Al día siguiente, Lucas esperó pacientemente hasta la tercera hora de clases, la cual compartía con Kamille, para poner en marcha su improvisado plan. Había observado suficiente, o al menos eso era lo que él pensaba. Y confiaba en sus instintos.
Había averiguado que Kamille tenía una obsesión por el dibujo, a veces incluso la notaba garabatear trazos imaginarios con su dedo índice sobre su pupitre. Por otra parte, pudo averiguar de la mano de Margaret que la chica tenía un hermano que estaba en Harvard, solo vivía con sus padres; y su más importante hallazgo: Kamille no siempre fue esa chica fría que era ahora y nadie sabía el porqué de su repentino cambio. La amiga de Kami no tenía idea de lo que aquel muchacho escondía detrás de tantas preguntas. A Lucas tan solo le hizo falta mostrar una pizca de interés para que la amiga de la chica espantapájaros le contara todo lo que sabía.
―Hola―saludó el chico animadamente, al ver a Kamille ya acomodada en su asiento de costumbre, en la esquina del salón.
Ella le dio la espalda, preguntándose qué querría ahora; y esperando, al mismo tiempo, que entendiera que nada de lo que hiciera conseguiría su atención. Además, seguía sin saber cuáles eran sus verdaderas intenciones.
―Hola Kami―la saludó Maggie esta vez. Sentía bastante curiosidad por saber por qué ese chico le había estado haciendo tantas preguntas acerca de Kami. Quizás estaba interesado en ella.
No sabía exactamente cuándo ni cómo, pero sabía que Kamille había roto con Dustin. Estaba segura que eso tenía algo que ver con su cambio repentino, pero no se atrevía a preguntárselo directamente. Le partía el corazón no poder hacer nada para ayudarla, así que lo único que le quedaba era desear que aquel chico nuevo sí pudiera acercarse a ella.
¿Un clavo saca otro clavo?
―Hola Maggie―le dijo Lucas, a propósito, para que Kamille lo escuchara.
Según su lógica, así seguramente ella empezaría a preguntarse cómo o de dónde conocía a su amiga. Al menos abrirse paso en sus pensamientos ya sería un gran comienzo para él.
―Hola Lucas, ¿cómo estás? ―respondió ella.
―Siempre estoy bien―replicó Lucas sin poder ocultar esa personalidad odiosa que lo caracterizaba.
Esperaba que Spud se animara a unirse a la conversación, pero no sucedió. Ni en ese momento, ni durante el resto de la clase. De hecho, ella no respondió a ninguna de las preguntas que le hizo el chico nuevo.
¿Te gustan las matemáticas?
No le gustaban, pero no respondió.
¿Entiendes este tema?
No lo entendía para nada, pero tampoco respondió.
¿Quieres que te explique?
¿Qué podría explicarle un bueno para nada como él? Por supuesto que no quería. Lo miró con cara de fastidio y no respondió.
¿Me estás ignorando?
Sí, ¿acaso no era obvio? Por eso, no respondió. Y éstas fueron solo algunas de sus preguntas.
Lucas comenzaba a perder la paciencia, no le gustaba perder y era más que obvio que contra esa chica no iba ganando. Además, se sentía estúpido intentando hablarle con tanta insistencia a una chica espantapájaros, pero darse por vencido no era una opción. No iba a permitir que Kane y sus súbditos le vieran la cara de idiota por no poder cumplir un absurdo reto tan sencillo. Esta chica tonta se lo estaba complicando todo.
Kamille, por su parte, tenía un muy mal presentimiento acerca de todo eso. No sabía qué rayos tramaba ese tal Lucas, pero fuera como fuese, no iba a conseguir nada de ella. Nunca volvería a confiar en nadie desde lo que ocurrió aquel día, seis meses atrás.
Kamille
Seis meses atrás…
Salir con Dustin y las chicas no debía ser muy buena combinación, pero lo era. Nos la pasábamos tan bien que a veces olvidaba que Dustin y yo éramos pareja. Bueno, ellos eran compañeros de colegio, ¿cómo no llevarse bien? A veces incluso me asustaba que mis amigas llegaran a querer más a Dustin que a mí.
Decidimos ir al cine, la opción que nunca fallaba cuando no podíamos decidir a dónde ir.
―Princesa, iré a comprar más palomitas. ¿Te traigo algo? ―me preguntó mi novio, soltando el agarre de nuestras manos.
―Pero aún tenemos―protesté en voz baja para no molestar a las demás personas en el cine.
Sonaría exagerado, pero era tan poco el tiempo que podíamos pasar juntos, que cuando lo conseguíamos, no quería separarme ni un segundo de él.
―Se están acabando ya―refutó Dustin―. No te preocupes, no tardaré nada.
Ya estaba levantándose. Me dio un beso en la frente y se alejó rápidamente. Tan solo alcancé a sonreír débilmente como respuesta, aunque estaba segura de que no me vio.
―Voy al baño―anunció Lasey, levantándose unos minutos después.
―Te acompaño―ofreció Clara poniéndose de pie instantáneamente.