Citas, matches y desastres

Capítulo 71

Valeria siempre pensó que las declaraciones de amor eran momentos perfectos de película: luces tenues, música romántica y un guion que parecía escrito por guionistas de Hollywood.
Pero la vida, como siempre, tenía otros planes.

El inicio del desastre 🎭

Todo empezó en la oficina, durante una videollamada general. Valeria estaba en modo multitarea: escuchando a medias lo que decía el jefe, respondiendo un mensaje de Claudia y, al mismo tiempo, escribiendo en el chat privado con él.

—Necesito hablar contigo después —le escribió él.
—Uf, no me asustes, ¿es algo malo?
—No. Es… algo personal.

Valeria, con los nervios a mil, quiso responder con un emoji de “ok”.
Pero su dedo traidor tocó el micrófono del Zoom en vez del teclado.

—Yo también quiero hablar contigo, porque la verdad es que me gustas mucho y no sé qué hacer con todo esto —dijo en voz alta, creyendo que aún escribía.

Silencio mortal.
Treinta personas conectadas.
Un colega tose nervioso.
El jefe se ajusta las gafas.
Y él… él se quedó mirándola en la pantalla, con los ojos abiertos como platos.

—Valeria —susurró Claudia por WhatsApp segundos después—, acabas de confesar tu amor frente a toda la oficina. ¡TE AMO, REINA DEL DRAMA!

El escape 🏃‍♀️💻

Valeria cerró la laptop de golpe como si con eso pudiera borrar lo ocurrido. Se tapó la cara con las manos, deseando un agujero en la tierra que la tragara de inmediato.

Minutos después, recibió un mensaje de él:
“¿Podemos hablar en persona? (prometo no invitar al resto de la oficina).”

El encuentro 🙈

Se vieron en una cafetería esa misma tarde. Valeria llegó con una gorra, gafas de sol y bufanda, como si fuera una espía fugitiva.
—No me mires, estoy oficialmente destruida —dijo mientras se sentaba.
Él rió.
—No tienes idea de lo adorable que fue todo eso.
—¡Adorable! Fue un desastre, ahora todos creen que soy la protagonista de una telenovela barata.
—Tal vez —contestó él, acercándose un poco—, pero… también me diste la excusa perfecta para decirte lo que yo también siento.

Valeria parpadeó varias veces.
—¿Cómo que también?
—Que tú me gustas. Mucho. Desde hace rato.

El remate cómico 🤦‍♀️

Justo en ese instante, Claudia entró a la cafetería con la misión de “apoyo moral”. Al verlos de cerca, no pudo contenerse:
—¡AL FIN! Pensé que iba a necesitar alquilar un mariachi para que alguien se declarara.

Valeria rodó los ojos, él se echó a reír, y la tensión se rompió por completo.

Lo que había empezado como la confesión más accidentada del planeta terminó en la declaración más sincera y, para sorpresa de Valeria, también la más bonita.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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