Caprichoso Destino - La historia de Emilia y Alessander

Capítulo 11 "Berardi García"

—Hermosa de papá—Dijo Alessander besando el vientre de Emilia

—Ander, apenas tengo unas semanas y tú ya le pusiste género, aún no sabemos qué será…

—Amore, es mi pequeño porotito, pero me haría muy feliz que fuera una niña—él sonrió—sería una nueva experiencia—Emilia lo besó

—Sin importar que… va a ser uno de los seres más amados de esta casa

—Mamma...—entró Giovanni a la sala corriendo, por lo que, ellos se separaron y se sentaron correctamente en el sofá—Gianna dice que cuando vayamos a Nápoles ella no irá, y yo quiero que ella vaya con nosotros

—Mi pequeño, ya te expliqué, mis hijos y mi esposo viven acá, en Roma, yo seguiré en la casa, pero no me puedo ir contigo—le dijo Gianna

—Cariño, ven acá—señaló Emilia—Vamos a venir a visitar a Gianna muy seguido, como a los tíos, te lo prometo

—Ahora campeón, es hora de ir a dormir—le dijo Alessander levantándose para ir a acostar al pequeño—ya vuelvo cariño—le besó la mejilla a Emilia—figlio, un bacio alla mamma—Giovanni se dirigió a Emilia para darle un beso en la mejilla y un fuerte abrazo

—Buona notte mamma, que descanses fratellino—dijo besando el vientre de su madre

—Buenas noches, il mio bambino

Cuando Alessander y Giovanni fueron a la habitación el celular de Alessander comenzó a sonar sobre la mesa central, Emilia se estiró hasta la misma y lo tomó en manos, el número no estaba agendado, por lo que emilia sólo silenció el teléfono para que ya no sonara, de él se encargaría Alessander más tarde, pero el celular volvió a sonar y Emilia decidió contestar, tal vez era importante:

—Bueno—dijo ella pero solo encontró una respiración del otro lado de la línea—Ciao ¿Quién habla?

—Ciao—dijo una voz femenina al otro lado del celular—creo… creo que me equivoqué de número al marcar, disculpe si la molesté

—Oh, no, cara, seguro querías hablar con Ander… 

—¿Es el celular de Alessander?¿Alessia?¿Alicia? escúchame soy yo… Soy Camilla—el mundo de Emilia se derrumbó a sus pies, ella sabía quién estaba tras el teléfono—Por favor, escúchame, no me cortes, quiero recuperar a mi familia, no sabes porque me tuve que marchar—las lágrimas se acoplaron en los ojos de Emilia

—¡Amore! Escuché mi teléfono sonar, ¿Quién era?—dijo Alessander tras Emilia, Camilla al escuchar la voz de Alessander llamar “amor” a otra mujer, se calló, Emilia se volteó y Alessander vió una lagrima caer de su mejilla, ella dio un suspiro y dijo:

—Camilla, te pasó con Alessander—le tendió el teléfono, él enseguida lo tomó en mano—me voy a descansar, no me siento bien, por favor, habla tranquilo, escuchala—se acercó a él y le besó la mejilla—te amo—Camilla pudo claramente escuchar la conversación que ellos habían tenido

—¿Qué quieres?—preguntó él de forma brusca

—Aless, necesito que me escuches, yo… yo no me fui porque no te quisiera, o porque no quisiera a nuestro hijo yo…

—¿Tu qué?—él la cortó—nos amabas tanto que ni siquiera cargastes a tu hijo una vez en brazos, ese es el amor que dices tener—él se rió—no voy a creerte ni una palabra, no se que es lo que quieres ahora, si quieres dinero, no pienso dártelo, tengo una familia a la que mantener, sabes… tengo a dos hermosos hijos y una mujer que está todas las noches a mi lado y no se marchó cuando creyó que ser madre era un paso para el que no estaba preparada

—Aless, no podía quedarme… escúchame per favore… quiero conocer a mi hijo

—Escúchame tú a mí, Giovanni es mi hijo, mío y de mi esposa—tras decir esto cortó, pero tras la línea Camilla Santoro había quedado hecha un mar de lágrimas, había perdido al hombre que amaba y a su hijo… no, a su hijo no, ella lo iba a recuperar, era suyo y no se esa mujer arribista de la que poco sabía.

Cuando Alessander llegó a su habitación Emilia ya se encontraba dormida, él se cambió y se acostó a su lado y la abrazó—Te voy a proteger—le dijo antes de cerrar los ojos

A la mañana siguiente en la habitación había música, la canción Hasta mi final por Il Divo, para ser específicos, Emilia con una sonrisa abrió sus ojos y se encontró con su hijo y una gran sonrisa en el rostro, miró a un lado y Alessander estaba con una cámara de video

—Figlio, amore, buongiorno

—Buongiorno, mamma

—Buongiorno, Rosse… Gio tiene algo que decirte

—¿Mamma, tu quieres ser mi mamma legal?—preguntó el pequeño y los ojos de Emilia se inundaron en lágrimas

—¡Oh, Dios mío! Claro que quiero mi bebé hermoso

—¡Genial, ahora podré decir que soy un Berardi García!—exclamó el pequeño

—Aún no, primero tenemos que hacer unos trámites con papá—le respondió Emilia

—Ah, sí por eso…¿ Mamma… tu… quieres… 

—¿Casarte conmigo?—terminó la pregunta Alessander sentándose en la cama con el anillo en la mano, y la cámara sobre uno de los muebles de la habitación, las lágrimas caían por las mejillas de Emilia

—Mami, no llores, si no quieres no hay problema—le dijo el pequeño mostrándole una sonrisa

—Dios—dijo en un suspiro—Alessander yo te dije que no me iba a casar nunca, oh por Dios, pero fue mi hijo quien pidió mi mano en tu nombre, eso es cruel de tu parte—dijo sonriendo—Si, si me caso contigo, pero… Solo civil Berardi, tendrás que hacer muchos méritos para que yo pise la iglesia vestida de blanco—dijo y ambos soltaron una carcajada

—Menos mal y dijiste que sí—Dijo Alicia entrando a la habitación, y fue seguida por Alessia, Helena, Bruno, Josue, Giorgio y Piero 

—Vamos anda, levántate, tenemos solo dos horas para que estés presentable para tu boda—le dijo Alessia

—Espera ¿qué?—preguntó Emilia

—Lo siento, Rosse, pero nos casamos en dos horas—le respondió él—no quería que tuvieras tiempo de echarte para atrás—Emilia se rió

—¿Y mi despedida de soltera?

—Cariño si quieres te puedo dar una en un rati…

—¡Alessander, estoy frente a ti!—exclamó su madre y todos comenzaron a reír




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