CARTA QUE NO DÍ A MI PADRE
Esta carta la escribí en el 2007, como muchos de mis escritos, quedó guardada pues el tema es algo fuerte y no me hubiera gustado incomodar o hacer sufrir a alguien. Han pasado 16 años y tristemente en el presente ya quedamos pocos, así que decidí publicarla. Al final escribiré algunas impresiones.
CARTA QUE NO DÍ A MI PADRE
Señor Juan, debo reconocer que los recuerdos e información sobre usted son pocos. Tengo la imagen de un hombre alto, robusto, extrovertido, vestido con ropa a juego y olor a colonia.
Esto es lo que hay en mi memoria.
- En una de las casas que habitamos en Cancún, las paredes fueron invadidas por cangrejos azules y usted hizo algo para sacarlos.
- En el comedor de empleados de un hotel en Isla Mujeres, donde usted trabajaba, nos servían agua de papaya en desayuno, comida y cena.
- Nos llevó a conocer “El Garrafón” en Isla Mujeres; hacía frío y el viento hizo que el gorro de mi hermano Julio volara y cayera en un sitio lleno de peces, usted intentó recuperarlo y no pudo.
- A veces se sentaba usted en el patiecito delantero de la casa que mi mamá compró en Cancún a tomar cubas con mi abuelito Andrés.
- Un hombre en bicicleta circulaba en la banqueta y embistió accidentalmente a mi mamá, usted enfureció y quiso golpearlo
- Nos llevaba a comer unas deliciosas tortas de jamón en un lugar llamado “El veloz”. También tacos de una carne que sabía a frijol con puerco.
- Una noche, caminábamos por la calle y usted decía: ”Feliz Año” a cada persona que se cruzaba con nosotros.
- Nos llevó a un campo de futbol cercano a la casa a volar un papalote grande de plástico en forma de pájaro. Un hombre se acercó y pidió que le permitiera dibujar el contorno en la pared de su tienda, pues haría una pintura. Usted sostuvo el papalote y, mientras él trazaba con un lápiz, mencionó que, al igual que el pájaro, era un Ave de Paso. El hombre quedó encantado con la frase y dijo que ese sería el nombre de la tienda. Ciertamente cada que pasábamos por ahí, veíamos, abajo del pájaro color rojo, la frase Ave de Paso.
- Cuando mi mamá hacía tamales de pato o armadillo, usted llevaba a un amigo que tenía un carro muy raro.
- Una noche llegó usted tambaleándose pero no estaba borracho, era una broma para asustar a mi mamá.
- Había personas en la casa y me lastimé con algo, entonces lo llamé llorando pero usted no hizo caso de mis berridos. Ahí se comprueba la teoría de que los niños muchas veces lloran para tener atención.
- Tenía usted una suscripción a la revista Selecciones del Reader’s Digest, así que cada mes llegaba el ejemplar a la casa y yo lo leía completo. Por ese medio adquirió la música de Fiebre de Sábado por la Noche con Bee Gees, Disco Samba, Pérez Prado, Pedro Infante, Jorge Negrete y el inolvidable álbum de cuentos y canciones de Cri Cri que fue una de las mejores cosas de mi infancia. Cuando usted estaba el tocadiscos no paraba de sonar.
- Un día mi mamá le platicó que había muerto un compañero de su trabajo llamado Baltazar y usted la acompañó al velorio.
- Íbamos en un camión y mi mamá nos indicó con el dedo que usted estaba en un local platicando de cerca con una muchacha. Nos bajamos y, cuando entramos a la tienda, la chica se escondió en la parte trasera, al parecer ustedes pelearon.
- Habían pavimentado la avenida que estaba a la salida de mi calle y me encontraba ahí, jugando sola con unas piedritas. Usted llegó a despedirse de mí y luego se marchó. Lo vi alejarse y pensé, ¡Lo quiero tanto! Olía a chapopote y mi mirada iba de mi short rosa manchado de negro a su figura desapareciendo.
No entiendo por qué señor padre pero, a pesar de que puedo narrar a detalle eventos de mi infancia, no lo ubico como parte de la casa, comiendo en familia, jugando o dando amor. ¿De verdad vivía con nosotros? Tengo la sensación de que era un visitante.
- Mi madre trabajaba todo el día así que mis hermanos y yo solíamos estar solos.
- Vi a mi hermano Julio correr aterrorizado hacia un árbol al cuál subió rápidamente. Usted apareció y me preguntó en dónde estaba. Lo delaté por miedo, a pesar de que no solía maltratarme. Lo vi golpear salvajemente a mi hermano, no paró hasta que le dejó la cara llena de sangre. Sabe, él siempre me lo reprochó.
- Ya estaba dormida cuando unos gritos me despertaron. Usted daba golpes a mi mamá y la empujó contra la estufa haciendo que cayera. Busqué en mi mochila y encontré una tijera escolar de punta redonda. A pesar de que parecía un loco, la clavé en su espalda creyendo que le haría daño.
- Días después lo vi en un lugar donde alguien me preguntó si prefería quedarme con mi mamá o con mi papá.
- El día del cumpleaños de mi hermano Ernesto, usted llegó con un pastel blanco que se veía exquisito. Apenas se marchó, esa delicia fue a dar al bote de basura sin que pudiéramos probarlo pues al parecer estaba hechizado.
- Una amiguita de la escuela me acompañó a casa. Me pidió un vaso con agua y fui a buscarlo. Al regresar me preguntó si usted era mi papá. Le contesté que sí y me contó que le dio un beso y le dijo que era bonita.
- En la nochebuena, llegó usted a la casa pero estaba de visita un amigo de mi mamá que aparecía en nuestra escuela y nos compraba dulces.
- Vi que usted y mi abuelo estaban bebiendo cubas como solían hacer tiempo atrás. De repente usted lo golpeó, lo tiró al piso y lo pateó repetidamente hasta dejarlo en un charco de sangre. Mis hermanos y yo nos agachamos sobre él pero usted gritó que no lloráramos por ese maldito perro. Los vecinos llamaron a la policía y usted huyó. La ambulancia llegó al mismo tiempo que mi mamá. Escuché que los policías interrogaban a los vecinos y uno de ellos dijo que era terrible que lastimara a un anciano. Mi abuelo tardó para recuperarse de las costillas, dientes rotos y 7 puntos en la cabeza.