Citas, matches y desastres

Capítulo 51

Valeria siempre había dicho que los gestos románticos de película no existían.
“Eso es Hollywood, en la vida real lo máximo que te traen es una empanadilla fría”, solía bromear con Claudia.

Pero ese día algo raro pasó.

Después de semanas de idas y vueltas, silencios incómodos y frases a medio terminar, Señor Ambigüedad apareció en la oficina con un ramo de flores. No de rosas rojas cliché, sino un mix de girasoles, margaritas y hasta un par de flores que parecían arrancadas de la casa de alguna tía.

—Esto… es para ti —dijo él, nervioso, mientras todos los compañeros de oficina se quedaban en silencio, como si el tiempo se hubiera detenido.

Valeria, que en ese momento solo llevaba en la mano un tupper con arroz con salchichas, sintió que era la protagonista de un reality show.

Claudia no tardó ni cinco segundos en murmurar:
—¡El gran gesto! Esto es nivel episodio final de temporada, amiga.

Valeria quiso decir algo ingenioso, pero lo único que salió de su boca fue:
—Ah… ¿y no había bolsitas de Doritos en la gasolinera?

Todos rieron, el momento se rompió, y él terminó encogiéndose de hombros con una sonrisa tímida. Pero lo que nadie podía negar es que ese gesto —torpe, inesperado y absolutamente imperfecto— había cambiado el ambiente.

Por primera vez, Valeria pensó que tal vez el caos podía tener algo de magia.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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