Chicago Burns: Ella amaba a su escritor favorito

Capítulo 10

JAKE

La noche cae rápido, y yo estoy aquí, en mi cuarto, con el teléfono en la mano, viendo la pantalla a cada rato como un idiota. He intentado llamarla varias veces, le he mandado mensajes, pero nada. Ni una respuesta. Es como si Lily se hubiera desvanecido en esa maldita casa.

Como es sábado por la noche, mis amigos me insisten para salir de fiesta, pero no me apetece ni siquiera contestarles. Vendrán a buscarme de todas maneras en cualquier momento porque viven en esta misma residencia universitaria.Y ella también, en la parte de mujeres.

La conozco demasiado bien y el simple hecho de que no responda mis mensajes me revuelve el estómago. Es como si una parte de mí estuviera en ese lugar, atrapada con ella, sin saber qué demonios está pasando.

Y, maldita sea, mi mente que divaga por todas partes no ayuda. La imagino con él. Ese tal Mirk, con su maldita sonrisa de escritor engreído, su físico perfecto y esa actitud de chico misterioso que, por alguna razón, siempre parece funcionar con las chicas. La imagino encima de él, como si mi cabeza quisiera torturarme de manera fatal. La veo a ella, mi Lily, cabalgando sobre él, perdida en sus brazos, y siento un calor que no es de deseo, sino de rabia.

Siento que podría romper algo, cualquier cosa. El simple pensamiento de ella, de esa manera, con alguien como él, me llena de furia.

Miro de nuevo el teléfono y marco su número. El tono suena una, dos, tres veces… y después se va al buzón de voz. Otra vez. Me revuelvo en la silla, cada vez más inquieto.

—¡Vamos, Lily, contesta! —murmuro en la oscuridad, apretando el teléfono con fuerza, como si así pudiera obligarla a responder.

Pero nada. El silencio de la habitación solo aumenta mi preocupación, la sensación de que algo está mal, que algo no encaja. Mi piel se eriza, y no puedo quitarme de encima esta sensación de que ella me necesita, de que debería estar ahí, con ella, y no aquí, impotente y cabreado.

No sé si estoy siendo paranoico o si realmente hay algo más detrás de este silencio, pero lo único que sé es que necesito escuchar su voz, asegurarme de que está bien. Porque si algo le pasa…

Golpean la puerta.

Hay gritos fuera.

—¡Amigo, hay fiesta con chicas preciosas, sal de ahi ahoraaa!

Caramba, ¿qué voy a hacer? ¿Me serviría despejarme, embriagarme y dejar que la noche pase sin más?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.