20 de enero de 1986. Manhattan - Nueva York.
Bitácora diaria del teniente LeGrand número setenta y uno. Llevo demasiado tiempo metido en esto. No he visto a mi hija desde hace casi dos meses. Estoy retenido en Manhattan para no revelar información sobre mi trabajo, por lo que, incluso estando en la misma ciudad, no puedo ir a casa… Cómo extraño a mis señoritas. Me acaban de confirmar que mi bebé nacerá pronto. Me encantaría verlo. Ojalá pueda terminar con esto pronto e irme a casa.
Se me informó que los Gambino de la mafia italiana estarían intentando plantar raíces en Nueva York. Mis hijos crecerán aquí; no puedo dejar que eso pase…
Todo el cuerpo policial del estado comenzó los monitoreos nocturnos de los lugares que posiblemente usarán como sede en esta parte del país. Ya de por sí, tratar con esta mafia es todo un dolor de cabeza, pero esto va más allá de mis estigmas como oficial de policía. Esto es algo que debe solucionarse ahora.
Ya quiero salir de aquí. Soy consciente de que de mí dependen muchas vidas, y sé que corazón no hay vacilaciones, pero si se trata de mi familia, las antepongo a ellas…
A veces deseo nunca haber ascendido a teniente. Si no lo hacía, probablemente ahora estuviera cuidando de mi mujer, o ayudando a mi princesa hermosa con sus tareas. Quiero conocerla más, saber qué piensa y cuáles son sus aspiraciones para el futuro. También quiero cargar a mi bebé cuando nazca. Quiero que me reconozca como su papá; quiero ver sus primeros pasos, sus primeras palabras. Por ridículo que suene, quiero cambiar su pañal… Hay muchas cosas que quisiera, pero debo cumplir mi deber…
Por favor, mi querida Chris, dame las fuerzas para seguir un día más… Solo un día más.
Teniente LeGrand fuera.
14 de febrero de 1986. Manhattan - Nueva York.
Bitácora diaria del teniente LeGrand número noventa y seis. Hoy es San Valentín y no puedo pasarlo con mi esposa. La verdad es que entendería si lo estuviera pasando con otro hombre. Con alguien como yo de esposo, sería lo normal… Pedí que le enviaran un ramo de flores y esos chocolates de avellana que tanto le gustan. Cuando nos conocimos, me contó que sus padres trabajaban en una tienda de dulces artesanales y que esos chocolates eran sus favoritos. Seguramente piensa que ya lo olvidé; es algo demasiado simple y superfluo recordar ese tipo de detalles. Yo no pienso así. Me gusta acordarme de todos esos pequeños fragmentos de su personalidad, porque me hacen sentir más cerca de ella.
También pedí que le enviaran a mi Chris esa nueva edición del oso de peluche que está de moda. No estoy al tanto de cómo funcionan esas cosas ahora, pero espero que le guste mucho. Aparte de eso, le compré un diario para que escriba todo lo que le pase y me lo cuente todo una vez que haya vuelto a casa. Las extraño mucho.
Falta un mes para que mi pequeño llegue al mundo. No puedo esperar para cargarlo, llenarlo de amor y pasar todo el tiempo que pueda con él. Pienso pedir un permiso paternal y alejarme por unos meses de la policía, si no es que pido una suspensión de unos años. Esa sería la única forma de mantenerme junto a ellos. Dentro de poco termina mi descanso para grabar mi bitácora, y será momento de continuar con los preparativos. Yo solo quiero irme…
Teniente LeGrand fuera.
8 de marzo de 1986. Manhattan - Nueva York.
Bitácora diaria del Teniente LeGrand número ciento dieciocho. Son las cero quinientas horas. El cuartel está muy agitado. Nos preparamos para asaltar el depósito de los Gambino. Luego de casi un año rastreándolos, y al menos cuatro meses investigándolos y siguiéndolos, finalmente los hemos localizado. Los pocos que llegaron al país son operados por una pareja cuyas identidades no puedo revelar por términos de confidencialidad, pero sus nombres me resultan muy familiares…
No sé qué es lo que pueda suceder una vez arribemos. Será un operativo muy riesgoso; tenemos entendido que tienen varios rehenes en el depósito; al parecer se enteraron de nuestros movimientos y tomaron cartas en el asunto. He dado a mis inferiores la orden de priorizar el rescate de los rehenes y tratar de mantener las bajas al mínimo posible. No queremos terminar en una matanza… No puedo terminar así.
Últimamente he estado recibiendo cartas de mi Chris. Me cuenta sobre sus días y que me extraña mucho. ¿Cuándo se volvió una niña tan preocupada? Dice que quiere que renuncie ya a este trabajo tan peligroso, que no soporta ver a su mamá todo el tiempo angustiada y que ella tampoco lo soporta. Mi bebé…
Tengo que partir ya. Voy a utilizar una grabadora para adjuntar toda evidencia auditiva durante la redada. Espero que salga bien.
Teniente LeGrand fuera.
Grabación recuperada del teniente LeGrand. 9 de marzo de 1986. Manhattan - Nueva York.
¡La situación está terrible…! ¡Conseguimos evacuar a los rehenes, pero nos emboscaron! ¡Ahora mismo estamos en un tiroteo dentro del depósito! Puedo estar seguro de que toda la banda está aquí reunida, incluidos los dirigentes. ¡Es ahora o nunca! ¡Tenemos que terminar este infierno aquí mismo!
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Acaban de liquidar a nuestra línea de defensa. Me comunicaron que vendrán refuerzos, pero dudo de que lleguen a tiempo. Estoy solicitando que los oficiales de la barricada de afuera entren y nos ayuden a contenerlos tanto como puedan, pero me duele no poder asegurarles que salgan con vida.