AURA
Abro los ojos y lo que veo es a un grupo de personas vestidas de blanco, al principio me asusté, luego de divisar a Wesley me calmé, está delgado como si no hubiese comido en días. Por un momento creí que estaba muerta, pero luego que me enfoqué estaba en un hospital, los médicos me están atendiendo.
Lo único que recuerdo fue que Jean puso su mano en mi frente y lentamente cerraba los ojos con un fuerte dolor de cabeza y ahora despierto en una cama en un hospital ¿y Jason? No puede ser Jason ¿Qué pasó?
Me moví incomoda y el doctor trata de calmarme.
—Tranquila Aura, déjanos colocarte esta inyección y estarás mejor—asentí.
Las palabras no salían de mi boca, solo lágrimas al recordar a Jason tirado en el piso, a Marcos intentando atacarme, Jean lo convirtió en espíritu negro él era un buen amigo. Maldito Jean.
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Los médicos salieron y seguidamente entró Wesley, su mirada se tornaba de preocupación a alivio al verme.
—Aura—se acercó a mí rápidamente, tomando mi mano.
—Wesley—dije un poco débil, él se sienta en la banca al lado de mi cama.
—Te amo—sonrío.
—Yo también... ¿mi hermano?—dije preocupada.
—Viene en camino.
—¿Está bien?—asiente—¿y Jean?—solo quiero escuchar una sola palabra.
—Murió—sentí un alivio—no te preocupes por nada, solo por recuperarte—sonreí, cuando intenté sentarme, vi un bulto en mi vientre
—¿Por qué...? —lo miré extrañada.
—Estás embarazada—mis ojos se aguaron—ese bebé—acaricia mi vientre—nos salvó—sonreí con lágrimas en los ojos, estoy embarazada.
—Es nuestro—asiente.
—Es nuestro, fruto de nuestro amor—se acerca para besarme, extrañaba sus besos, su aroma, sus ojos, todo. Me alegro poder abrir los ojos y solo para verlo a él y a su hermosa sonrisa.
No lo puedo creer, una pequeña criatura está creciendo dentro de mí, yo sin saberlo lo puse en peligro, pero nos salvó. Tantos sentimientos encontrados, siento felicidad, preocupación, alivio, tristeza; todos los sentimientos que puede haber.
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —el me miró fijamente.
—Tres meses—mis ojos se abrieron como platos.
—¿Tres meses?—asiente—y ¿él bebe? ¿Cuánto tiempo tiene?
—Cuatro.
—No lo sabía—mis ojos se aguaron.
—Tranquila, ya todo está bien, los médicos me dijeron que ese bebé es una bendición y es un milagro que ustedes estén bien—su voz salió lastimosa—pensaban que no ibas a despertar y solo estaban tratando de salvar al bebé, yo no me podía rendir y no permití que te desconectaran, ya estabas en estado vegetativo, él bebé estaba luchando solo por sobrevivir—acaricia mi mejilla sonriendo—este bebé te devolvió a la vida amor, no llores—seca mis lágrimas—ya estás bien, ya estamos bien.
—Eso es lo que importa—se levantó y besó mis labios tiernamente.
—Hermanita—escuché la voz que esperaba escuchar hace mucho—tanto amor me enferma—dijo con una expresión de asco al vernos y luego sonrió.
Extrañaba sus idioteces.
—¡Jason!—hoy es el día para llorar y no puedo parar, mis ojos se aguaron.
—Aura—se acercó abrazándome con fuerza.
—Perdóname—dijo llorando.
—No hay porque perdonarte, tú no tienes la culpa de nada—beso mi frente—te amo hermanita.
Mis padres que están detrás de Jason están llorando a cantaros, pero con una sonrisa, me separo de Jason y abrí mis brazos para abrazarlos.
—Hija, gracias a Dios tú y ese bebé están vivos—dijo mi madre entre lágrimas—no sé que hubiera hecho si a mis dos hijos les hubiera pasado algo.
—No pienses en eso cariño—dijo mi padre—me alegro de que estés bien—ese es mi padre, pocas palabras que significan mucho, me abraza haciéndome sentir bien.
—Los amo.
—Nosotros también—sonrieron.
Al poco tiempo llegaron los demás, Marlyn entró y nada más verme rompió a llorar como una Magdalena.
—No sé que hubiera hecho si no despertabas—me mojó todo el hombro, yo sonreí.
—Pero desperté—sonreímos.
Otro que no creí que iba a llorar, está haciendo todo lo contrario.
—Ven aquí Ryan—se acercó a abrazarme con fuerza—me asfixias.
—Lo siento—se separó—me alegra que estés bien.
Dentro del grupo éramos los más cercanos, aunque no lo crean, después de que agarramos confianza nos llevamos muy bien.