Habían regresado a Italia, para pasar el resto de la semana como lo tenía planeado habían disfrutado del lugar y de sus amigos. Incluso habían ido a Modena Italia, para cenar en Osteria Francesc Ana, donde Sky había hecho una pasantía cuando era estudiante de gastronomía, de ahí salieron rumbo a New York.
—Tengo que ir al restaurante en cuanto lleguemos —Le comentó después de tomar agua.
—¿Vas a ir directo del aeropuerto? —Preguntó el ruso sentado a su lado.
—Sí, por el horario aún estará abierto y tengo que ir a revisar como va todo —Respondió antes de darle un beso en la mejilla.
—¿Que no se supone que yo soy el adicto al trabajo? —Preguntó Mijaíl, pasándole el brazo por los hombros.
—Créeme qué sí tu fueras chef, y conociéndote vivirás en el restaurante. —Dijo riendo.
—¿Así de serio es esto?
—Si y tienes que acostumbrarte, porque trabajo hasta muy tarde. —Le aclaró.
—Lo haré. Ahora lo que tenemos que decir es donde vamos a vivir. ¿Quieres volver a nuestra casa?
—No, será mejor que empecemos en otro lugar. —Respondió mirándolo.
—Bien, compraremos otra. Podemos quedarnos en un hotel hasta que...
—Mejor nos quedamos en mi departamento.
—¿No es muy pequeño? -Inquirió sonriendo.
—¡Oye! —Exclamó golpeándolo en el brazo--No es pequeño, cabemos perfectamente los dos, además mi cocina es una pasada. —Presumió Sky, sonriendo.
—Me has convencido, viviremos en tu pequeño departamento con una cocina de pasada. —Aceptó antes de besarla— Solo tengo una condición —Susurró dejando sus labios—
—¿Cuál? —Preguntó pasando una de sus manos por el cabello del ruso.
—Tenemos que estrenar la cocina. —Respondió sonriendo.
—Claro que sí, en cuanto vuelva del restaurante ¿Quieres acompañarme?
—Sí —Dijo antes de besarla.
Llegaron a New York alrededor de las ocho de la noche, fueron directo al restaurante italiano de Sky.
—¡Buenas noches! ¡Animalitos de la creación! —Saludó entrando a la cocina, Mijaíl la seguía sonriendo al escucharla.
—Buenas noches —Respondieron todos mientras seguían con su trabajo.
—¿Mucho trabajo? —Cuestionó en general.
—Está lleno —Respondió su sous-chef.
—Genial, me agrada eso. —Dijo tomando uno de los delantales. —Ven, tu te sentaras aquí y ahora estará tu cena —Le dijo mientras caminaba hasta la mesa que tenía en la cocina donde comían todo el personal— Te va a encantar. - Aseguró antes de besarlo.
—Estoy seguro de eso. —Dijo antes de sentarse.
—Ahora te traigo vino. —Habló antes de darse vuelta e ir directo a los fogones, antes de eso le pidió a uno de sus ayudantes que le sirviera vino.
—Gracias.
—¿Quién es el guapo? —Preguntó Amanda, encargada de las salsas.
—Mi esposo —Respondió tomando un poco de salsa para ponerle a la pisa que le estaba haciendo a Mijaíl.
—¡¿Qué?! ¿Cómo que estás casada desde cuándo? —preguntó sorprendida.
—Desde hace ocho años. —Respondió sonriendo.
—¿Estás bromeando?
—No, Mijaíl es mi esposo —repitió— Luego les contare toda la historia, pero créeme estoy casada desde hace ocho años con ese guapo.
—¡Felicidades!
—Gracias.
Terminó de preparar la pizza y la metió al horno para volver con Mijaíl.
—¿Te gusta le vino? —preguntó sentándose a su lado.
—Me encanta y me encanta verte trabajando, eres todo un espectáculo. —declaró antes de besarla.
—Lo sé —hablo con presunción poniéndose de pie— Te voy a dejar un momento más solo, voy a ver qué hace Jenny y luego regresare con tu pizza, disfruta el espectáculo. —le dijo haciendo una seña a su cocina, el solo asintió antes de beber de su vino.
Revisó la pizza antes de subir las escaleras que daban a la oficina donde Jenny estaba trabajando.
—Buenas noches ¿Cómo está mi contadora favorita? —habló Sky, entrando a la oficina.
—¡Hola! estoy muy bien ¿cómo te fue en Italia? ¿tenemos casa en Capri? —Indagó con una gran sonrisa poniéndose de pie para abrazarla.
—Claro que sí, solo que viene con Mijaíl —respondió separándose de ella.
—¿De qué hablas?
—No voy a divorciarme, de hecho, regresa mas casada.
—Repito ¿de qué hablas? —volvió a preguntar.
—Resulta que, en el viaje a Italia, Mijaíl y yo decidimos… —Le contó todo lo sucedido
—Pues felicidades, espero que les resulte —le deseó volviéndola abrasar.
—Yo espero lo mismo, solo tengo un problema.
—¿Cuál? —Preguntó.
—Se va a celebrar la gala anual de la empresa de Mijaíl, en Moscú y tengo que acompañarlo.
—¿Cuál es el problema?
—Que va a estar su hermana y tendré que aguantarla de nuevo.
—No creo que tengas que aguantarla, Mijaíl sabe lo que ocurrió, creo que puedes enfrentarla en ves de aguantarla. —Le recomendó.
—Creo que tienes razón, ahora voy a alimentar a mi ruso. -dijo sonriendo.
—Vaya usted.
Volvió a la mesa con Mijaíl, ya con la pizza una ensalada, se sentó con el para cenar, ya que terminaron le presentó a todo su personal, los cuales se sorprendieron de que dijera que era su esposo, aunque ninguno hizo ningún comentario.
—¿Dónde te quedabas cuando venias a New York? —Preguntó Sky, pues conocía a Mijaíl y sabía que no le gustaban los hoteles cuando tenía que quedarse por largos periodos en una ciudad.
—Tengo un departamento, pero le dije a Dereck que lo pudiera en venta —Respondió mientras saliendo del elevador del edificio donde estaba el departamento de Sky.
— ¿Porqué? —Preguntó caminando a su lado—Supongo que es más grande que el mío...
—No, no ibas a querer estar en ese departamento me gusta más el tuyo. —La interrumpió deteniéndose enfrente de la puerta.
—Entiendo. —Dijo sacando sus llaves para abrir la puerta.
—Ven aquí —Habló pegándole a él, para tomar sus labios con ansias—
—Entremos, no vivo en un pent-house y mis vecinos son algo... —No la dejo terminar volvió a besarla — ¡Jaíl!