Ceniciento. La historia de un hada.

Capítulo 8. El descubrimiento. Elvira.

Tan pronto como se fue, me puse a trabajar o, mejor dicho, a investigar. Me di cuenta de que mi ahijado estaba jugando estúpidamente durante todo el tiempo en lugar de cuidar de su madre. "¡Qué monstruo de egoísta crió Olga!" - pensé.

 Por supuesto, no soy realmente una informática, ni hacker, pero mi trabajo requería una comunicación constante y cercana con una computadora. Aleksey cambió las contraseñas en la computadora, pero dejo abierto el juego, y con la ayuda de su perfil, pude entrar en sus redes sociales.

  Resultó que Aleksey no era tan tonto como pensé desde el principio. En todas las comunidades tenía bastantes suscriptores y seguidores, pero, parece, que no sabía cómo venderse o simplemente no quería. No había ni una sola foto de él por ningún lado, en las redes era más cuidadoso sobre su vida pública, que el presidente de Estados Unidos. De repente apareció un mensaje. Por supuesto, que no fue bueno abrir las cartas de otras personas, pero estaba a favor de una buena causa. Necesitaba saber más de él, para saber cómo ayudarle.

“Hola, Astro, ¿conociste a tu tía?” - Leí un mensaje de una niña llamada “Aciano”. ¡Oh, esos apodos!

“¡Vaya, le habló de mí, así que tienen una relación cercana!” - pensé y abrí la página de esta extraña “Aciano”.

En su página me deslumbraron muchas fotos de calidad casera de ella con sus amigas y en solitario, unas viñetas de gatitos y perritos, frases románticas, llenas de lágrimas e impresionantes modelos de ropa, que me sorprendieron, por eso pensé que las sacaba de alguna revista de moda, pero la chica era muy bonita. Mi ahijado tenía buen gusto.

"¡Astro! ¿Por qué no contestas?" - llegó otro mensaje de ella. Ahora entendí por qué Aleksey no subió sus fotos. Su apodo romántico y algo misterioso "Astro" no encajaba de ninguna manera con su apariencia de patán. "Está bien que él entienda eso, lo único que necesito es empujarlo un poco," - pensé cerrando las ventanas. - "Si es tan buen programador, entenderá enseguida que yo estuve investigando aquí".

Salí de su habitación y fui a la cocina. Alex, como un rayo, entró en su habitación y Olga me entregó una copa de champán.

- ¿Ahora entiendes por qué estoy tan preocupada por él? - Susurró.

- Sí, el caso de Aleksey será muy difícil, pero no imposible. Yo los tuve aún más duros y salí ganando. Créeme, todo va a estar bien con él. No te preocupes por él, piensa en tu salud, querida prima, - Sonreí, la abracé y me fui a la cama, escuchando al ahijado rogar a su madre, que enviara de vuelta a la agente de la FBI a América.

Me desperté justo, cuando todos dormían. ¡Malditos usos horarios! Eran dos de la madrugada. Era muy temprano, o muy tarde. No sabía qué hacer, así que tomé el teléfono y comencé a buscar toda la información sobre el tema de la enfermedad de mi prima. Me pidió, que no le dijera nada a Aleksey, no quería preocuparle. Mamá también escondía su estado de la enfermedad hasta el final, para que mi papá y yo no nos preocupáramos, pero esta no es una opción. Nosotros todos juntos debemos luchar contra esta dura enfermedad.

Resultó, que en nuestra pequeña ciudad solo había un médico que trataba esta enfermedad y, según las revisiones, era muy buen especialista. Él en realidad tenía su clínica privada en la capital, pero por razones incomprensibles, hacia las consultas en nuestro centro de salud dos días a la semana.

Apunté todos los datos sobre él y decidí ir al centro de salud mañana temprano, o mejor dicho, hoy. Y mientras esperaba la hora adecuada para salir de casa, empecé deshacer la maleta, pensando en que ropa seria mejor presentarme a un doctor muy serio y tremendamente atractivo, ya que vi su foto en la página de su clínica.




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