Cien días nos separan

Estrella 30: Noche estrellada

Había llegado finalmente el día más esperado por todos. Y cada quien se estaba preparando a su manera. Personas como Shay y Ginny habían reservado vestidos de diseñador con un mes de anticipación, también citas en el peluquero y manicurista. Mientras que personas como Brandt y sus amigos del club de ciencias, se habían estado quejando todo el día de cómo aquella actividad no daba ningún beneficio a sus estudios.

Las tímidas, como Melby, veían la ocasión como una oportunidad de oro para mostrar su lado desconocido por la sociedad, por lo que se esforzaban mucho en sus atuendos.

Kamille y Maggie se preparaban de manera distinta. Habían estado toda la mañana horneando galletas de avena con Kristin, la madre de Kamille. Archie había salido a reunirse con un profesor universitario y su padre, John, estaba en el banco donde antes había trabajado. Ellos tendrían que rendirle cuentas por los daños que le causaron, después de haber probado su inocencia en el caso.

Las chicas no habían hecho grandes preparaciones para esa noche. Aquella misma tarde habían visitado una tienda Vintage, donde habían conseguido dos hermosos vestidos. Luego habían regresado a alistarse en casa de los Wheeler.

Los chicos pasaron por ellas a las seis en punto. Lucas había acordado pasar por Brandt antes de recoger a las chicas; no porque fueran amigos, sino porque de todas maneras iban al mismo sitio. Kristin los había invitado a pasar, deslumbrada por los trajes de gala de ambos. El de Lucas era un tuxedo color plata con solapas negras, chaleco y corbata. El de Brandt era un esmoquin negro que resaltaba el verde de sus ojos.

Sin embargo, todo el brillo de los chicos se apagó cuando aparecieron las chicas en la escena. Maggie vestía un hermoso conjunto crop-top. La parte superior era blanca de encajes con mangas largas, mientras que la falda era color marrón. Llevaba el cabello recogido en la parte trasera de la nuca, con un par de mechones sueltos a ambos lados de la cara. Su maquillaje era suave, mientras que sus labios contrastaban en un color rojo pasión que lucía simplemente impresionante.

Kamille no se quedaba atrás, había elegido un hermoso vestido blanco one shoulder de corte griego, con una abertura a lo largo de la pierna. Lucía espectacular con el cabello que caía sobre sus hombros en delicados rizos retro. Parecía una verdadera diosa de carne y hueso.

     ―Estás hermosa―señaló Lucas, casi sin aliento―. Es decir, ambas lo están―corrigió.

     ―Cierra la boca―bromeó Kami tapándose la cara con las manos.

     ―La verdad no sé si debería decir hola, o hacer una reverencia―dijo el irlandés, medio en serio y medio en broma.

Maggie lo golpeó en el brazo con su bolso.

     ―Creo que eso puede considerarse violencia intrafamiliar, ya que son casi como prometidos―dijo Lucas para molestarlos.

     ―No es gracioso―protestaron ambos al mismo tiempo.

     ―Definitivamente están hechos el uno para el otro―decidió la chica de cabello oscuro.

 

 

Lucas

Luego de tocarle las narices a Brandt y Maggie, pasamos por la sesión de fotos obligatoria que parecía ser una tradición en casa de los Wheeler. Después de eso aparecieron el señor Wheeler y Archiebald con caras muy serias. No nos dejaron ir hasta repartirnos advertencias tanto al irlandés como a mí. No sabía cómo actuar ni qué decir. Estaba muy rígido por el nerviosismo. Al final Archie se echó a reír dándome una palmada en la espalda, diciendo que me relajara, pero eso no calmó mi tensión. Cuando salimos de ahí, caí en cuenta de que tenía todo el cuerpo entumecido por el pánico de ser asesinado en la sala de estar de la familia de Kami.

Pero luego la miré en el asiento del coche junto a mí y toda la tensión desapareció. Cada vez que la veía, sentía como si toda mi vida hubiese tenido los ojos cerrados hasta que la conocí y finalmente abrí los ojos a la vida, a las emociones y a la felicidad.

El evento benéfico se llevaría a cabo en el gimnasio del colegio. Pensé que no sería la gran cosa, pero cuando llegamos fue como entrar a otro universo. Había un gran escenario al frente que mostraba un video de copos de nieve cayendo infinitamente. Las paredes estaban cubiertas por telas blancas iluminadas por tiras colgantes de pequeñas luces blancas y amarillas. No había mesas, solo filas de sillas frente al escenario que ocupaban apenas una cuarta parte del lugar. Estaba seguro que nadie se sentaría de todos modos. Quizás los únicos que se sentarían serían los invitados multimillonarios del colegio que iban a participar de las subastas.

Supongo que había valido la pena el dinero que nos hicieron pagar por las entradas a esa gala benéfica. Era algo absurdo obligarnos a comprar entradas cuando la gala se había organizado con nuestro propio dinero, pero nadie tenía las agallas para reclamarle al director. Y yo tampoco pensaba hacerlo, ya había tenido suficientes problemas con directores en mi vida.

     ― ¿Qué pasa? Pareces un poco tenso―señaló Kami mientras echábamos un vistazo alrededor, a todas las estaciones que se habían dispuesto para la noche.

En una de ellas hacían tatuajes de henna por donaciones de cinco dólares, en otra estación vendían artículos de anime, en la siguiente había un caricaturista que hacía retratos en vivo por veinte dólares. Había casi diez estaciones con temáticas distintas. En el fondo tenía que admitir que Shay y su gente habían hecho un buen trabajo con la organización.



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En el texto hay: juvenil, desamor, amor

Editado: 18.08.2022

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