Absolutamente todos se mantuvieron callados ante el anuncio de los líderes. Era muy seguro que ninguno de ellos tenía idea de que no todos entrarían a la Capital. Para ser justos, yo tampoco lo creía.
Voltee a ver a Sofi y Clay pensando en la simple posibilidad de que no pasemos. Pero eso sería mejor, ¿no? Significaba que podríamos volver a casa sin necesidad de preocuparnos por todo esto. Parecía la solución perfecta.
Pero cuando vi el rostro de Sofi y Clay, noté que a ninguno de los dos les gustaría esa idea. Sofi mostraba estar asustada, era en este momento dónde las pesadillas que había tenido los últimos meses volvían a hacerse presentes. Clay, por otro lado, lucía aterrado pero triste, probablemente había pensado lo mismo que yo. Que estaríamos a salvo y llegaríamos juntos a la Capital.
¿Pero qué acaso mi abuelo no me había advertido de los peligros? ¿Se refería a esto?
La líder Vanesa golpea su micrófono un par de veces llamando la atención.
—Sé que todos ustedes deben de sentirse confundidos y asustados, pero tengo que hacerles una pregunta. ¿Cuántas personas conocen que hayan sido seleccionadas y hayan vuelto?
Todos se quedan callados pensando en lo que nos acababa de decir. Igual yo. En realidad, nunca había visto ni oído sobre alguien que volviera; aunque tampoco era como si hubiera vivido muchas Colectas.
—¿Ven? No hay nada de qué preocuparse. Todos ustedes tienen todo lo que se necesita para llegar a la Colecta —intervino el líder Eduardo con una sonrisa.
El buen humor de los seleccionados regresó con ese comentario y volvieron a aplaudir.
—A partir de ahora —habló el líder Gerardo acallando los aplausos—, todos ustedes serán enviados a habitaciones individuales donde estarán viviendo antes de ser asignado a un equipo.
Las miradas confundidas y los susurros no tardaron demasiado en hacerse presentes.
—Lo que mi compañero Gerardo quiere decir —intervino la líder Magaly calmando a la mayoría de los presentes—, es que se les evaluará cada cualidad que tengan. Fuerza, resistencia, inteligencia, agilidad, y cualquier otra que se les pueda ocurrir —soltó una pequeña risita que hizo sonreír a más de uno.
—Una vez que todos hayan sido evaluados; se les dividirá en equipos, dependiendo de su desempeño, y volverán a ser evaluados sobre otros rangos como trabajo en equipo, confianza, comunicación, entre otras cosas —añadió la líder Danna con una sonrisa de suficiencia.
—Así que ya saben chicos, demuestren todo lo que son y tendrán un pase asegurado —comentó el líder Alberto, ocasionando que varios de los presentes lanzaran gritos de alegría.
El coordinador que los presentó volvió a subir junto a ellos.
—Bueno, bueno. Creo que todos se encuentran muy emocionados ya —en esta ocasión, varias personas si le siguieron el juego y le aplaudieron—. Ya que todos acaban de llegar, se les asignará un cuarto en varios de los hoteles especiales para ustedes. En cada uno de sus hoteles les servirán su desayuno, comida y cena. Justo ahora, los llevarán a sus cuartos y les explicarán qué es lo siguiente a hacer. ¿De acuerdo?
La mayoría de los seleccionados gritaron alegremente “Sí” y aplaudieron emocionados.
—¡Muy bien! En orden, los llevaremos a sus habitaciones. ¡Todos los que tengan apellido de la A a la D, siganme!
El coordinador bajó del escenario y empezó a agitar las manos para que los seleccionados lo siguieron. Lentamente, se fueron levantando y caminaron detrás del coordinador hacia uno de los edificios a un lado nuestro.
Otro coordinador avanzó al escenario y comenzó a llamar a los seleccionados con apellidos de la E a la H.
—Algo me dice que no estaremos juntos —susurró Clay a nosotras.
No me había parado a pensar en la posibilidad de que nos separaran, aunque esperaba que no fuera muy grave.
—Habla por tí —replicó Sofi divertida abrazándome.
Me reí con ella. Si nos separaban por apellidos, era obvio que estaríamos nosotras dos juntas. Pero el apellido de Clay era Montoya y la separación entre la M y la R no era mucha, pero seguramente no era suficiente.
Eventualmente, más coordinadores se llevaron a los seleccionados. Uno de ellos se llevó a todos los que tenían apellidos entre la M y la P. Clay nos dió una mirada triste antes de seguir al coordinador hacia su edificio.
Después de que Clay se fue, llegó otro coordinador llevándose a todos con apellidos de la Q a la U; lo cual nos incluía a nosotras.
Nos levantamos y caminamos hacia el coordinador. Estando de pie pude ver que aún había muchas personas y seguramente eran mucho más las que se habían ido.
El coordinador nos guió a todos hacia uno de los edificios. Por dentro, parecía un hotel, a pesar de que por fuera parecían edificios de universidad. Tenía un candelabro colgando del techo, había varias mesas y sillones a nuestro lado derecho, al izquierdo se encontraba lo que parecía ser la recepción.
Por órdenes del coordinador, todos son acomodamos en una fila hacia la recepción. Uno a uno, las personas frente a nosotras fueron diciendo su nombre y les entregaban una llave y las indicaciones de como llegar a su habitación.
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Editado: 29.03.2021