Alessandro
—Por favor no lo haga— escucho su voz angustiada, y me giro para verle el rostro.
—Deme un segundo— pido a la persona que me ha respondido.
—No tengo tiempo para esto, o te casas o vas a la cárcel, no hay más opciones, ¿Entonces?
—Puedo pensarlo— el mentón le tiembla y tiene los ojos cristalizados a punto de llorar.
—No— se asusta ante mi tono fuerte, ver su reacción me hace querer disculparme, sin embargo, es una ladrona.
¿Y por qué quiero casarme con ella?
Es una idea estúpida, siendo sincero esa cara bonita sería un desperdicio enviarla a prisión, me divertiré teniéndola en una cárcel de oro pagando por tomarse el atrevimiento de robar en mi empresa.
—Está bien, me casaré, pero no lo amo y nunca lo haré— masculla, y quiero reírme de ella.
—No necesito amor, apenas y te conozco, ni siquiera sé qué haces aquí cómo es que llegaste hasta esta sala. Además “amor” es una de las palabras que no se usa en mi diario vivir.
—No voy ha…
—No tengo tiempo de seguir con esta conversación, vendrás conmigo y hablaremos por la noche— claudico, abro la puerta e inició a caminar.
Al no escuchar sus pasos me devuelvo para darme cuenta que está sostenida de la mesa, con sus manos cubre su boca y ahoga un sollozo, quizás no entendió que debe seguirme, no pienso dejarla escapar, me ha robado e iniciará a pagar su condena.
—Puedes darte prisa, te llevaré…
—Señor, no sabía que había vuelto— Alejandro uno de mis empleados se acerca con pasos temerosos.
—Nunca me había alegrado tanto verte, necesito un favor, debes quedarte con…
—Aitana, ¿Estás bien? — cuestiona dirigiéndose a la chica, enarco una ceja.
—¿La conoces? — cuestiono, soy un tonto alguien tiene que conocerla de que otra forma pudo entres, ya me encargare de averiguar todo sobre ella.
—Si, ¿Qué ha sucedido?
—Necesito que te quedes con ella, no la pierdas de vista, si llega a irse me las veré contigo— Alejandro se queda petrificado, con el rostro lleno de preguntas—, ahora necesito tu número de teléfono y dirección— me dirijo a ella.
Se recompone del llanto y me proporciona lo que le he pedido, no estoy seguro de mi decisión, pero no tengo otra opción. Se marchan y cierro la puerta con llave, me aseguro que quede segura nadie puede hacer lo mismo.
Me voy a la oficina de mi padre, tenemos una conversación en pausa, después de su fiesta arreglaré mi boda. Estoy ansioso por que ese día llegue, “Yo casado” es algo que nadie se lo espera.
****
Entro a la oficina y me encontró a Albert, bebiendo una copa, me sirvo whisky y me siento a su lado, me palmea la espalda y sus ojos me analizan de una forma extraña.
—¿Has elegido a una esposa? No quiero morir sin verlos casados, tu hermano carga una sonrisa enorme, creo que ya conoció a alguien.
—Padre, que bien por Christian, sabes que nunca he querido a una esposa.
—Piensa en la fortuna de los Castelo, no es que no quiera a Christian, pero hay algo que no me convence de en los negocios— deja salir un suspiro cansado.
—Cambia la cláusula— comento, sirviéndome otro trago.
—No, es algo que impuse y así va a quedarse, daté prisa.
—Eres un viejo zorro— nos reímos y me quedo con la interrogación de saber quien es la chica que conoció mi hermano.
Su secretaria entra sin pedir permiso e informa que el auto nos espera, nos marchamos, lo acompañó a revisar el restaurante que rentó para la fiesta, es grande con sillas y mesas, manteles blancos con sobre mantel rojo haciendo juego con las fundas de las sillas, es bastante extenso y tiene dos niveles en la parte de arriba hay una terraza privada donde puedes disfrutar de una vista espectacular me muestra la mesa que reservo para nosotros, luego indica donde irá el cantante que contrató para animar la fiesta, es un viejo con alma joven.
Lo dejo solo, después de grabarme el lugar donde debo estar en unas horas decido llamar a mi secretaria para preguntar los pendientes y si hay algún documento que firmar que me lo haga llegar a mi casa ahí los revisaré y solucionaré todo.
***
No soy hombre de trajes, pero en esta ocasión he mandado a diseñar uno especial, quiero hacer sentir bien a mi padre, abro la puerta de mi habitación y lo primero que veo es la bolsa que resguarda el vestuario que usaré, me voy a la ducha y decido retocar mi barba.
Después de darme un baño me visto con un traje de tres piezas, camisa blanca, saco y pantalón negro, peino mis hebras con los dedos, tengo cabello negro largo, me lo ato en un moño a una altura media del cerebro, me lo he dejado crecer desde el último viaje al que fui, me gusto cómo queda y he decidí adoptar este estilo, uso botas con el traje, el vaquero es de una lona especial.
Bajo a la sala, mi ama de llaves me ha informado que un mensajero llego con unos documentos, los reviso y dejo mi firma, el chico espera en la parte de afuera, tomo las llaves del coche y salgo. Tras entregarle los documentos lo veo desaparecer en una motocicleta, siento el deseo por llevar una a la fiesta, sin embargo, me voy en auto.