Casada Con Un Inmortal [ Libro 1 ]

Capítulo 11 - Ashley.

 

Los tres meses anteriores a la boda de mi madre pasaron rápidos... Aunque mi madre anciosa por convertirse en la señora Caldo, insistía en que el tiempo pasaba irritablemente lento. Pero por fin estaba llegando el día y para ello nos trasladamos a la isla Luna. Me resultaba difícil imaginar que a nuestro regreso, Regina ya no viviría con nosotros en la mansión Luna. Aquello, desde ser conocedora del enlace de mi madre con don Esteban Caldo, me había hecho inmensamente feliz pero ahora, a escasos días de la boda... Me preguntaba como sería ahora mi vida. Aquella duda me asaltó unas noches antes del día del enlace, lo que me llevó a abandonar la cama en plena desnudez y observar la isla desde un gran ventanal. 

 

- Vuelve a la cama... - Me susurró Geovanni al oído y mordió mi oreja, aquello unido al repentino contacto de su mano con mi piel desnuda, me excitó. Me volví hacia mi esposo y subí mis brazos sobre sus hombros. Geovanni me levantó por la cintura y mis piernas se aferraron a su cuerpo, mientras nos besábamos. Desplomada sobre la cama arqueé mi espalda y me retorcí de placer cuando sentí a Geovanni dentro de mi.

 

 

El día siguiente se presentó nublado lo que enfureció a mi madre, quien pagaba su disgusto con las pobres doncellas que se habían trasladado con nosotros a la isla, para atender a nuestros invitados y ayudar con la preparación de la boda. Ellas serían sin duda las que mas celebrarían la salida de mi madre de la mansión Luna. 

Tras el desayuno Geovanni me comentó su intención de visitar a los señores Lopez, a los que no había vuelto a ver desde nuestra última estancia en la isla Luna, aunque sabía bien que Geovanni se escribía con ellos e incluso que los señores Lopez le mandaban fotos de su hijo menor, ahijado de Geovanni. Para mi fue un placer ofrecerme a acompañarlo y en nuestra visita llevamos con nosotros a nuestra pequeña Elisabeth. 

 

La señora Laura se deslizo en halagos con Elisabeth, y Geovanni se mostró feliz no solo de que sus amigos conocieran a nuestra hija, también se alegró de encontrar allí a los tres hijos del matrimonio. La mañana en compañía de la familia Lopez fue entretenida, pero acabé realmente cansada y me hizo desear que ojalá Geovanni no quisiera tener mas hijos.

 

- Elisabeth necesitará hermanos para no crecer sola. - Fue la respuesta de mi esposo cuando me atreví a mencionar mientras paseábamos, el enorme trabajo que debía de tener la señora Laura con tres hijos.

 

- Yo crecí sola y no me ha ido mal. - Contesté quizás mandándole una clara indirecta del desagrado ante la idea de quedar de nuevo embarazada. Lejos de responderme, mis palabras lo hicieron sumirse en sus pensamiento durante el resto del paseo. 

 

 

A nuestro regreso a la mansión de la isla Luna nos recibió Elisa y la nana de Elisabeth, la cual se hizo cargo de ella y Elisa nos comentó que un tal Nicolás Luna esperaba en el despacho de Geovanni. Nada mas escuchar el apellido Luna me pregunté si sería familia de Geovanni y eso me hizo pensar que desconocía todo de él. Quien fue él antes de ser inmortal, quienes fueron sus padres, si habría tenido hermanos y sobretodo si aun tenía familia. ¿Quien era Nicolás Luna?. 

 

- Geo... - Nicolás Luna se acercó hasta nosotros nada mas pisamos el despacho y estrechó su mano con Geovanni. - Siento haberme presentado así de repente. - Se disculpó con él.

 

- Esta es tu casa. - Le respondió Geovanni. Nicolás sonrió y me pareció un buen hombre por aquella sonrisa sincera y despreocupada que dedicó a Geovanni, en sus ojos pude notar afecto por él. Eso me agradó pues aunque desde que lo conocí Geovanni siempre había estado rodeado de gente, en su mayoría no eran mas que puros interesados en el estatus y riqueza que él poseía... Así como mi madre y yo misma lo habíamos sido.

 

- Tú debes de ser la señora Luna. - Nicolás me dedicó una sonrisa igual de sincera. Asentí y Nicolás tomó mi mano besándola. - Me complace decir que eres mas bella que Regina. - Me alabó.

 

- ¿Conoces a mi madre?. - Pregunté. 

 

- La conocí cuando tenía dieciséis años. Por entonces era una bella muchacha, pero aunque soy consciente de que sigue siendo una bella dama, un corazón como el suyo vuelve fea a cualquiera. - Las palabras de Nicolás me dejaron de piedra, era la primera vez en mi vida que oía a alguien expresarse así de mi madre y no necesité preguntar de que se conocían, pues él se había expresado de Regina del mismo modo que ella siempre lo hacía de mi padre. 

Me encontraba frente a mi padre...

 

 

Regina no tardó en ser conocedora de la presencia de Nicolás Luna allí y no dudó en irrumpir en el despacho. Para cuando lo hizo nos encontró a los tres plácidamente conversando y aquello le molestó, la conocía lo suficientemente bien como para entender sus miradas y en aquella ocasión sintió que yo la había traicionado.

 

- Regina. - Nicolás se puso en pie. - No puedo creer que al fin hayas encontrado a un hombre miserable cubierto de dinero con el que casarte. - Se aproximó a ella lo que hizo a Geovanni levantarse de inmediato, por mi parte no me moví siquiera... Era la primera vez en mi vida que tenía frente a mi a mi madre y a mi padre.

 

- Nicolás. - Geovanni quiso calmar la situación pero se percató de no haberlo conseguido cuando Regina dio una bofetada a Nicolás. 

 

- El único hombre miserable aquí eres tú. - Respondió mi madre cerrando su puño y lo invitó a salir de allí. - No vas a estropearme la boda así que fuera de la isla.

 

- Tan encantadora y chistosa como siempre. - Contestó Nicolás que sonrió. - Solo abandonaré la isla si así me lo pidiera Geo o nuestra hija. - Al decir aquello los dos me observaron y pude ver la expresión que tomó los rostros de cada uno de ellos ante mi desconcierto. Mi madre solo vio en mi la posibilidad de echar a aquel hombre de allí.



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En el texto hay: familia, romance, amor

Editado: 25.01.2021

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