Catarsis: La vida es un cúmulo de crueles recuerdos.

Capítulo 11.

Mi vista se quedó fija en el fondo de la fría habitación, no comprendía que había sucedido.

— ¿Quizá un revelación? ¿Un encuentro del más allá? ¿Una alucinación?— pensé.

—Hola. — Expresó lucero muy emocionada.

— ¿Eh? Hola. — Solté al salir del extraño trance en el que me encontraba.

— ¿Estás listo?— Preguntó.

—Eh si, vamos. — Respondí aun con mi mente algo confundida.

Caminábamos por los fiordos pasillos, mi mente se encontraba nublada, aun no asimilaba lo que había visto hace algunos minutos.
Ese momento se repetía una y otra vez sin parar en mi mente.

— ¿Te sucede algo?— Preguntó al percatarse de mi extraño comportamiento.

—No, nada. — Respondí al salir de mis pensamientos— ¿Por qué?— añadí.

—Te percibo ausente. — Expresó.

No respondí a ese comentario pues habíamos llegado a la sala, podía sentir el inmenso frío que provenía de aquel lugar, entré y como era de costumbre me senté en el mismo lugar de la vez pasada, cerré mis ojos esperando los comentarios de Moisés, pero esta vez escuché algo que hacía mucho que no escuchaba.

— ¡Papá, papá!

— ¡Papá vamos a jugar!

No comprendía por qué Moisés decía estas cosas.

— ¿A caso estará bromeando?— Pensé.

Abrí por un momento los ojos para ver qué era lo que realmente estaba pasando, al abrir mis ojos percibí el ambiente muy extraño, de nuevo todo se veía en escalas de grises muy escalofriantes, pero unos colores cautivaron mi vista por un momento.

—Papá. — Expresó un niño entre carcajadas.

— ¿Joey, Rose?— Me pregunté al percatarme de lo que estaba viendo en aquel instante.

Los niños se miraron mutuamente y empezaron a correr alejándose de mí, al verlos no pude evitar salir corriendo a atraparlos. Una vez los perdí y no me daría el lujo de volverlos a perder, corrí como loco esperando encontrarlos pero mágicamente cuando estaba cerca de ellos desaparecían en el aire.

Todo era muy confuso para mí en esos momentos.

— ¡Niños!

Escuché una conmovedora voz que gritaba. De un instante a otro los pequeños pasaron a mi lado y se acercaron a aquella mujer que los llamaba, decidí seguirlos y a estar con ellos ante mis ojos se apreció una brillante figura.

— ¿Ariana?— Pregunté sorprendido por lo que mis ojos presenciaban.

—Mi amor ¿Cómo te fue hoy en el trabajo?— Añadió mientras se acercó a mí para besar mis labios.

— ¿Eh? Bien. — Respondí aun sin saber lo que estaba pasando en aquel momento.

—Me alegro, pero te noto cansado, ven vamos comer y luego te vas a dormir ¿vale?— Expresó mientras traía unos platos a la mesa.

— ¡Estás viva!— Grité.

— ¡Por supuesto! Nunca he estado muerta tonto. — Exclamó entre carcajadas mientras tomaba asiento.

— ¡Qué! ¿Acaso lo que estaba viviendo antes era un sueño y esta la realidad? ¿Qué sucede?— pensé, pero fuera lo que fuera, me sentía como hace mucho no lo hacía.

Tomé asiento y empecé a comer, pero para mi sorpresa la comida no tenía sabor alguno, no obstante no se lo dije porque sabía que podía herir sus sentimientos.

Luego de aproximadamente media hora Ariana ordenó a los niños que fueran a dormir, eran casi las 9:30 de la noche y al perecer mañana debían ir a la escuela.

Una vez los niños se fueron a su habitación, Ariana y yo nos fuimos a la nuestra.

— ¿Estás muy cansado?— Preguntó sentándose en la cama.

—Para ser sincero, no recuerdo a ver hecho algo antes de llegar aquí. — Respondí aún confundido con la situación en la que me encontraba.

—Se nota que estas muy cansado. Ven. — Expresó tocando la cama.

Me senté y habiéndolo hecho se acercó para besar mis labios.

— ¡Ayúdame!— Soltó en tono de angustia.

— ¡Qué!— Exclamé.

—Ayúdame, ayúdame, Ayúdame. — Repetía una y otra vez.

— ¡Richard!— Gritó una voz que provenía de atrás.

Volví mi cabeza, y un mundo gris se percibía detrás de mí.

— ¡Ayúdame por favor!

— ¡Esa no es la realidad! Es una alucinación. — Se escuchó de nuevo esa voz.

— ¿Ariana?— Pregunté para después acercarme y tocar su rostro, pero fue imposible, el cuerpo de Ariana se esfumó en mis manos mientras gritaba "Ayúdame".



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En el texto hay: misterio, dolor, miedo al pasado

Editado: 18.12.2018

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