Carmín para el Ruso.

Helado de chocolate

—Por fin apareces ¿Por qué llegas a esta hora? —le preguntó viéndolo entrar a la cocina con una caja de pizza.

—Traje pizza —respondió sonriendo.

 

—Hummm, te perdono solo por la pizza —le dijo haciendo que sus ayudantes ese día se rieran.

 

—Menos mal —habló antes de besarla de forma casta— ¿En qué quieres que te ayude?

 

—Ya casi terminamos, lo que queda lo tengo que hacer yo. —dijo abriendo la caja de pizza.

 

—Bien, puedo darte un masaje en los pies por no haber llegado temprano —le ofreció abriendo el refrigerador.

 

—Aceptó —respondió sonriendo—vengan a comer —Les dijo a las cocineras.

 

—Gracias —dijeron sentándose enfrente de ella.

 

—¿Qué tal fue con Sky de jefa? —inquirió con curiosidad sentándose a su lado.

 

—Muy bien.

 

—Es muy buena.

 

—Soy la mejor —dijo riendo abriendo la botella de agua que le había dado el ruso—Cuándo ponga un restaurante aquí, se las robare a tu mamá.

 

—Creo que no le gustará escuchar eso.

 

—La convenceremos.

 

Terminaron de comer pizza para luego subir a la habitación que había sido de Mijaíl cuando vivía con sus padres, se dio un baño mientras él hacía unas llamadas.

 

—Ahora quiero mi masaje —dijo acostándose en la cama envuelta en una bata de baño.

 

—¿Quieres uno con final feliz? —inquirió quitándose los zapatos para acompañarla en la cama.

 

—No lo sé, posiblemente. —respondió acomodándose sobre las almohadas— pero primero los pies.

 

—Es muy exigente señora Orlova. —habló quitándose la camisa quedando solo en pantalón.

 

—No me digas así. —lo señaló con el dedo observando los brazos y torso del ruso tatuados, podría olvidar el masaje de los pies pensó.

 

—Estamos en Rusia puedo llamarte así —le recordó subiéndose sobre ella.

 

—¿El masaje? —inquirió cuando lo tuvo frente a frente.

 

—Ahora te lo doy.

 

Atrapó sus labios en un fogoso beso, su lengua recorrió cada parte de boca, robándole el aliento las manos de Sky recorrieron sus brazos y su espalda, mientras las manos del ruso abrían la bata.

 

—Creo que nunca hemos hecho el amor aquí —susurró dejando sus labios para besar su cuello.

 

—Y vamos a seguir así. —dijo sintiendo las manos de Mijaíl masajear sus tetas.

 

—Por supuesto solamente voy a darte un masaje, de hecho, ya empecé —le dijo con descaro antes de volverla a besar.

 

—Parece otra cosa —habló dejando sus labios.

 

—Estás cansada, por eso no entiendes bien lo que estoy haciendo. —contradijo girando en la cama dejándola sobre él.

 

—Jamás me han hecho un masaje así. —comentó sentándose, el ruso se incorporó acariciando desde sus músculos pasando por su cadera y volviendo a tomar las tetas apretándolas.

 

—Soy un profesional —susurró sobre sus labios ates de besarla, aprovechando para quitarle la bata dejándola sobre él completamente desnuda–Nunca has ido con un profesional del masaje como yo.

 

—Puede que sea eso. —llevó sus manos hasta el pantalón del Mijaíl desabrochándolo, metiendo su mano, tomando la polla dura del ruso— Porque por lo general no pudo tocar al masajista.

 

—Conmigo el servicio es completo.

 

—Todo un profesional —musitó moviendo su mano de arriba abajo sobre la polla de Mijaíl.

 

su lengua lamió desde su cuello hasta uno de sus rozados pezones succionando con calma haciéndola gemir, mordió cada uno de ellos antes de volver a sus labios y besarla mientras giraba en la cama para dejarla debajo de él, dejo sus labios para besar su cuello bajando por su cuerpo dejando un camino húmedo de besos.

 

—Jaíl...—Gimió al sentir su lengua caliente entre sus pliegues.

 

—Shhh —dijo antes de tomar su clítoris con sus labios, succionando con calma.




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