Grace
Vaya que el tiempo se burlaba de nosotros en nuestra narices, no podiamos creer que había pasado ya un año que Damián y yo estabamos casados. Hoy es nuestro primer aniversario como marido y mujer. Desde hace unos meses he preparado algo para esta fecha especial y se que él también lo ha hecho, lo conozco tan bien y aunque no sepa que me tiene preparado se que me gustará.
De repente unos brazos me envolvieron por la espalda hasta rodear toda mi cintura y su calor me hacía sentir segura.
—Buenos días mi angelito— murmuró mi esposo cerca de mi oido para después depositar un beso en la curvatura de mi cuello.
—Buenos días mi amor— respondí dandome vuelta para quedar los dos frente a frente.
—Hoy es una fecha especial— asentí —Y por eso la señora de la casa y dueña de toda mi vida se merece lo mejor del mundo— reí y dejó un beso en mis labios que poco a poco fue profundizando hasta que un estruendo abrió la puerta y una criaturita se metió dentro de las sábanas hasta que observamos su cabello rubio entre nosotros.
—¡Mamá, Papá!— habló nuestra hija y nos dió un beso en la mejilla a ambos.
—¿Como amaneció mi princesa?— dijo su padre cargándola haciendo como si volará encima de nosotros, yo solo observaba la escena enternecida. En este tiempo que llevamos juntos ha demostrado ser un gran padre y esposo, cuando no tiene negocios con la mafia o en el hospital se la pasa jugando todo el día con Emily o vamos de paseos familiares o simplemente hacemos cosas en casa pero siempre con esa chispa de cariño y amor, sin duda fue lo mejor que me ha pasado en la vida.
—ben— respondió mi hija. Últimamente habla un poco más pero la mayor parte del tiempo se la pasa cantando canciones de peliculas para niños o hablando con su tía Isabel acerca de los pasteles, le encanta el momento de la cocina y aprovecha para decir palabras nuevas o, como ella le llama, abapalabas (abrapalabras).
Nos levantamos los tres para empezar el día como siempre, sin embargo, en la mesa ya estaba servido el desayuno favorito de los dos mientras que mi cuñada tomó a su sobrina de los brazos de Damián.
—Primero, feliz aniversario tortolitos— habló feliz —Y segundo, este día empieza para ambos. Yo me llevaré a mi sobrina con mis padres mientras ustedes tienen un día mágico— sonrió y sin más se fue con nuestra hija afuera de la casa donde iba resguardada con guardias de la familia.
—Asi que ¿estamos solos?— habló mi hombre mientras tomabamos asiento para desayunar juntos.
—Al parecer pasaremos un día inolvidable.
—Eso tenlo por seguro, mi amor— me dió un beso corto y seguimos a desayunar.
(...)
Después de almorzar, Damián tenía una sorpresa para mí y fuimos a la habitación para ir al lugar que no sabía donde era, pero me quería sorprender.
—Por cierto— habló —Te compré algo para el lugar— me mostró una bolsa de una tienda. Tomé el paquete y cuando ví lo que había dentro, abrí mis ojos como platos. Era un vestido rojo pegado al cuerpo, con tirantes delgados. En la bolsa también había unos aretes y unos tacones altos del mismo color que el vestido.
—Es muy hermoso, Damián— dije —No te hubieras molestado.
—Lo que sea para mi mujer— caminó en mi dirección para tomarme de las caderas y después besarme de la manera que tanto amaba que lo hiciera.
—Yo también te tengo un regalo.
—¿Puedo saber qué es?— negué.
—Lo sabrás en su momento mi caballero del bajo mundo— se mordió el labio haciendolo ver más sexy de lo que ya era. Una de sus cosas favoritas era que yo lo llamara de la manera en la que nos conocimos, él siempre me decia angelito pero el apodo lo usabamos más en nuestra privacidad que fuera de casa. Me dirigí al baño para tomar una ducha rápida, después fui al vestidor de la habitación para ponerme mi vestido para después colocarme los aretes y al final mis tacones. Damián se había ido a la otra habitación para poderme arreglar y cuando regreso...
¿Ese hombre esculpido por los dioses era mi esposo?
Damián habia salido con una camisa negra, vaqueros azules, tenis blancos y su cabello cortado con su barba perfectamente perfilada.
—¿Te gusta lo que ves?
Sabia sus intenciones. Él sabe que no me puedo resistir a todo su esplendor cuando usa ese tipo de ropa.
—Te gustará más la sorpresa que te tengo— respondí y solo negó para salir juntos al mini cooper.
(...)
Ya estabamos en camino hacia no se donde pero Damián me daba besos en el dorso de mi mano diciendo que me iba a fascinar esta sorpresa.
—¿Ya me dirás que es?
—Quiero sorprenderte— respondió —Pronto llegaremos.
—¿Y haremos lo que queramos?
—Algo así.
—Algo como esto— dije y me desabroché el cinturon para después sentarme en el regazo de Damián.
—¡Angelito!— exclamó mi marido —No seas desesperada, todo estará bien y lo vas a disfrutar— dijo mientras agarraba mi cintura con una mano y la otra tomando el volante.
—¿Ni un adelanto me puedes dar?— suspiró y tomó mi barbilla para darme un beso salvaje cargado de amor, pasión y lujuria. Poco a poco iba acariciando mi cintura hasta llegar a mi trasero y cuando me sentía en el limbo, se separó y ambos tratamos de regular nuestras respiraciones.
—Esa solo fue una probadita de lo que pasará esta noche— dijo y me acercó a su pecho para acariciarme los cabellos y poco a poco me quedé dormida.
(...)
Unos brazos me movian lentamente mientras escuchaba una voz en mi oido.
—Amor, ya llegamos.
Desperté mientras observaba a Damián y me acariciaba el rostro.
—Ven— dijo —Quiero que veas tu sorpresa— me cargó de la cintura mientras caminaba a su lado. Estabamos en un campo y por la hora que era probablemente estabamos casi al anochecer. Cuando paramos el camino, observé y era una cabaña, pero no era la familiar, sino que en esta había un lago del otro lado y estaba lleno de tulipanes, mis flores favoritas —¿Te gusta?