Citas, matches y desastres

Capítulo 39

Valeria había intentado todo: ignorar, procrastinar, usar excusas laborales, incluso convencer a Claudia de que “no era nada serio”. Pero la verdad siempre encuentra su camino… y en este caso, la encontró en forma de una conversación inevitable.

Todo empezó cuando el coworker misterioso la invitó a tomar aire durante el almuerzo.
—Necesito hablar contigo —dijo, con esa calma peligrosa que siempre le ponía los nervios de punta.

Valeria tragó saliva. “Aquí vamos…”

Se sentaron en un banco frente a la oficina, con la típica vista urbana de carros pitando y gente apurada. Él la miró fijamente.
—Sé que todo el mundo habla. Sé que ya no hay secreto. Pero lo que quiero saber es… ¿qué quieres tú?

Valeria sintió que el corazón le hacía un maratón en el pecho. Su primer instinto fue hacer un chiste.
—Yo quiero… que me suban el sueldo.

Él rió, pero no desvió la mirada.
—Valeria, hablo en serio.

Ella intentó ganar tiempo.
—¿Y si digo que no sé?

—Entonces esperaré —respondió él, sin dudar.

Ese “esperaré” la desarmó. Nadie en sus citas anteriores había tenido paciencia, ni interés real. Todos querían inmediatez: likes, matches, respuestas instantáneas. Y ahí estaba él, diciéndole que podía esperar.

Por primera vez en mucho tiempo, Valeria sintió que la decisión ya no era un juego. Era algo real. Y, como siempre, el humor fue su escudo.
—Está bien… pero si vas a esperar, mínimo tráeme donas.

Él sonrió.
—Trato hecho.

Esa noche escribió en su diario digital:
“Hoy no dije que sí, tampoco dije que no. Pero por primera vez siento que el desastre podría llevarme a algo bueno. Y eso… da más miedo que cualquier ghosting.”



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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