Cien días nos separan

Estrella 7: Titanes

Kamille tomó su mochila y se dirigió al colegio, luego de una larga y refrescante ducha. Se sentía mucho mejor ahora. Luego de dormir tanto, se sentía casi una persona nueva. Caminó despacio, sin prisa. Le daba exactamente igual si el tonto de Lucas la seguía o no. Sin embargo, no pudo evitar sentir cierto vacío al pasar por aquella banca y no ver al chico de ojos marrones sentado en ella. Aquel sentimiento tan solo duró un breve instante, porque la chica inmediatamente lo desechó de su cabeza.

«Por fin se cansó de mí y decidió fastidiar a otra» Pensó, no tan aliviada como esperaba.

     ―Oigan, pero miren quién acaba de llegar―anunció Spencer al verla.

Una mañana en el Jules Watson High no estaba completa si el pervertido no le daba la bienvenida con un chiste de mal gusto.

     ― ¡La mismísima Spud! ―Shay fue la encargada de seguirle el juego―. Pensamos que finalmente dejarías de fastidiarnos con tu presencia.

Todos en el pasillo se echaron a reír. Ya sea porque les causó gracia o por obligación. Esa era su manera de mantenerse fuera del objetivo de las burlas de los populares. Kamille alzó la vista, tan solo para encontrarse el rostro sonriente de Lucas con uno de sus brazos rodeando los hombros de la rubia. Regresó su mirada al suelo y siguió su camino, ignorando los comentarios y burlas a su espalda. Pero principalmente, pasando por alto a aquella desagradable pareja.

«Así son los de su tipo» Pensó, esta vez con un atisbo de resentimiento.

 

 

Lucas

Por alguna extraña razón no pude evitar seguirla con la mirada mientras se alejaba rápidamente. Llevaba su cabello castaño oscuro recogido en una coleta nada desaliñada, un par de jeans azules y una sudadera roja que le quedaba algo grande a mi parecer. Era lo más vistoso que le había visto vestir desde que la conocí. Incluso parecía que tenía un aura diferente. ¿Acaso algo se había zafado de su cabeza el día anterior que faltó al colegio? Fruncí el entrecejo, intrigado.

¡Aish! ¿En qué demonios estaba pensando? ¿Y desde cuándo yo podía ver auras? Lo que hiciera o no esa chica estaba fuera de mi incumbencia. Ya no tenía ningún motivo para seguir pensando en ella. Lo único importante ahora era la rubia despampanante que tenía a mi lado.

     ― ¿Irás? ―me preguntó de repente.

¿Ir a dónde? No estaba seguro de qué hablaban. Mi mente estaba en otra parte.

     ―No lo sé, ¿Tú irás? ―le devolví la pregunta fingiendo saber de qué se trataba. Era mi mejor truco para cuando no estaba prestando atención.

     ― ¿Qué haces tú con mi novia? ―nos interrumpió Kane, dándome un empujón para separarme de ella.

Justo la oportunidad dorada que había estado esperando.

     ―Exnovia―le corregí, sin temer que la rubia me desmintiera.

Echaba de menos a esta versión de mí. La versión insolente y osada de Lucas Vayne.

     ― ¿Qué dices? ―dudó el musculoso, mirando incrédulo a Shay.

Ella solo se encogió de hombros con desinterés.

 

 

――*――

La ira despertó rápidamente dentro del pecho de Kane. ¿Quién se creía ese tipo para meterse con Kane Douglas, el chico más popular y más deseado de todo el colegio? Le había costado mucho llegar hasta donde estaba ahora y no iba a permitir que cualquier novato viniera a arrebatarle lo que le pertenecía.

     ―Lo que escuchaste―confirmó Lucas con una sonrisita socarrona, para luego mostrar un gesto pensativo―. Resulta, Lane, que decidí que no me interesa seguir tus órdenes―añadió diciendo mal su nombre a propósito.

Shay se deshizo de su brazo y dio un paso atrás cuando advirtió la mirada furiosa de su, ahora, exnovio. Esto definitivamente no acabaría bien.

     ― ¿Qué está pasando? ―Ginny susurró acercándose a ella.

Claro, la reina de los chismes necesitaba estar al tanto de todo.

     ―A mí no me preguntes. Se supone que tú eres la que lo sabe todo, ¿o no? ―respondió ella sin apartar la vista de los dos muchachos exageradamente atractivos que parecían estar a punto de enfrentarse.

La chismosa ladeó la cabeza y ambas retrocedieron dos pasos.

     ― ¡Pelea! ―exclamó Spencer en cuanto vio que Kane agarraba a Lucas con ambas manos por la camiseta del Manchester United que llevaba puesta.

Si había algo que Lucas realmente detestaba, era que pusieran sus sucias manos encima de su preciada camiseta roja del ManU.

     ―Te doy dos segundos para que sueltes mi camiseta, o sino…

     ―O sino, ¿qué? ―lo desafió Kane.

     ―Te vas a arrepentir―concluyó Lucas tensando la mandíbula.

     ―Ya veremos quién será el arrepentido―bufó el otro chico, levantando la voz para hacerse oír por encima del sonido del timbre.

 



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En el texto hay: juvenil, desamor, amor

Editado: 18.08.2022

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