Caza Fantasmas

Capítulo 13

Ha pasado un mes desde que se fueron y lo último que supe de Wesley y los demás fue que estaban cazando fantasmas en una mansión de un multimillonario. Estoy preocupada, ese presentimiento que tuve cuando me despedí de él, el día que nos separamos, me hace sentir ansiosa, que algo no está bien.

Mi padre, ha estado yendo al médico y están viendo si le mandan quimioterapia, porque ya está muy avanzado. Estoy tan preocupada y frustrada al saber que no puedo hacer nada, si esa visión se me hubiera presentado meses antes, quizás no habría empeorado.

Por otra parte, he mejorado mis habilidades de telequinesis y telepatía, la de clarividencia estoy trabajando en ello, pero todavía me cuesta dominarlo. Es inevitable no sentir sensaciones de cómo murió esa persona. Hemos estado trabajando cazando fantasmas en este mes, el último trabajo que hicimos fue donde una señora que su hijo muerto le aparecía.

FLASHBACK

No sé si me estoy volviendo loca, pero desde que mi hijo murió, escucho voces y veo sombras que me siguen por toda la casa—se ve asustada y la comprendo. Muchas veces yo sentía eso y eran fantasmas de verdad, unos buenos y otros no tanto.

¿De que murió su hijo?—pregunta Marlyn.

Un accidente, se cayó golpeándose la cabeza—lleva sus manos a la cara llorando—tan solo tenía doce años, tenía mucha vida por delante—dice entre sollozos.

En realidad, no fue así, ya que el niño niega con la cabeza a cada descripción que dice su madre, nosotros lo vemos. Imágenes vinieron a mí, su madre lo golpeaba con el palo de la escoba, veo a través de sus ojos.

Mamá déjame—gritaba el niño llorando.

Tú no serás gay, mi hijo será un macho—ella gritaba furiosa, odio y repudio se reflejaba en su mirada—te voy a matar maldito gay.

Mamá—dijo entre dolorosos golpes.

En un intento el niño se levantó y trató de salir corriendo, su madre lo agarró por el suéter jalándolo hacia atrás con tal fuerza que se golpeó con la punta del escritorio que estaba en la habitación, cayó inconsciente.

Llevo mi mano a la parte de atrás de la cabeza apretándola con fuerza el dolor es fuerte a tal punto que me encorvo de dolor, trato de respirar hondo hasta que se me pasa el dolor.

Joven ¿está bien?

No señora, no lo estoy—la miré con tanto odio—¡su muerte no fue un accidente, no mienta!—le grite.

Si, su hijo no ha podido descansar en paz porque usted sabe cómo murió y no quiere confesar—sus ojos se abrieron como platos, repentinamente comenzó a mover la pierna con nerviosismo.

No es cierto, yo no lo maté—seguía negándolo. Los tres fruncimos el ceño.

Nadie ha dicho que usted lo mató—se puso pálida y yo me enfurecí aún mas.

Solo por su orientación sexual, usted como madre debió apoyarlo y comprenderlo, no es fácil y si el decidió contárselo u ocultárselo fue por algo.

Nunca iba a dejar que mi hijo se volviera gay, su padre fue igual y no iba a dejar que el siguiera sus pasos—soltó de repente, seguido de lágrimas en los ojos.

Igual no le daba derecho a pegarle hasta llegar a ese extremo.

—Su hijo la seguirá hasta que usted confiese—todos nos levantamos—así el descansará en paz y usted pagará por lo que hizo.

FIN DEL FLASHBACK

Ese caso me dejó mal ¿Cómo una madre puede pegarle a su hijo porque descubrió su orientación sexual? Por más que no le guste, es su hijo, debe quererlo, apoyarlo y tratar de comprenderlo, quizás para él no fue fácil por pensar en los prejuicios de la sociedad y lo que su madre piense, pero al fin y al cabo se lo contó y ella lo tomó de la peor manera, por malos recuerdos.

¡AURA! —oí a Darío gritarme—¡CORRE VEN!

¿DÓNDE ESTAS?—me levanté rápidamente y corrí hacia no se donde.

¡EN LA OFICINA DE CECILIO!—llego hasta allá y lo encuentro en el escritorio de Cecilio, frente a un ordenador y algunos recortes de periódicos y revistas.

Me llamó un amigo policía diciendo que la mamá del niño se entregó.

¿De verdad?—asintió—que bien, ahora podrá descansar en paz... ¿Qué haces?—me acerco y tomo uno de los recortes y son noticias de casos que me imagino han estado involucrados fantasmas.

Trabajo que dejó Cecilio, hay muchos casos que atender, nosotros tres no podemos hacerlos todo, además de que no podemos ir solos porque puede ser peligroso.

Entiendo, sigue trabajando—le hice un gesto con la mano para que continúe.

Empecé a caminar por la oficina, observando cada foto, cada diploma y un cuadro con recortes de noticias viejas. Una que alcancé a leer era de unas jóvenes que fueron encontradas muertas en un bosque, sin golpes, solo estaban sin señales de vida.

Seguí caminando hasta que me encontré con el librero de Cecilio, tiene miles de libros, pero solo uno llamó mi atención. Por impulso lo tomé, abriéndolo decía:




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