Ceniciento. La historia de un hada.

Capítulo 15. ¿Como convertir un sueño en la realidad? Elvira.

Mientras preparaba los sándwiches de queso y tomate, estudiaba de reojo la expresión de la cara de Aleksey, cuando él estaba mirando las fotos en mi teléfono. Estaba sorprendido, interesado y complacido. Pero lo más importante, vi que no todo estaba perdido. Tenía ganas y esperanza. Eso era el mayor incentivo. 

Puse un plato con tres bocadillos y café sobre la mesa. Olga intentó cortar salchichas, pero la detuve con una mirada asesina. Ella entendió rápidamente y se sentó en una silla en silencio, poniendo las mismas de nuevo en el refrigerador. Desayunamos en silencio, mi prima se fue a su escuela y nosotros fuimos a la computadora. 

-Quiero ser él, - dijo Aleksey y me asusté, cuando vi, que él quería. 

Megan me envió tres opciones de transformación. El primero era el más sencillo, diseñado para seis meses de trabajo. Un estilo de vestir informal, un cuerpo tonificado, pero no de un atleta, cabello en un poco de caos, pero cuidado y de estilo. En general era una especie de chico sencillo, pero de buen gusto. Me gustó esta opción, era la que más le sentaba y no había necesidad de romper su carácter. La segunda opción era una especie de un tipo de oficina: un traje caro, cabello limpio, la cara bien cuidada y cuerpo atlético. Para sacar esto de Aleksey, serían necesarios diez meses de trabajo duro por su parte y elevar su autoestima de cero al diez. Pero mi ahijado no lo dudó y eligió la opción más difícil un “macho-man". 

Traté de convencerlo de que en este caso debería cambiarse como persona y lo mejor sería detenerse en la primera opción, porque psicológicamente estaba más cercana a él. Convertirlo en un símbolo sexual no sería nada fácil. Habría sido más fácil parirlo de nuevo, pero se empeñó. 

-Ya que eres tan genial, hazlo, - me desafió. 

Ya me arrepentí cien veces, por no haberle dado a mi asistente instrucciones más detalladas. Megan hizo todo como solíamos hacer con los clientes. Enviamos tres opciones de transformación, dos de las cuales son reales y la tercera es un sueño. Debajo de cada opción había las condiciones, el precio y cuántas horas al día debería dedicar el cliente para convertirse en lo que quisiera (en el caso de Aleksey, ella no escribió el precio). Los americanos son gente que saben contar el dinero y sobre todo su tiempo. Por eso ellos, por lo general, escogen la opción más rápida y más barata, y Aleksey es un ruso ingenuo y cree en los sueños, como un tonto, solo que yo no soy un hada, no tengo la varita mágica y él tendría que trabajar ocho horas al día para alcanzar su sueño. Pero eso tampoco lo detuvo. 

- Ya que lo has decidido, no perderemos el tiempo, busca buen nutricionista en una clínica privada, - le di la tarea, - ahí pasarás las pruebas. Mientras yo buscaré el entrenador para ti. 

Después de desplazarme por una docena de anuncios, me detuve en uno. Era un ex militar, sargento mayor retirado, combatiente cuerpo a cuerpo y se parecía a Jason Statham, el actor de “The transporter.” Me gusto por su aspecto y sobre todo su mirada asesina de tipo duro. "Le dejará sin aliento", - pensé, y con seguridad marqué el número de teléfono, que encontré en la página web. 

Me contestó una chica, la recepcionista de un gimnasio. Le pedí concertarme la cita con el entrenador y ella amablemente me la dio para mañana por la mañana. Mientras tanto, Aleksey encontró una clínica bastante decente, donde aparte del nutricionista había un dermatólogo, porque tenía que eliminar esos granos feos. Al día siguiente fuimos allí. 

 Cuando un ejército de médicos lo examinaban, gracias a mi tarjeta de American Exprés, decidí reunirme con "Jason".  Él tenía un pequeño gimnasio con aparatos de ejercicios de pesas y un ring de boxeo. Entré y pregunté a la recepcionista por el entrenador, y ella me acompañó dentro del gimnasio. El hombre se veía muy apetitoso con una barra: alto, con un cuerpo construido como de un Dios Griego, un rostro de voluntad fuerte, aunque no guapo, sus rasgos eran bastante brutos. 

- ¿Necesitas un entrenador? - sonrió, con una sonrisa de seguridad enorme, sabiendo perfectamente la impresión que causaba en las mujeres, y ese comienzo inmediatamente derribó mi humor romántico. "Es incluso mejor para el negocio, que no brille de educación y el tacto", - pensé. 

- No, que va, esto es para mi sobrino, - respondí, acercándome a él. 

- Entiendo, al principio pensé, ¿para qué una muñeca, como tú, necesita un toro como yo? - se rio. 

- No vine aquí para bromear, tengo un caso difícil, - dije y saqué mi teléfono con las fotos de Aleksey. - ¿Puedes sacar esto, de esto en un año? - le enseñé la foto del macho y después una del desastre que había ahora.  

Inmediatamente el hombre se puso serio, tomó el teléfono, amplió algunos detalles de las fotografías y dijo: 

- Lo quiere él mismo o son tus fantasías - preguntó el entrenador. 

- Si, él quiere, - le contesté, - bueno, ¿cómo? ¿Lo conseguirás? 

- Está bien, pero advierte a tu sobrino que va a entrenarse según mi programa. Si empieza a quejarse, lo echaré y no le devolveré el dinero. Tráemelo hoy a las cinco de la tarde, —dijo con seriedad, pero con educación. 

- Encantada de hacer negocios contigo. Soy Elvira. – dije y estiré la mano. 

- Vladimir, - se presentó y besó gentilmente mi mano extendida, - yo también estoy muy contento. Os espero a las cinco. 

- Ok, hasta la tarde, - me despedí y volví a la clínica por Aleksey. 

" Vladimir no es tan grosero, como pareció al principio", - pensé. 

En la clínica, a Aleksey no le encontraron ninguna patología, solo pequeñas alteraciones en el cuerpo debido a la obesidad. La nutricionista le calculó una dieta no tan estricta, como esperaba, pero nos explicaron que mejor ir poco a poco, para no pasar estrés y hambre. El dermatólogo le recetó una pomada, que debería aplicarse por las noches. Nos aseguraron, que, junto con la dieta y el entrenamiento, el esfuerzo devolvería el cuerpo a la normalidad y salud. Le programaron la próxima consulta dentro de una semana. Por si acaso, pedí hacer recomendaciones para el entrenador. No quería en absoluto, que Vladimir matará a Alex el primer día.  




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