Cien pruebas de que existí

Capitulo 1

"El tarro de los recuerdos"..

El ático estaba más caliente de lo que Tamia esperaba, considerando que afuera había un frío que partía los huesos. Subió buscando distraerse, porque llevaba semanas sintiendo que su memoria le hacía pequeños trucos: nombres que se le escurrían, fechas que sabía de memoria pero ahora parecían esconderse, y hasta la ubicación del control remoto… aunque, para ser justa, ese nunca había estado bajo su control.

Entre cajas, muebles viejos y un ventilador oxidado que juraba haber tirado en los 90, algo llamó su atención: un tarro de cristal, cubierto de polvo, con una etiqueta pegada de forma torpe.

“Léelo cuando todo empiece a sentirse distinto.”

Tamia arqueó una ceja.

—¿Qué clase de Tamia del pasado escribe mensajes misteriosos sin consultar a la Tamia del futuro?

El tarro estaba lleno de papeles doblados. No cartas, no notas sueltas. Papeles de cuaderno. De ese tipo barato que se arruga si lo miras fuerte. Lo abrió con cuidado, aunque el vidrio crujió como si se quejara.

Sacó el primer papel. Y aunque lo reconoció como suyo, algo no encajaba. La letra era demasiado firme. Y demasiado… joven.

Al leer, el mundo alrededor pareció quedarse quieto. La voz de una versión niña de ella misma empezó a abrir puertas que llevaba décadas cerrando.

Tamia respiró hondo.
Algo dentro de ese tarro iba a cambiarlo todo. Y lo sabía.




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