Valeria siempre había soñado con una cita de película: luces tenues, ambiente romántico, música suave de fondo.
Él, que parecía haber leído su mente (o al menos haber recibido consejos de Claudia), organizó un plan sorpresa.
—Solo confía en mí —le dijo misterioso.
—¿Esto incluye que no termine avergonzada en público?
—Mmm… sin garantías —contestó con una sonrisa pícara.
El inicio prometedor 🌹✨
La sorpresa resultó ser un picnic nocturno en el parque, con luces colgantes entre los árboles, mantas sobre el césped y hasta una canasta con vino y fresas.
Valeria se quedó sin palabras.
—¡Es como Pinterest, pero en vivo! —exclamó, emocionada.
Él abrió el vino con la elegancia de un experto (después de luchar tres minutos con el corcho, claro) y le ofreció la primera copa.
—A nosotros —brindó, mirándola con esa intensidad que hacía que a Valeria le temblaran hasta las pestañas.
Todo iba perfecto. Hasta que el universo, como siempre, decidió intervenir.
La primera gota 💧
Justo cuando Valeria mordía una fresa y pensaba “esto es demasiado perfecto para ser real”, sintió una gota en la frente.
—Dime que fue un pájaro —susurró, mirando al cielo.
Otra gota. Luego otra. Y en menos de un minuto, el cielo se desplomó.
—¡NOOO! —gritó Valeria, levantándose de golpe mientras trataba de salvar su copa de vino.
Él, en lugar de entrar en pánico, estalló en carcajadas.
—Creo que el clima no estaba invitado a esta cita.
El caos acuático ☔🤣
En segundos, estaban empapados. La manta se convirtió en esponja, el queso flotaba en un charco y el vino… bueno, sobrevivió apenas.
Valeria intentaba cubrirse con la canasta como si fuera paraguas.
—¡Esto es lo menos romántico que he vivido! —protestaba, mientras su maquillaje corría como acuarelas abstractas.
Él la miró, con el pelo chorreándole agua, y dijo riendo:
—Yo creo que es lo más divertido que me ha pasado en semanas.
El momento inesperado 💕
Decidieron refugiarse bajo un árbol, aunque no servía de mucho.
Valeria, temblando de frío y de risa, lo miró y soltó:
—Eres un desastre de organizador de citas.
—Y aun así, sigues aquí. Eso debe significar algo.
El silencio que siguió fue interrumpido solo por la lluvia golpeando las hojas. Y entonces, sin pensarlo demasiado, él se inclinó y la besó.
No fue un beso perfecto de película con luces y música, sino uno caótico, mojado y lleno de risas… pero para Valeria, fue mucho mejor.
El cierre cómico 🤭
Cuando por fin lograron llegar al coche, empapados como patos, Claudia los estaba esperando.
—¡¿En serio?! —exclamó al verlos—. ¿Un picnic en plena temporada de tormentas? ¡Si los dos fueran meteorólogos, ya estaríamos en apocalipsis climático!
Valeria, riendo, solo respondió:
—Al menos fue un desastre… romántico.