Cero

CAPÍTULO IV

El día transcurrió cómo era de esperarse. La mayoría de los empleados se encontraba distraído por la noticia de la Colecta mientras que otros como Fer y yo nos mantuvimos tranquilos como si fuera un día más de trabajo.

Sin embargo, a todos los que entraban en la línea nos dejaron salir del trabajo a las once y media de la mañana; aparentemente se había dado un aviso de que recibir el formulario también era parte del proceso de la Colecta. Por lo que nos dió a todos nuestro sobre con el pago de la semana, descontando el domingo y las horas que no trabajamos de hoy, y nos dejó ir.

Fer y yo caminamos juntas hasta la parada, aunque las dos tomaríamos diferentes rutas, era agradable caminar a su lado y estar con ella esperando era mejor que esperar sola.

—Clay nos invitó a salir mañana —comento tomando asiento en la parada junto a un joven con una gabardina café, cubriendo la mayor parte de su cuerpo, y un sombrero del mismo color. 

—¿Nos invitó? ¿O te invitó? —pregunta cruzándose de brazos evitando reírse.

—Nos invitó —recalco moviendo mi cabeza para señalar al señor a un lado y entendiera que no debería decir eso en la calle—. Dijo que sería divertido ir mañana a algún lado entre amigos.

—¿Entonces seríamos Clay, tú y yo? —pregunta contándonos con los dedos.

—Y Sofi —añado levantando uno de sus dedos mientras contaba.

Un camión verde con blanco se acerca a la parada, no necesito mirar dos veces para saber que es el mío. Me levanto lista para abordarlo mientras se acerca.

—¿Y a dónde iremos? —pregunta Fer cruzándose de brazos.

El camión se detiene en frente mío y veo a ambos con indecisión.

—Nos ponemos de acuerdo por mensaje —le comento a Fer subiendo al camión.

Ella se despide y el camión avanza. Termino de subir los escalones y le pago al conductor entregándome mi boleto. Avanzo hacia adentro y me sostengo de los asientos, no era de esperarse que el camión se encontrara considerablemente lleno durante esta hora.

Espero parada cuando siento como alguien se pega a mí. Me volteo molesta y distingo a un chico no mucho mayor que yo detrás mío. Ruedo los ojos restándole importancia, solo era un tonto más, vuelvo mi vista hacia la ventana sin prestarle atención. Nuevamente vuelve a pegarse a mí aunque esta vez sí puedo darme cuenta que no es accidental.

Estoy a punto de voltear a gritarle cuando la señora en frente mío se levanta.

—¿Gustas sentarte? —pregunta señalando el asiento que acababa de dejar libre.

—Gracias —digo dándole una sonrisa sincera, agradeciéndole más que nada por su ayuda y no por el asiento.

Tomo asiento junto a una señora de edad mayor quien me sonríe. Naturalmente, le devuelvo la sonrisa.

La señora que me había dado el lugar camino hacia la parte trasera del camión y espero a la siguiente parada para bajarse.

Me giré a ver al chico de hace unos segundos pero ya se había movido hacia la parte delantera del camión y no daba señales de ver hacia mi lugar.

Tuve la sensación de querer sacar mi celular para mandarle mensaje a Clay sobre la salida, pero después de lo que acababa de pasar supuse que sería mejor esperar hasta que llegara a casa.

El camión se mantiene en movimiento pasando por varias calles conocidas para mí; en un momento, pude distinguir que ya nos estábamos acercando hacia mi colonia. Me levanté del asiento y caminé hacia la parte trasera del camión. Me sorprendió ver que la señora mayor que había estado sentada a mi lado se levantó también caminando hacia la parte trasera.

Esperamos hasta que se detuvo el camión y ambas bajamos de este. Por cortesía, me regresé para ayudarle a bajar.

—Muchas gracias señorita —digo bajando. El camión aceleró y se alejó de nosotras—. Señorita, si algo como lo de hace rato vuelve a pasar, no dude en pedir ayuda —comentó en cuanto vió que el camión ya se encontraba lejos.

Le miré sorprendida. Había supuesto que nadie se había dado cuenta o que nadie le había prestado atención.

Asiento recibiendo su consejo como un regalo. 

—Gracias —murmuro despidiéndome. 

Comienzo a caminar hacia mi hogar y volteó por última vez hacia la señora. No me sorprendo cuando un taxi se detiene a su lado y la señora que me había dado el asiento unos minutos atrás baja de él y ambas se van juntas.

Sigo mi camino tranquilamente hasta llegar a mi casa, aún no sabía cómo seguía mi madre y me preocupaba entrar y que hubiera problemas.

En cuanto abro la puerta, sé que puedo calmarme, pues todo se mantiene en absoluto silencio. Aunque rápidamente distingo un sonido proveniente de la sala. Camino hacia ella encontrándome con Sofi cambiando de canales buscando algo que ver.

—¿Qué haces? —pregunto acercándome por detrás.

Como era natural en ella, no se asusta ni se sorprende por mi aparición.

—Busco algo que ver, pero todos los canales están llenos de noticias de la Colecta —responde sin dejar de pasar los canales de la televisión.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.