—¡Aura espera!—grita el chico que me sonrió hace un rato—no me has dado tu número—¡Cierto! Lo apunto en su celular—¿Por qué estas temblando?—me sorprendo, tengo que pensar en algo rápido.
—Creo que tengo fiebre—¡Bien!
El maldito fantasma está pegado a mí.
El chico se acerca y toca mi frente, negando con la cabeza volvió a separarse.
—No tienes—me encogí de hombros y él sonrió—me llamo Jean, por si no lo sabes.
¿Qué hago con el fantasma? me está dando escalofrío y no se va, es más no lo puedo echar porque asustaré a Jean. Mientras me debato mentalmente en qué hacer con el fantasma, un chico me choca.
—Lo siento—me dijo y se fue rápido.
El fantasma desapareció ¿Qué pasó?
Jean sigue mirándome. Su mirada me causa un escalofrío, es el primer chico que me habla y eso me hace pensar que el no es normal.
La curiosidad me está matando así que le preguntaré.
—¿Por qué me hablas?—sonrió sin decir nada—¿No has escuchado los rumores sobre mí?—sigue sonriendo ¡Deja de hacerlo y habla!
— Si los he escuchado y no creo en ellos—pobre, si supiera que son verdad—aunque si fueran verdad sería interesante—sonríe mostrando los dientes.
—¿Si te dijera que esos rumores son verdad?—lo miré expectante, mientras acomodo mi mochila en el hombro.
—Siempre he querido ver fantasmas o saber cómo se comportan, si son como en las películas—me sorprendí.
¡Te lo cambio! Yo no lo quiero.
Me limite a sonreír.
—Me tengo que ir—nos despedimos y me fui.
A pesar de que diga que no le importaría, no quiero arriesgarme a ser rechazada, aunque me pasa a diario; cuando es alguien cercano duele y no quiero ser cercana a él para después sufrir. Porque esta claro que no le diré la verdad nunca, no quiero perder el habla con el único chico que se ha atrevido a acercarse y hablarme, aunque sea por simple simpatía.
Camino hacia la parada de autobuses. Es odioso tener fantasmas en todos lados, porque siempre tengo frió. Aunque estoy con Marcos mi amigo fantasma, el es la excepción.
Un chico se sienta a mi lado, lo miro de reojo, va de negro; se ve misterioso. Miré hacia otro lado, aunque siento que él me está mirando.
Me iba a levantar para alejarme porque me asustaba. El viendo la intención me habla.
—Aura—lo miro, sorprendida.
—¿Quién eres?—fue lo único que pude preguntar, me aterra el misterio que el irradia. Su sonrisa ladina me saca de mis pensamientos.
—¿Podemos hablar a solas?—se levantó y yo retrocedí, frunzo el ceño.
—Solo estamos nosotros—su mirada se desvió hacia Marcos, que nos miramos confundidos seguido de la sorpresa—¿Puedes verlo?—lo señalé y el asintió seriamente—¡Impresionante!
—Necesito hablar contigo a solas—reiteró prácticamente echando a Marcos con la mirada.
—Me voy Aura—Marcos se despidió y se fue.
—Ven te invito a comer algo—se giró autoritario, yo lo seguí.
Se que no debería seguir a extraños, pero la curiosidad me está matando, el solo saber que el tiene la misma habilidad que yo me emociona demasiado.
Llegamos a su auto, uno clásico. No me pregunten marca porque no sé, solo sé que es clásico.
Entramos y se puso en marcha, el me intimida un poco, pero quizás él me pueda ayudar a dejar de ver fantasmas, no perderé las esperanzas.
Aparcó en un restaurante, donde no hay muchas personas. Nos sentamos en una mesa apartada con vista hacia afuera. No puedo dejar de mirarlo a pesar de que me asusta y es tan frió, es muy guapo. Tiene los ojos azules, es rubio y su rostro de perfil es otra cosa. Creo que se dio cuenta que lo estoy observando.
—¿Qué vas a ordenar?—me moví un poco en el asiento volviendo a la realidad, miré el menú y ordené.
—Ahora me puedes decir ¿Cómo? y ¿Por qué ves fantasmas y quieres hablar conmigo?
—Primero esperemos a que traigan la comida—asentí con las mejillas rojas de la vergüenza. Parezco una sumisa, "No Aura no hay que temerle" me dije para mí misma.
A los minutos trajeron la comida.
Después de haber terminado lo miré esperando a que hablara.
—Sé que tienes muchas dudas Aura, dudas de por qué ves fantasmas. Te he estado observando—espera ¿¡QUÉ!? ¿Me observaba? Ahora si estoy asustada—me di cuenta de que vez fantasmas cuando estabas en las escaleras de la universidad, el fantasma te empujó e intentó atacarte, te desmayaste y yo lo expulsé hacia el más allá—intento procesar las palabras de él, pero cada palabra me confunde.
—Espera...yo no recuerdo haberme desmayado, solo sé que en un momento desapareció.