosa, tengo estilo, soy la futura novia de tu hermano… mhm...—Bruno la miraba como si todo eso fuera lo que ella necesitara para saber que el era gay—¿Bruno eres idiota o que?—él me miró impresionado—soy tu amiga, te observo, se que mientras Giorgio mira a Alicia y Alessander me mira, tu no miras a una chica, miras al ayudante del fotógrafo, el chico guapo de lentes que se pasea ciento cincuenta veces frente a Anabelle para que le mire, tambien se que hay alguien más por quien suspiras y supone que ya...mhm—todo el tono sarcástico y seguro de Emilia al encarar a Bruno se había extinguido cuando quiso preguntar