Caprichoso Destino - La historia de Emilia y Alessander

Capítulo 12 ¡Estoy embarazada! 

Como estaba previsto Alessander, Emilia y Giovanni viajaron a Uruguay, sin embargo viajaron una semana más tarde, Alessander decidió que ir a la tierra natal de Emilia la iba a ayudar a despejarse, después de los días en el hospital ella se había refugiado en Giovanni o su Valentíno, su valiente niño como lo había empezado a llamar, aún así, la luz en sus ojos se había debilitado, ya no brillaban como antes.

Al llegar a Uruguay como de costumbre su familia les esperaba en el aeropuerto, esta era la primera vez que la familia de Emilia conocería en persona a Alessander, aunque sí lo conocían por fotos y en videollamadas, la sonrisa del pequeño Giovanni se robó la atención de todos

—Vos escúchame—le dijo Rodrigo, el hermano de Sofía a Alessander—Emilia es mi hermana y aunque seas varios años más viejo, yo tengo más amigos pa’ defenderla, igual y te tiramo’ pa’ una zanja

—¡Rodrigo!—exclamó Sofía, pero todos se rieron y Lucas se acercó a Rodrigo

—El enano tiene razón 

—Ya, paren, dejen de intentar intimidarlo que no entendió casi nada de lo que le dijo Ro

¿Qué me dijo?—le preguntó en italiano

El enano se cree Pablo Escobar, cuñado, dijo que si le haces algo a Emi, vas a aparecer muerto, pero tranquilo eso es culpa de las telenovelas que mira con mamá—le respondió Ignacio en italiano

El ambiente se aligeró, Emilia Alessander y Giovanni llegaron a Montevideo en el auto de Sofía y Pablo, todos sabían que esa noche debían ir a casa de la Gran Magdalena Bianci, la cena de bienvenida casi estaba lista, Emilia aun así, se seguía mostrando reacia a ir a casa de su abuela paterna, ella y la anciana nunca se habían llevado bien, al llegar a la casa de Magdalena todo estaba como la última vez, la diferencia fue Lilith, sentada en una hamaca de patio, con un libro en mano y la mirada perdida, cuando sus ojos se encontraron con los de Emilia se acercó a ella corriendo, mientras derramaba algunas lágrimas y la abrazó, algo que tomó muy desprevenida a Emilia quien tardó en seguir el abrazo, sin embargo bromeo con ello:

—Lilith, si ese va a ser tu recibimiento de ahora en adelante vendré cada dos años

Lilith sonrió con ella y le dijo:—tienes una familia muy hermosa, no lo olvides nunca

—Lo sé, madrina, lo sé—le respondió con una sonrisa

Entraron a la gran casa de la Señora Magdalena, por supuesto nada que ver a la de los padres de Alessander, esa si era ostentosa pero hogareña, esta casa, sin embargo, derrochaba lujos, pero siempre había sido una casa fría, igual que la dueña, el único que le daba color a esa casa estaba muerto hacía años, el querido señor Garcia.

Cuando llegaron a la habitación Alessander le dijo a Emilia:

—Es… linda—lo cual la hizo reír

—Si claro, como no, es hermosa—respondió ella con sarcasmo—es una casa horrible, cuanto antes encontremos una casa para alquilar voy a ser la mujer mas feliz del mundo

—Rose, se que no te llevas con ella pero parece que no quisieras estar cerca de tu familia

—Realmente, solo quiero estar con Valen y contigo en nuestra casa 

—Creí que te haría bien estar en Uruguay—le dijo él con arrepentimiento

—Ander… Ander me duele—lágrimas cayeron por sus mejillas y Alessander la abrazo

—Rose, te prometo que va a pasar, te lo prometo

—¡No! Alessander lo que me duele es este lugar, esta maldita casa, me duele estar acá, cuando conozcas a Magdalena lo vas a entender—le dijo separándose de él y limpiando sus lágrimas

La hora de bajar llegó, Giovanni ya estaba jugando con su prima Katherine y su primo Antoine. Alessander se acercó a Emilia quien se miraba al espejo

—Estas perfecta, hermosa—le dijo mientras besaba su hombro el cual quedaba descubierto por su blusa

—Lo se, pero es porque estamos juntos—le respondió sonriendo

—¿Les vamos a decir?

—Es obvio que les tengo que decir que me casé—ella le mostró su sonrisa

—Rose, sabes a qué me refiero

—eh…

La puerta fue golpeada

—¿Si?—preguntó Emilia

—No se que tanto están haciendo ahí dentro pero es hora de que bajen, Mili, los estamos esperando—la voz de Sofía se escuchó al otro lado de la puerta

—Si ya estamos yendo

—No te veo—Emilia abrió la puerta de repente

—¿Ahora me ves?

—Más clara que el agua

Los tres bajaron entre risas y se encontraron en la sala de estar con toda la familia conversando y riendo, saludó a sus tíos y a su prima a quien aún no había visto, “la primer hora de la velada pasó tranquila, punto para Emilia” pensó ella.

Alessander se había acoplado bien a las conversaciones y cuando no entendía algo se lo traducían, todo estaba tranquilo, solo algún que otro comentario mordaz de “la vieja bruja” como la llamaban Emilia y Sofía o la señora Magdalena como era tan conocida.

—Ander, voy a tomar aire—le dijo al oído señalando la puerta con salida al patio

—¿Te sientes mal?—preguntó él, no muy alto pero lo suficiente para que todos pararan sus charlas y se pusieran a escuchar la conversación de ambos

—Ander, estoy bien, solo quiero tomar aire—le dijo muy dura, pero luego en un tono muy dulce—no necesito que me sobreprotejas siempre, estoy bien

—Esta bien, pero no tardes o Rodrigo me va a enterrar vivo—bromeo

Emilia salió al patio, el ambiente de adentro la estaba sofocando, si nada hubiera pasado la semana anterior hoy le estaría contando a su familia que un nuevo integrante venía en camino.

—Voy a fumar—le dijo Bruno a Andrea en su oído, ella solo asintió y le mostró una sonrisa

Bruno salió con la excusa de fumar, pero era solo para poder estar a solas con Emilia, Alessander parecía una mosca pegado a ella, bueno ese era el pensamiento de Bruno.

—Aún fumas...—comentó Emilia al sentir el olor a cigarro mezclado con ese perfume tan particular




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