Catarsis

CAPITULO 5

Hablemos de los "primeros amores" sin duda es algo que nos pasa a todos en algún punto de nuestras vidas; ese nerviosismo y eso que llaman las maripositas en el estómago. Es algo que nunca podrás olvidar y si fue quedado en el olvido es porque no se puede considerar primer amor y solo fue el antepié del primero. El primer amor se siente como un choque eléctrico que sabes que después de el ya no sueles ser lo mismo que antes.

Al abrir mis ojos me encuentro que estoy bien, veo mi teléfono fijándome en la fecha y caigo en cuenta que llevo dos meses en este pueblo al par que dos meses sin saber nada de James; ¿Qué será ahora de su vida?, ¿Me pudo perdonar?; espero que si, me levanto un poco más con ánimos que en estos últimos meses.

Es sábado lo que significa que es día de llevar a mi nana a sus consulta de chequeo.

El hospital está en el centro del pueblo justo al lado del mercado artesanal que siempre me llevaba mis abuelos de pequeña. Llegando a la cita semanal ya no hace falta que pregunten solo pasamos.

- Señorita Richardson, si quiere hoy pueda salir o pasearse por mientras hoy vamos a tardarnos más por el último diagnostico.

- Ah no, aquí estoy bien.

- Nada de eso, quiero ahora estar sola ve querida al mercado y cómprame unos frutos rojos de doña Mary.

- Okey me voy -- Aún desconfianza acepto pero espero que me digan que en verdad esta pasando.

Salgo de la clínica para ponerme en marcha hacia el mercado.

Cuando llego los recuerdos vienen a mí desde cuando mis abuelos todos los domingos me traían, cuando mis padres antes de fallecer en ese accidente automovilístico y después solo éramos los niños que cuidaban mi nana nos traía a todos; se me quieren asomar las lágrimas pero son detenidas por un niño que se me acerca a ofrecerme que pruebe el queso que venden sus padres y no me pude resistir comprarles uno.

Gran técnica de ventas que tuvieron los padres.

- Me podría dar una charola de frutos rojos por favor -- La señora me mira extrañada al momento de acercarme a ella.

- Disculpa jovencita, tu cara me resulta familiar.

- Ah no...

- ¿Mili? -- Una voz me interrumpo pero la reconozco de inmediato y al voltear lo compruebo.

- ¿Daniel? -- No me puedo creer que sea él.

Su sonrisa me confirma que si es él y sin dudarlo ambos nos acercamos con rapidez para fundirnos en un enorme abrazo que como si fuera oxígeno me la trae.

- No puede ser que seas tu -- Me dice con una voz que revela su sentimentalismo.

- Mírate pareces otro.

- Sí ya va dos años desde la última vez que nos vimos -- me responde entusiasmado ya que el fue que me apoyo en mi momento más vulnerable, el me consiguió ese trabajo a pesar que no tenía mucho de haber terminado mi carrera y el fue una de las personas que me impulso pero como toda persona tiene sus propias batallas el tuvo la suya muy difícil y decidió hacer un viaje espiritual lejos de todo.

- ¿Porqué has vuelto al pueblo? -- Preguntó reaccionando al lugar en donde estamos.

- Eso debería preguntarte a ti pero son razones de mi familia ya sabes lo controladora que puede ser y no me pude escapar por mucho tiempo.

- Lo lamento Daniel -- Lo consuelo mientras caminamos juntos poniéndonos al día de los últimos dos años.

El fue un ángel para mi debido al apoyo que recibí de su parte desde esa noche que todo cambio drásticamente a una pesadilla.

Hace 4 años...

Voy caminando por el puente temblando de frío, mi ropa está echa trizas.

No pasa ningún carro y yo solo camino rezando que esto acabe pronto en todo el camino mis lágrimas me hacen ver borroso, estoy demasiado asustada.

Me siento una basura andante, ¿Cómo podre seguir adelante después de esto?.

Trato de limpiarme las lágrimas al escuchar como un auto va decelerando y mis instintos me dicen que apresure el paso pero me detengo a oír y me resulta conocida la voz.

- ¿Mili? -- Es Daniel el amigo de...

- Daniel -- Cómo si fuera caído del cielo me permito volver a romperme en llanto y el inmediatamente trata de acercarse pero mi impulso me hace retroceder.

- Ey, tranquila no te hare daño sea lo que sea que paso ya estas a salvo -- Miro sus ojos miel y me dicen la verdad -- Ven te llevare al hospital.

- ¡NO!, ¡AL HOSPITAL NO! -- Una ola de miedo me atraviesa y el me trata de tranquilizar de nuevo cauteloso.

- Okey, en ese caso te llevare con nana.

Asiento apresurada ya que es mi mayor anhelo en estos momentos, me ayuda a subir a su coche y solo a mi mente viene eso que viví pero por suerte debido a las lágrimas no tardo en quedarme dormida sin temor ya que se que Daniel no me hará nada malo.

- Ey, mili -- Vuelvo a la realidad tras escuchar su voz -- No se si ya la señora Preston fue contigo pero..

- El va a volver -- Lo corto adivinando que quiso decir.

- ¿Cómo te sientes con eso?.

- ¿Cómo más podría sentirme?, el se fue y me dejo -- Lo veo superar se que para él no ha de ser fácil ya que es amigo de ambos -- Pero tranquilo no tengo ningún problema contigo.

Respira aliviado dándome un abrazo y debo admitir que esta forma de cariño suya es de las más cálidas.

- Sabes que cualquier cosa puedes contar conmigo.

- Si gracias Daniel.

- Mili querida -- Reconozco la voz de mi nana y me doy cuenta que ya había pasado la hora que terminaba su chequeo.

- Perdón nana se me fue volando el tiempo.

- Tranquila querida -- Dice tranquilizándome poniendo atención a mi acompañante -- Oh cuanto has crecido Danielito.

Y como si fuera su propia abuela Daniel va a los brazos de nana que lo recibe gustosa y con ojos de orgullo. Así es en nuestra situación, todos los niños que llego cuidar la señora Clarice es considera como una nana amorosa y ella con gusto aceptaba a todos como sus propios nietos.




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