—¿Estás bien, Sky? ¿Sucedió algo? —Le preguntó su ginecóloga al verla de nuevo en su consultorio.
—Estoy bien, creo —respondió sentándose enfrente de ella. —No pude quedarme embarazada —le contó preocupada.
—Eso es normal, es el primer mes del tratamiento. Te veo muy preocupada y no hay por qué estarlo, es momento de que disfrutes esto, tienes que dejar que el tratamiento haga efecto, como ya te había comentado se requiere por lo menos tres meses, y ustedes, apenas van en el primero. —intentó tranquilizarla.
—Dígame la verdad ¿si voy a poder tener hijos? —le preguntó afligida.
—Entiendo por lo que estas pasado, pero te aseguro que, si podrás embarazar te, solo tienes que relajarte y no obsesionarte, sé que puede ser difícil y posiblemente sea un camino largo para recorrer, pero te aseguro que si podrás. —le dijo pasándole un pañuelo.
—Es que antes parecía tan fácil y ahora.
—Lo sé, en este momento tienes que relajarte y disfrutar del proceso, porque después será más complicado con las inseminaciones.
—Queremos ir directo a la in vitro —le informó.
—Me parece muy bien, pero es necesario terminar estos dos meses que faltan de tratamiento, si no quedas embarazada comenzamos con el de la inseminación invito, así que Sky, te recomiendo que disfrutes estos meses por que el siguiente tratamiento es mucho más fuerte. —le recomendó.
—Si, está bien, eso haré —dijo poniéndose de pie.
—Deja de preocuparte, todo va a salir bien.
—Muchas gracias y disculpe las molestias.
—No es nada, hiciste bien en venir, cualquier cosa puedes volver o hablarme por teléfono.
—Gracias.
Se despidió de la ginecóloga, habían pasado quince días desde su periodo, así que se encontraba en sus días fértiles y no había tenido sexo con Mijaíl en todos esos días, aunque el ruso era comprensivo con ella y no había mostrado molestia por su actitud, así que en cuanto salió del consultorio de su doctora decidió ir a visitarlo a la oficina.
—Señor la señorita Mei Ling, está esperando en su oficina — le informo su secretaria— por más que le dije que no podía pasar, no me hizo caso.
—Está bien, yo me encargo. —le dijo el ruso que acababa de salir de una junta— Buenas tardes, ¿Que se te ofrece? —preguntó entrando a su oficina.
—¿Qué significa esto, Mijaíl? —inquirió enseñándole la orden de restricción.
—Significa que no debes estar aquí. —respondió pasando por un lado de ella.
—¿Por qué? ¿Yo que te hecho? —preguntó molesta tirando los papeles en el escritorio del ruso.
—Por dónde empiezo —habló sentándose— primero, me has arruinado un negocio multimillonario, lo cual lo dejé pasar por que sé que te lastime y acepto mi culpa —le enumero— segundo, intentaste arruinarme dos más, pero no pudiste por qué mis socios no tienen negocios con tu padre —le contó— Tercero y es el más importante, por el que me decidí a solicitar una orden de restricción en tu contra, es porque estas tratando de lastimar a Sky y estas metiéndote en nuestra relación.
—No es verdad ¿Quién te dijo esa mentira? —Preguntó molesta.
—No pensé que fueras así, pensé que eras una mujer más inteligente —le dijo con calma.
—Como te atreves....
Había tomado el metro para llegar a la oficina del ruso, saludo al portero del edificio antes de caminar hasta elevador, cuando llegó al piso de la oficina de Mijaíl, no encontró a la secretaria así que paso de largo y fue directamente a la puerta.
—Amor, he venido para... ¿Tú que haces aquí? —preguntó Sky, entrando de lleno a la oficina.
—Vengo hablar con Mijaíl, deberías tocar antes de entrar —señaló la china viendo caminar a Sky hasta donde estaba el ruso.
—Es la oficina de mi esposo y si quiero entrar sin tocar, entro —dijo antes de agacharse y besar al ruso.
—Mei, será mejor que te vayas, si no quieres que haga efectiva la orden de restricción. —le advirtió el ruso viendo como Sky se sentaba en su regazo.
—¿Cómo te atreviste a ser esto? —gritó furiosa al ver cómo no dejaba que se sentada, a ella jamás se lo permitió.
—Ya te dije por qué, así que por favor vete.
—Deberías tener un poquito de dignidad. —le recomendó Sky, enredando sus brazos en el cuello del ruso.
—No estoy hablando contigo.
—Pero yo si estoy hablando contigo y quiero que nos dejes en paz, ¿Que parte de que estamos juntos, no has entendido? —le preguntó sin moverse del regazo del ruso.
—Eso es lo que tú crees, pero cuando...
—Mira, china desabrida —dijo poniéndose de pie— si crees que voy a creerte solo porque me mandaste una foto donde se ve que estas besando a Mijaíl, pues no te creo porque resulta que desde que regresamos de Italia estamos viviendo juntos y yo le preparo el equipaje cuando viaja, por lo que ese truquito no funciona, es mi esposo, no es mi novio, yo sé lo que hace en el día, que desayuna, que come y que cena, sé que ropa lleva puesta y si necesita algo, soy su esposa, así que deja de estar jodiéndonos la vida y vete a envenenarte con tu veneno a otro lado —le dijo mientras caminaba hacia ella.
—Mei Ling, será mejor que te vayas y no vuelvas a molestarnos, si vuelves hacerlo me veré en la penosa necesidad de hacer efectiva esa restricción. —habló al ver que la china se quedó sorprendida con lo que le había dicho su fiera.
—Ya oíste ¿qué esperas para largarte y salir de nuestra vida? —inquirió Sky, abriendo la puerta del despacho.
—Está humillación me la vas a pagar. —amenazó al ruso.
—Tu sola has venido aquí y ya ha sido suficiente, si vas a intentar hacerme daño en los negocios, solo te recuerdo que yo se los negocios sucios que tiene tu padre, todas las leyes que infringe, así que piensa las cosas antes de actuar, porque esta vez no voy a dejarme. —habló con seguridad Mijaíl, poniéndose de pie.
En el rostro de Mei Ling se pudo ver el coraje antes de salir de la oficina del ruso, sin emitir ninguna palabra.
—¡Oh, por dios! —exclamó Sky cerrando la puerta— ¿Por qué te gustan las brujas locas? —inquirió girándose para encontrarlo justo detrás de ella.