Cero

CAPÍTULO III

No pasa mucho tiempo desde que tomo mis cosas para el trabajo, cuando empiezan a llegar los clientes. Teníamos un orden establecido en el que cada mesero se encargaba de ciertas mesas en específico; de esa manera no había confusiones y sería más eficaz.

Una chica algo joven llega y se sienta en una de mis mesas designadas y camino hacia ella. Antes de que pueda pedir su orden, ella se apresura a decirme que quiere un capuchino y un sándwich de pavo. Anoto su pedido rápidamente y me dirijo a la barra arrancando la nota para entregársela a uno de los cocineros. 

Me giro asegurándome que mis mesas aún no se hayan llenado cuando escucho la puerta y veo a Clay entrando por ella, vestía un traje azul con camisa blanca y zapatos negros; ya estaba habituada a verlo así cada mañana, era el atuendo que estaba obligado a usar para ir a trabajar. Su mirada recorre el lugar hasta que me ve; noto como su sonrisa se amplía y siento mariposas en el estómago; aunque llevábamos meses siendo pareja, aún podía sentir lo mismo que cuando se me declaró. Desvía su mirada y camina hacia una de las mesas, la que siempre elige, y toma asiento.
—¿Entonces? —la voz de Fer me toma por sorpresa haciendo que de un pequeño brinco—. ¿Qué esperas? Ve a atenderlo —su voz sonaba demandante mientras me daba pequeños empujones en la espalda para que caminara hacia él.

—No puedo —insisto alejándome de ella y volviendo a la barra.

—¿No puedes? —inquiere siguiéndome—. Lo haces diario. ¿Cómo es que ahora te molesta? —me mantengo mirando hacia la cocina, aún así puedo ver su rostro viéndome con cautela intentando entender.

—La colecta está muy cerca, no quiero levantar sospechas justo en esta época.

Miro de reojo hacia Clay, era obvio que estaba esperando que fuera, pero en verdad creía que no era el mejor momento para intentar algo. 

Había sido testigo de cómo personas con altos cargos habían obligado a parejas a inscribirse debido a que habían sido descubiertos; no quería que tuviéramos el mismo destino que los demás. 

Mi vista se vuelve hacia la barra al notar que ya me habían dejado la orden de la chica. Estoy a punto de tomarla cuando Fer se me adelante y la agarra. 

—¿Qué haces? —pregunto entre dientes, probablemente se notaba en mi voz la preocupación que estaba sintiendo.

—Lo que hacemos a diario —responde tranquilamente sin voltear a verme—. No dejes que la estúpida Colecta también les arruine esto, ve y pide su orden —menciona en voz baja guiñándome un ojo. Da media vuelta y va hacia la mesa de la chica que había llegado minutos antes.

Sonrío para mis adentros y camino hacia la mesa donde estaba sentado Clay.

—Buenos días, señor —digo fingiendo seriedad colocando mi libreta enfrente mío.

—Buenos días, señorita —responde dándome una sonrisa coqueta—. Le importaría darme un café macchiato y un cuerno relleno de jamón y queso —dice fingiendo revisar la carta. Sabía que estaba fingiendo puesto que pedía lo mismo cada vez que venía.

Anoto lo que me dice en la libreta sintiendo su mirada sobre mí.

—Enseguida se lo traigo —digo dándole una última mirada. Camino de regreso a la barra entregándoles la nota.

Puedo sentir cómo me está viendo a pesar de que yo no estoy volteando a verle de regreso y sonrío.

—Cuidado con esas miraditas —susurra alguien en mi oído, haciéndome dar un brinco. Veo a Fer riendo entre dientes mientras entrega una nota a los cocineros—. Dile que te deje de comer con la mirada o entonces sí estarán en problemas.

Ruedo los ojos dramáticamente asegurándome que me vea.

—No me está comiendo con la mirada —me quejo ligeramente molesta—. Y aunque lo estuviera haciendo, no hay nada ilegal con eso —remato sabiendo que en teoría eso no tenía nada de malo.

—Tal vez, pero si la gente suma dos más dos, muchos obtendrán un cuatro —responde en un juego de palabras tomando la orden de Clay que había salido y entregándomela.

La tomo sabiendo que la conversación había terminado y camino hacia Clay entregándosela.

—¿De qué estabas hablando con Fer? —pregunta tranquilamente viéndola de lejos.

—Ya sabes, cosas de chicas —respondo burlonamente entre risas, a lo que solo niega divertido pero evitando reírse, como solía hacer.

—¿Harás algo mañana? —pregunta esbozando una sonrisa recargándose sobre la mesa.

—Tal vez —respondo evadiendo la pregunta—. ¿Qué habías planeado?

—Dado que todos tenemos día libre y todos están demasiado ocupados con la Colecta, podría ser el momento perfecto para tener una cita —puedo ver el brillo en sus ojos de lo emocionado que está por su idea.

—Por mucho que me encanta el plan de salir, no creo que sea el mejor momento para ser atrapados —me quejo entre risas.

—¿Entonces una salida entre amigos? —pregunta levantando las cejas.

Inmediatamente sé lo que está pensando. Salir los dos junto a Fer y Sofi para tener una buena coartada pero seguir estando juntos.

—Es una cita.

Sonrío dando media vuelta de regreso a mi lugar dejándolo con su comida.




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