Caza Fantasmas

Capítulo 9

FLASHBACK

Estas son las reglas a seguir—habló Darío con seriedad moviendo el palo apuntador, Cecilio se ríe al verlo—no se ría Cecilio, esto es serio—dijo apuntándolo con el palo, Cecilio aguantó la risa. La verdad Darío cuando se comporta serio es muy gracioso—¡Presta atención Aura!—me gritó, prácticamente.

Si señor—dije en tono militar.

Así me gusta... ahora, regla número uno: nadie se debe enterar que tienes poderes, ¡nadie!—asiento—número dos: trata de no parecer una loca en la calle cuando se aparezcan fantasmas de la nada—asiento riendo, eso no lo controlo muy bien todavía—tres: nadie debe saber que vives aquí ¿entendido?

Entendido.

Cuatro: si por casualidad de la vida no controlas tus habilidades frente a alguien, disimula, inventa algo no sé, haz algo que parezca que tú no lo haz hecho—asentí—y cinco: si alguien se entera de nuestras habilidades por boca tuya, lo matas, ¡Asiente!—negué.

Estás loco—el rio.

Bueno eso es todo, yo me retiro... buenas noches—se fue con la frente en alto, Cecilio y yo nos miramos y reímos a carcajadas.

Le encanta hacer papel de comandante.

Le queda bien—reímos nuevamente.

FIN DEL FLASHBACK

¿Qué pasó?—Jean se levantó asustado y confundido—¿Tú lo hiciste?

¿Qué cosa?—dije tratando de controlar mi nerviosismo.

Cuando gritaste—me miró, sus pupilas dilatadas brillaban del miedo. 

Si no se cree el cuento estaré en graves problemas.

¿No lo hicieron ustedes?—los señalo.

Ya estás quedando loco—dijo Wesley indiferente, está tratando de ayudarme y se lo agradezco.

¡No estoy loco!—prácticamente gritó.

Y ¿Te gusta el?—dijo señalándolo y mirándolo con repudio—vas a terminar loca como el.

Cállate Wesley—espeto. 

Tampoco es para que lo trate así.

Esto me hartó—dijo agarrando mi mano y sacándome a rastras del lugar.

¡Suéltame!—giré y Jean venía siguiéndonos, Wesley es más rápido por lo que nos alejamos a gran distancia de él—suéltame ¿Qué haces?

Me subió al auto y me puso el cinturón, corrió rápidamente al otro lado para subir.

¡Estás loco!—grité, él puso a andar el auto a toda velocidad—¿Qué te pasa? Esto no lo hace una persona normal ¿Te gusto acaso?—frenó de repente, asustándome—¡Loco!—grité, me mira y yo sin poder descifrar su expresión—¿Qué?—sigue mirándome fijamente, me asusta.

En una milésima de segundo, se acercó hacia mi besándome con furia, quedé arrinconada a la puerta, traté de detenerlo, pero fue imposible, es más fuerte que yo. Caí en su juego, lo estaba disfrutando, sus manos agarrando mi rostro y los míos en sus hombros. Dentro del carro emanaba vapor de nuestros cuerpos infundidos en un beso apasionado. No sé qué sentimiento se esconde detrás de este beso.

Nos separamos por falta de aire, mirándonos fijamente a los ojos, aún no nos separamos del todo. No sé cómo ni cuándo, pero lo volví a besar, yo tomé la iniciativa y él no se negó porque me correspondió al beso, esta vez sentía mariposas en el estómago.

¡Ay no!

Por lo que leí en internet, si sientes las supuestas mariposas en el estómago es porque te estás enamorando.

Me separé de él, pero esta vez yo estoy roja como un tomate, desvié la mirada hacia la ventana. El agarró mi mentón obligándome a mirarlo.

No sé qué me ocurre cuando estoy contigo, cada vez que te veo con él siento celos.

¿Te gusto?—fue lo único que se me ocurrió en ese instante.

No sé—se apartó de mi.

Esperaba a que dijera que si, una parte de mi deseaba que dijera que le gusto.

Sino te gusto entonces ¿Qué?

No sé—agachó su cabeza, me limito a mirarlo por unos largos segundos, hasta que me decidí a hablar.

¿A qué le temes? ¿A enamorarte? ¿A qué te lastime?—alza la mirada y en sus ojos había un brillo de tristeza.

A todo, ella me lastimó y solo salía conmigo por conveniencia...ni siquiera sé si yo te gusto—me mira fijamente, no sé qué decir, quizás si me gusta, pero también quizás me gusta Jean—ves, no te gusto—dijo apartando la mirada con decepción.

No es eso.

Entonces ¿Qué?—volvió a mirarme fijamente.

Estoy confundida, todo esto es nuevo.

¿Jean?—volvió a haber un silencio y el me miró como entendiendo la situación—vamos a casa—puso en marcha el auto.




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