Citas, matches y desastres

Capítulo 85

Valeria llevaba semanas pensando qué regalarle por su cumpleaños. No quería caer en lo típico: camisa, perfume o billetera. Quería sorprenderlo, demostrarle que lo conocía mejor que nadie.
El problema era que, con tanto entusiasmo, terminó comprando… demasiado rápido.

La gran expectativa 🎁

Claudia fue su cómplice en la misión.
—Piensa, Vali, ¿qué lo haría feliz? —preguntó con la seriedad de una coach de vida.
—Algo que sea original, que no se espere.
—¿Como una experiencia extrema? ¿Un salto en paracaídas?
Valeria palideció.
—No quiero matarlo, solo sorprenderlo.

Finalmente, vio un anuncio en internet: un gadget tecnológico “última generación”, con reseñas llenas de palabras que no entendía. Parecía perfecto.
—Lo compro. —dijo, convencida.

El momento de la verdad 🎂

Llegó el cumpleaños. La familia, los amigos y, por supuesto, Claudia estaban reunidos. La mesa estaba llena de comida y la torta brillaba con velitas.
Valeria, nerviosa, le entregó el regalo envuelto en papel plateado.
Él lo abrió con emoción y… se quedó en silencio.
—¿Un… detector de metales portátil? —preguntó, levantando el objeto extraño.
Valeria casi se desmaya.
—¿¡Cómo que un detector de metales!? ¡El anuncio decía “tecnología de punta”!
Claudia ya estaba llorando de risa.
—¡Es perfecto! Así podrán buscar tesoros en la playa cuando se aburran.

El desastre convertido en comedia 🤦‍♀️

Él, en vez de molestarse, lo encendió en medio de la sala. El aparato empezó a pitar cada vez que alguien tenía monedas en el bolsillo.
Los sobrinos lo convirtieron en juego y Claudia se inventó el concurso “¿Quién es el más metálico?”.
Valeria, roja como un tomate, murmuró:
—Yo solo quería darte algo especial…
Él la abrazó y susurró:
—Es el mejor regalo que recibí. Porque es tan raro como tú, y eso lo hace único.

El broche romántico ✨

Más tarde, cuando todos se fueron, él sacó un pequeño paquete.
—Ahora me toca a mí.
Era un collar sencillo, con un dije en forma de corazón.
—Para que recuerdes que, aunque tus regalos sean extraños, el mío es siempre el mismo: estar contigo.

Valeria lo besó, aliviada. Y mientras el detector de metales seguía pitando sin razón en la mesa, pensó que a veces los errores eran la mejor manera de crear recuerdos inolvidables.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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