Caza Fantasmas

Capítulo 6

Estamos los chicos y yo en el carro de Lorenzo, uno de los compañeros de mi grupo; camino a ver a el pintor italiano. Jean me habla, pero no como antes, eso me hace sentir mal.

¡Maldito Wesley, por culpa de él!

Dicen que cuando estás enojado con alguien, esa persona ocupa el 80% de tus pensamientos, bueno Wesley está ocupando el 99% solo pienso en como matarlo, pero después recuerdo que si lo mato lo veré igual, así que no tengo escapatoria.

Llegamos a un edificio y tocamos el timbre.

Ciao (hola)

Ciao señor Alejandro, soy Jean—habló por el intercomunicador.

¡Jean! ¡Pasa, pasa!—se abre la puerta permitiendo que entremos.

Subimos en el ascensor, Jean nos guió hasta el lugar.

Jean—el hombre abre la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.

Es un hombre muy apuesto, pero se le ven los años encima; tiene un par de canas en la parte delantera y algunas arrugas al rededor de sus ojos, pero sigue siendo atractivo.

Alejandro—el señor lo abraza eufóricamente y este corresponde al abrazo.

Pasen, pasen—nos invitó haciéndose a un lado y permitiendo que pasemos.

Por un segundo creí que iba a ser una tarde normal, pero no. Una mujer, muy bella con un vestido rosa que baila con el viento, está al frente de nosotros; su rostro denotaba tristeza, toda ella brilla, mira al señor Alejandro con tristeza.

La miro fijamente y ella voltea a verme con confusión.

¿Me ves?—pregunta y asiento levemente. No sale del asombro.

¿Son amigos de Jean?—el señor preguntó, todos asentimos—él es un increíble modelo—todos los miramos asombrados causando que se sonroje.

Cuando viajé a Italia de vacaciones hace tres años, el me vio y dijo que si podía ser modelo para una pintura de él—lo miró sonriendo—y bueno así nos hicimos amigos.

Si—Alejandro sonrió—tiene potencial de modelo, pero no quiere... ¿Cominciamo? (¿Empezamos? )—todos asentimos.

Sacamos las cámaras e instalamos todo. Jean lo va a entrevistar porque él lo conoce mejor. Darla se encarga de las luces, Lorenzo de la cámara uno y yo de la cámara dos y la dirección

Empecemos—dije—tres, dos...—"uno" conté con los dedos.

Buenas tardes Señor Alejandro—saluda Jean.

Buon pomeriggio—saluda.

Es un gusto que haya aceptado esta entrevista, es un honor poder entrevistarlo.

El gusto es mío.

Usted es un reconocido pintor italiano, pero... ¿Cómo se dio a conocer? ¿Cómo inicio su carrera?

Jean se veía tan serio hablando, lo admiro por verse tan seguro.

Comencé a los diecisiete años en Manarola un pueblo de Italia, siempre me gustó pintar, por eso empecé pintando a mi madre, ella era mi musa. Después de unos años fui descubierto por un famoso pintor que me invitó a su exposición cuando vio un cuadro de unos niños pescando en un puente. Mi cuadro se vendió por alrededor de once mil dólares americanos. De ahí en adelante muchos famosos querían que les pintara cuadros. Hasta la reina Isabel, me pidió un cuadro de ella.

¿Alrededor de cuanto costó ese cuadro?

En dólares americanos sería... casi siete millones—todos abrimos los ojos como platos y él sonrió—el cuadro era del tamaño de la pared que tienen al frente—con mi cámara enfoqué la pared y volví a el.

La entrevista siguió muy bien, reímos, el contado anécdotas sobre otras de sus pinturas. Empezó a mostrarnos unos cuadros que va a subastar en el museo en dos semanas, hasta que vi uno muy particular.

¿Y este cuadro? Es muy hermoso—es el fantasma que vi cuando entré aquí. Su expresión se volvió triste.

Ella fue mi musa, era mi novia en aquel entonces...murió por una enfermedad que afectó su sistema—de repente aparece tras él con una lágrima cayendo por su mejilla, el bajó la mirada—no estuve para ella cuando más me necesitaba, solo estaba enfocado a mi fama y me olvidé de ella.

"No quiero que te sientas mal por mi...estoy bien donde estoy y cuidaré de ti amor"—dijo ella, sentí la necesidad de transmitir el mensaje. Por lo que me incliné quedando frente a el.

Yo creo que ella no quiere que te culpes por eso, ella está en un mejor lugar y me imagino que ella te quiso mucho y estoy segura de que ella cuidará de ti—empezó a llorar.

¡Oh Giordana, lo siento mucho!—llevó sus manos a su rostro, la miré y me sonrió agradeciéndome.

"Dile que su musa estará feliz si él es feliz"

Ella que fue tu musa, siempre será tu musa y si tú eres feliz, ella será feliz esté donde esté—le dediqué una sonrisa reconfortante y el me respondió con una sonrisa.




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