Cartas de mamá

Cuidando de ti

Sabit Palacios

Las horas siguientes fueron totalmente frustrantes, mi familia me estaba apoyando y Stacy estaba en casa con sus primos y abuelos maternos.

Fui a mi casa tome una ducha estuve un rato con mi hija como casi obligado por mamá y luego regrese al hospital, mi hermano vino con mis padres y empezó a investigar sobre la familia de Ariel ya que Aurora menciono que ellos eran los responsables, por alguna razón nadie logro atraparlos cuando escapaban.

Aun no me daban noticias de Ariel, la noche llego al igual que el día siguiente sin novedades, mi hermano vino con un café y unos bollos se sentó a mi lado me tendió la bolsa y negué.

—Cuéntame que averiguaste—este negó y señaló la bolsa de papel con el café y dándole una mala mirada lo consumí ya que de nada me vale negarme, pues no hablara hasta que no coma.

—Ya termine—dije algo molesto.

—Ni porque eres un hombre con una hija y otro en camino deja de ser mi pequeño hermano berrinchudo—musito sonriendo.

—Bueno, ellos son una familia inglesa con dinero bueno la abuela era la millonaria, cuando murió dejo todo a Ariel en su testamento, también una clausura de que si moria nadie obtendría dinero y que al cumplir 27 años si estaba casada podía repartir todo como mejor pudiera, pero sí tenia un hijo antes este pasaba a hacer el heredero universal. según lo que investigamos ellos y su hijo mayor maltrataban Ariel incluso fue  parar al hospital con brazos rotos o costillas rotas, pero nunca se abrió un caso, en fin la abuela lo descubrió y la cuido, pero al morir la chica quedo desamparada y su amiga Aurora le dio un techo y comida, su hermano y padres hacia que la despidieran de los trabajos amenazando, el padre es capitán de la policía por eso nunca han podido hacer nada contra ellos, todos sabían de sus maltratos y machismo contra su hija pero nadie dijo o hacia algo—me quedo gélido ante tanta crueldad de quienes deben amar y proteger.

—¿Qué me recomiendas?—fue lo unico que salió de mi boca.

—Desde que ella este bien vete a Nueva York desde haya pediremos ayuda para que el testamento de su abuela se cumpla, por su embrazo diremos que no puede viajar para que ellos lo hagan y una vez estén en Nueva York es tu decisión si les permiten que estén a la sombra de tu familia o no—se puso de pie y se marchó.

—Señor Sabit su prometida ha despertado, lo dejaremos pasar cinco minutos ya que ella preguntó por usted, no la altere—me dice una enfermera y la sigo, Ariel ya está en una habitacion.

Verla en ese estado me destroza el alma completamente, ella apenas puede abrir un solo ojo su rostro está morado e hinchado.

—¿Dime como está mi bebe y Stacy?—pregunto en un hilo de voz.

—Los dos están bien gracias a Dios, nuestro hijo se aferra a tu vientre como todo un guerrero y nuestra hija está en casa angustiada porque su madre por elección está enferma—las lágrimas empiezan a correr por su rostro.

—Cálmate que nuetsro bebe necesita que estés bien, me dijeron que no te alterara, Aurora también está bien no supe a quién llamar por ella, pero la iré a ver y decirle que estás bien, no quiero perturbarte, pero deseo llevarlas a ti y tu amiga conmigo a Nueva York, ya descubrí que fueron tus padres y hermanos que le hicieron esto y por lo que descubrimos son gente de cuidado, solo piénsalo, por mi, por Stacy, por Aurora, pero sobre todo por ustedes—digo llevando mi mano hasta su vientre con sumo cuidado, ella tiemble ante mi toque y siento que me teme.

—Yo jamás te lastimaría, bueno lo hice pero fue por miedo, tu me gusta y demasiado lo que me dio temor, no queria olvidar a Anaís y fallarle a mi promesa de no hacerlo, pero cada que pienso en ti todo mi cuerpo reacciona, yo...

—Por favor dile que me duele mi pie y mi  brazo, bueno todo necesito algo—me acerco y con mi pañuelo limpio su rostro.

—Perdóname—musito ella me mira por unos segundo y luego cierra los ojos, sonrió con tristeza antes de salir a pedir que le pongan algo para el dolor.

Entro a la habitacion de Aurora y esta me mira en sus ojos veo miles de preguntas, acerco la silla y me siento a su lado.

—¿Cómo te sientes?—la interrogo.

—Me siento como si me hubiera atropellado un tren, peor debo decir que bien por educación—responde haciéndome negar, no la he visto mas que un par de veces, pero sin duda su humor es negro.

—Me imagino, quiero que sepas que Ariel despertó ella y el bebe estaran bien con mucho descanso, yo quiero que ustedes se vengan conmigo, pues ya investigue sobre su familia y aquí no puedo destruirlo como lo haré en Nueva York tu debes convencerla—ella me mira varios segundos mueve su cabeza de un lado a otro.

—Si lo haces por el bebe ella no aceptará, es muy orgullosa, prefiere pasar hambre que dar lástima—expresa, sé que conoce bien a Ariel son mejores amigas.

—Ella me gusta, no puedo decir que este enamorado o la ame, pero elal me interesa mucho quiero conocerla, cuidarla y protegerla al igual que a mi hijo, además sé que sus padres no pararan hasta dañarlas a ambas piensa en todo eso—le dije, ella asintió una lágrima se le escapó y la limpio rápidamente.

—Podrías averiguar si en una silla de ruedas podría ir a verla, no estaré tranquila hasta no hacerlo—pide y asiento, averiguo y dicen que sí.

La llevo y las dejo solas espero que ella la convenza porque si no tendré que hacerlo por las malas y es lo que menos quiero, pero cuando toca, toca.




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