Cielo Infernal

Capítulo 13

“El multiverso de las desgracias”

Esta noche de camino a casa mientras trasbordaba de pueblo en pueblo, después de un largo día, tome el autobús de las seis treinta antes de subirme lance una mira al chofer de furia intencionalmente, los pasajeros de la fila de atrás estaban empujándome esperando alcanzar un lugar, el chofer pregunto —¿todos son adultos?— no hice ni el más mínimo intento de responderle, la noche estaba cayendo, el calor era insoportable, era más que notorio que todos apestaban a humanidad, una mezcla entre sudor, perfume, polvo y sabrá dios que más, solo seguí caminando sobre el pasillo angosto buscando un lugar donde sentarme, justo a un costado estaban dos asientos disponibles en uno de ella esta una chica con un enorme arreglo de flores y al otro lado estaba un chico lindo, me observo lanzando una extraña mirada, lo cual hizo que me intimidara y decidí sentarme a lado de la chica y su ramo de flores, quise devolver la comida lo mucho que el olor a humanidad me inundaba los pulmones a tal grado de querer bajarme de ese autobús, tampoco la salude solo me senté y de mi bolso saque los auriculares mientras sonaba mi canción “otra noche en miami”,  que me transporto hacia aquella noche, solo cerré los ojos mientras el autobús partía. Jesse había llegado aquella noche por mi en su mercedes, lo observé desde lejos mientras pensé “ese es mi hermano”, aun podía sostenerme de pie, perdiendo el equilibrio con una botella de champagne “Pommery” en la mano y en la otra “Moet & Chandon Rosé Imperial, cantando el intro de la canción “otra noche en miami” mientras Jesse baja el vidrio del lado del copilo, (diez en punto de la noche y salgo de costumbre, prendas en diamantes que ceguen cuando me alumbre, me diferencio de la muchedumbre, a mi estilo puede que no te costumbre)…    

Me lanza una mira de felicidad, para ser un lunes doce de la media noche, por la ventana meto una botella mientras destapo la otra le, doy un sorbo y entro al coche mientras sigue sonando la canción (no se si irme en el Mercedes o en el Maserati modelos extranjeras que me dicen “papi”) … Jessie se despedía de las chicas que salían por estacionamiento del “fest Icon Model”. Mari Carmen me grito antes de macharnos —No vemos mañana, no lo olvides Valeria. Solo saque la mano para hacer una seña de que estaba de acuerdo.

Jesse arranco y salimos de ese lugar continuamos cantando los dos el coro, tomamos sobre la avenida para salir de “ROMA”, (pero soy yo quien le llevo la champaña), le damos otro sorbo a la botella mientras conduce y seguimos el coro… (si no es con Moët, la rubia no se baña, me voy de viaje y a las dos horas me extraña o, mejor dicho, al dinero que me acompaña).

¿Cuánto dinero ganamos esta noche? —pregunto Jessie arqueando una ceja, —una carcajada salió de mí. —¡ganamos! —Le voltee a ver.

(soy todo un fasa en la ciudad del sol, no voy a tiendas, pue yo soy dueño del mall, soy Cristiano después de meter un gol, tengo a francesas hablándome en español) … continuábamos conduciendo en medio de la autopista al otro lado de la ciudad a ciento sesenta kilómetros por hora, mientras reíamos y nos arrojábamos los billetes…

(todo es superficial, nada real, nada raro que dinero no pueda comprar pent-house con vista al mar, es lo único que tengo pa´ poder pasar).

(otra noche en miami, otra noche en miami) … sonaba de fondo cuando le voltee a ver a Jesse y le note un poco extraño, presentía que algo estaba mal, solté la botella de champagne y le pregunte; —¿Jesse te encuentras bien?, no me respondió, sabia que algo estaba mal, solo que no quería aceptarlo, Jesse miraba el camino fijamente y le grite, ¡maldito imbécil, ¿estas drogado otra vez?, no tuvo ni la más mínima decencia de responderme o quizás ya estaba muy perdido, no me respondía en absoluto todo esto sucedió en cuestión de segundos pero parecía como si hubiese estado en cámara lenta, grite “JESSIE”, me desabroche el cinturón e intente mover el volante, pero fue inútil, chocamos contra la valla de contención de la carretera y al menos dimos un par de vueltas antes de que saliera disparada, por el parabrisas, una luz blanca me ilumino en medio de la oscuridad, como si fuera un rayo de luz dentro del túnel. Ese fue mi ultimo recuerdo, antes de cerrar los ojos en mi conciencia solo maldecía al pobre de Jessie, aunque rogaba a la esperanza que estuviera bien. 

Los vidrios del parabrisas cortaban mi abdomen, la sangre resbalaba por todos lados. Solo imaginen la mitad de mi cuerpo que salió disparado del impulso y las vueltas que este dio y me expulso, mi cuerpo había quedado atorado en medio de todo.

·

Todo puede cambiar en cuestión de segundos, inclusive la vida te puede cambiar en segundos que se vuelven muy importantes, incluso la vida te puede dar un giro de ciento ochenta grados.

Ahora mis recuerdos solo son lucidos, son como una pesadilla o mas bien como una parálisis de sueño que me estaba atormentando, todas noches era el mismo sueño; yo corría sobre un laberinto sin salida mientras alguien con una capa negra y larga semejante a una sotana me perseguía con un hacha, el laberinto tenía muchas puertas, pero ninguna de esta tenía salida, solo corría y corría y justo cuando llegaba al último rincón con salida este me partía en dos pedazos de forma vertical, sin embargo, nunca puede verle el rostro.

Me estaba asfixiando con la automedicación, no sé cómo deshacerme de aquel recuerdo, podría desaparecer todos mis recuerdos, pero este seguía intacto, cada segundo lo recordaba como si apenas hubiera pasado unas horas antes. Este bailaba al ritmo de mi mente golpeado cada parte de mi interior hasta destruir aquel sueño que me costo construir, ya había echo lo suficiente para montar la gran ola, alguien me dijo “Valeria eres muy joven para morir”, puede haber muerto y hubiese preferido haber muerto, porque vivir de esta forma no suena tan bien.          




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