Cero

CAPÍTULO IX

El día transcurre tranquilamente después de eso. Debido a que no tenía que ir a trabajar y estábamos completamente, nos dedicamos a limpiar la casa; principalmente a limpiar los escombros que habían quedado del día anterior.

Clay estuvo al pendiente de nosotras llamando a cada hora para asegurarse que no hubiera ocurrido nada malo; aunque sentía que estaba volviéndose paranoico después de enterarse que me había inscrito. 

Por otro lado, nadie sabía nada de Fer. Le había enviado un mensaje pero no me respondido, a ninguno de nosotros en realidad. Me preocupaba que algo le estuviera pasando; desde que empezó todo el asunto de la Colecta, ella había estado actuando raro. Tenía la sensación de que algo le estaba ocurriendo.

En cuanto veo que comienza a oscurecer comienzo a sentirme más preocupada que antes. El hecho de que anocheciera significaba que mi madre llegaría pronto y aún no me sentía lista para enfrentarme a ella después de lo ocurrido ayer.

A pesar de que Sofi y yo nos pasamos la mayor parte de la tarde distraídas con cualquier cosa, sentía que era mayormente para evitar mencionar la llegada de mi madre o los hechos ocurridos la noche anterior.

Escucho a un auto estacionarse fuera de la casa y sé que ha llegado. Sofi me mira con duda desde el sillón. Suspiro y camino hacia la puerta para abrirla; dos personas caminan hacia la casa, una de ellas la distingo fácilmente como mi madre por su forma de caminar, la otra no la distingo hasta que está bajo la luz y veo que es la líder. 

Nuevamente me siento incómoda frente a ella, por lo que me concentro en mi madre. Podía ver más luz en su mirada, se veía mucho mejor que la última vez que la había visto.

En cuanto me ve sonríe y se apresura a abrazarme. Me quedo paralizada sin saber cómo reaccionar a su cambio de actitud.

—¿Cómo estuvieron? —pregunta separándose de mí tomando mi rostro entre sus manos. 

Su vista viaja atrás mío y se apresura a abrazar también a mi hermana, quien había caminado atrás mío para ver quién había tocado la puerta.

Dejo de ver a mi madre y mi hermana, para concentrarme en la líder, quien tiene una sonrisa divertida. En cuanto se da cuenta que la veo, voltea a verme.

—¿Cómo estuvieron? —puedo notar un tono de preocupación detrás de su pregunta.

—Estuvimos bien —respondo a secas asintiendo.

El chillido de Sofi me sorprende y volteamos preocupadas, aunque solamente es mi madre molestándola queriendo darle besos en las mejillas y hacerle cosquillas. Una pequeña risa sale de los labios de la líder al ver esa escena, aunque rápidamente vuelve su atención a mí.

—A tu madre le dieron un medicamento algo fuerte, pero se mantendrá estable por los siguientes días —se voltea hacia su chofer tomando una bolsa de papel y entregándomelo—. Me imagino que no has ido por tus medicamentos —dice arqueando una ceja.

Esta vez no puedo discutir con ella así que solo niego con la cabeza tomando la bolsa. Había revisado la farmacia del hospital un día antes pero no podía comprar todos los medicamentos juntos ahí, por lo que rápidamente pensé en comprarlo después, aunque todo el día ni siquiera había pensado en eso.

—Dentro no solo vienen tus medicamentos, si no también los de tu madre. Asegúrate que ambas lo tomen. ¿De acuerdo? —me mira perspicazmente aunque tenía la impresión de que sabía que lo haría.

—Sí, no se preocupe —respondo esbozando una pequeña sonrisa.

La líder voltea a ver una última vez a mi madre y sale de la casa. No me había dado cuenta que había estando aguantando la respiración hasta que suspiré enormemente.

—¿Quieren algo de cenar? —pregunta mi madre viéndonos a ambas—. Ya sé, molletes. Perfectos para la ocasión —dijo yendo a la cocina.

Se movió rápidamente encontrando todos los ingredientes y comenzando a cocinar. Tanto Sofi como yo nos sorprendió la manera en la que estaba actuando. Era el mejor estado en el que la había visto en muchos años.

Me adelanto para acomodar la mesa y poder cenar. Mi madre se mueve con extrema precisión en la cocina y prepara rápidamente la cena. En cuanto termina, la sirve a cada una de nosotras sin titubear. Me aseguro de dejar mis medicamentos y los suyos en la mesa. En cuanto los ve, sonríe y los toma sin quejarse. 

Cenamos tranquilamente sin tener ninguna discusión o problema. En realidad, se sentía como la cena más tranquila en años.

En cuanto terminamos, dejo que ambas se vayan arriba a prepararse para dormir, mientras que yo me encargo de recoger el comedor y los platos. Como siempre, era algo que solía hacer por lo que no me molestaba tardar unos minutos más para irme a dormir.

Miro por última vez que todo esté en orden y comienzo a subir las escaleras. No he dado ni dos pasos cuando alguien toca la puerta. 

Bajo rápidamente esperando que ni Sofi o mi madre lo hayan escuchado, no quería que alguna de ellas se despertara o bajara para el caso.

Al abrir la puerta me encuentro con Clay luciendo ligeramente asustado.

—¿Clay? —pregunto haciéndolo entrar y cerrando la puerta detrás mío—. ¿Qué haces aquí?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.