Citas, matches y desastres

Capítulo 75

Claudia siempre había sido la amiga que todo lo sabía, todo lo resolvía y siempre tenía un plan bajo la manga. Para Valeria, ella era como una mezcla rara entre terapeuta improvisada, consejera amorosa y payasa profesional. Pero esa tarde, Claudia llegó al café con una sonrisa nerviosa que no le cuadraba a Valeria.

—¿Por qué tienes esa cara de “me voy a confesar en un reality show”? —preguntó Valeria, removiendo su latte como si fuera una bola de cristal.
—Porque… bueno, tengo que decirte algo. —Claudia se mordió el labio, miró alrededor y bajó la voz—. Es un secreto.

Valeria casi escupió el café.
—¡Ay, no me digas que te metiste en Tinder con mi foto de perfil otra vez!
—¡Eso fue una sola vez! —protestó Claudia, aunque su carcajada la delató—. Y para mi defensa, tuviste diez matches en media hora.

La bomba 💣

Claudia respiró hondo y soltó:
—Estoy saliendo con alguien.

Valeria parpadeó varias veces, esperando que siguiera la frase con “pero tranquilo, es una relación falsa para un experimento científico”.
—¿Qué? ¿Cómo que saliendo? ¿Desde cuándo? ¿Con quién? ¿Dónde estaba yo? ¿Dormida en todas esas escenas eliminadas de tu vida?

Claudia levantó la mano para calmarla.
—Desde hace dos meses. Con alguien del trabajo.

Valeria abrió tanto los ojos que casi parecían emojis.
—¡¿DEL TRABAJO?! Claudia, eso es como jugar Jenga en un terremoto.

La identidad misteriosa 👀

Por más que Valeria insistió, Claudia se negó a decir quién era.
—No quiero arruinarlo. No todavía. —dijo, con una sonrisa que delataba más de lo que quería ocultar.

Valeria, con ese espíritu detective que solo le salía en momentos de chisme, empezó a enumerar sospechosos:
—¿El de IT, el que siempre huele a pizza fría? ¿El de contabilidad que habla como si narrara documentales de naturaleza? ¿O el de recursos humanos con cara de santo pero ojos de diablillo?

Claudia casi se atraganta con el muffin, lo que fue evidencia suficiente de que estaba cerca de la verdad.
—¡No voy a decirte! —rio, limpiándose las migas—. Pero sí te puedo decir algo: es alguien que nunca hubieras imaginado.

El caos de la confesión 🤯

Como si la tensión no fuera suficiente, en medio de la conversación Claudia dejó escapar otra perlita:
—Y… creo que me estoy enamorando.

Valeria se quedó congelada, sosteniendo la taza en el aire como si el café se hubiera convertido en dinamita.
—¡¿QUÉ?! ¡No, no, no! ¡Eso sí que no! Tú eres la estable, la que da consejos, la que me rescata de mis desastres. ¡No puedes ser también protagonista de un romance secreto! ¡Ese es mi rol en este show de la vida!

Ambas estallaron en risas, atrayendo miradas del resto del café.

El toque romántico inesperado 💕

Al volver a casa, Valeria no podía dejar de pensar en lo que su amiga había dicho. Le alegraba verla feliz, pero también le removía algo por dentro. Si Claudia, que siempre había sido la lógica y racional, estaba cayendo en un romance inesperado… ¿qué significaba eso para ella y él?

Justo cuando su cabeza estaba a punto de explotar de tantas reflexiones, recibió un mensaje:

> “¿Cenamos mañana? Pero prometo no llevar anillo ni pizza, esta vez 😉.”

Valeria sonrió sola, pensando que quizá los secretos y las confesiones no eran tan malos después de todo.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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