Citas, matches y desastres

Capítulo 59

Valeria había jurado que ya no caería en dramas con exnovios. Su plan de vida era claro: ignorarlos como si fueran anuncios de YouTube y seguir adelante. Pero, como siempre, el destino se entretenía arruinando sus planes.

Todo comenzó cuando Claudia irrumpió en su escritorio, más exaltada que de costumbre:
—¡Val! ¡Alerta roja, máxima prioridad! Tu ex está en el edificio.
—¿Qué? ¡Eso es imposible! —Valeria casi se atraganta con su café.
—¡Pues no! —Claudia le mostró la pantalla de su celular—. Mira, alguien lo vio en el lobby, con flores. FLORES, Val. ¿Qué clase de película cursi está tratando de recrear?

Valeria sintió un escalofrío. Ese ex no era solo un recuerdo vergonzoso: era el desastre con patas. El mismo que una vez la dejó plantada porque “se le olvidó que tenía partido de FIFA con los amigos”.

—No puede ser… ¿y si viene para hablar conmigo? —murmuró ella, temblando.
—¿Hablar contigo? —Claudia arqueó una ceja—. Claramente viene a hacer un show. Y no vamos a darle el gusto.

Así nació lo que Claudia bautizó como: Operación anti-ex.

El plan era simple (en teoría):

1. Evitar que el ex alcanzara a Valeria.

2. Usar cualquier distracción necesaria.

3. Si todo fallaba, fingir que Valeria tenía una vida amorosa perfecta y estaba demasiado feliz para escuchar tonterías.

—¿Y cómo se supone que voy a fingir eso? —preguntó Valeria, incrédula.
Claudia la miró con una sonrisa maliciosa.
—Con ayuda de cierto alguien.

Antes de que Valeria pudiera protestar, Claudia ya había ido a buscarlo: Señor Ambigüedad.
—Necesitamos que actúes como el novio de Val por unas horas —explicó Claudia, sin anestesia—. Es por su bien, y por el mío también, porque honestamente necesito entretenimiento.

Él no dudó ni un segundo.
—Con gusto.

Valeria casi se desmaya.
—¡Claudiaaaa! ¿Estás loca?
—Un poco, pero funciona —respondió su amiga, encogiéndose de hombros.

Y así, cuando el ex apareció finalmente en la cafetería, con su ramo de flores que parecía comprado en la gasolinera, Valeria ya estaba sentada con Señor Ambigüedad, compartiendo un postre como si fueran pareja de revista.

El ex se quedó congelado.
—Valeria… yo…
—¡Hola! —interrumpió él, dándole la mano con esa seguridad que desarmaba a cualquiera—. Soy el novio de Valeria. ¿Tú eres…?
—El error del pasado —murmuró Claudia desde atrás, fingiendo toser.

El ex balbuceó, intentó justificarse, pero la imagen era demasiado clara: Valeria no solo había seguido adelante, sino que estaba mejor que nunca. Con alguien guapo, seguro y con la sonrisa más tranquilizadora del mundo.

Al final, el ex se retiró, derrotado, con su ramo marchito. Claudia levantó los brazos como árbitro de boxeo.
—¡Y el ganador por knockout sentimental es… Valeria!

Valeria quería morirse de la vergüenza, pero también reír a carcajadas.
Cuando se quedaron a solas, él la miró con ternura burlona.
—Oye, tengo que admitir que fue divertido. ¿Pero… de verdad tenías que poner esa cara de pánico cada vez que te tomaba la mano?
—¡No estaba en el guion! —respondió ella, colorada—. ¡Esto fue idea de Claudia!
Él se rió, suave.
—Pues… cuando quieras repetir la operación, sin exs de por medio, me apunto.

Valeria tragó saliva. Y por primera vez en mucho tiempo, pensó que tal vez no necesitaba una operación de emergencia para disfrutar de estar con alguien.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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