Citas, matches y desastres

Capítulo 87

Valeria siempre había jurado que no era de esas personas que se ponen nerviosas al reencontrarse con un ex. Según ella, todo lo superado estaba “archivado en la carpeta de recuerdos borrosos”.
Pero cuando la vida decidió poner a Martín, su ex más desastroso, justo frente a ella en el café donde estaba con él… la carpeta se abrió de golpe.

La aparición sorpresa 😳

Valeria y él estaban tranquilos, compartiendo un café y un croissant, cuando una voz conocida interrumpió la escena.
—¿Valeria? —dijo Martín, con esa sonrisa confiada que siempre había detestado.
Ella se giró lentamente, con una risa nerviosa pegada en los labios.
—¡Martín! Qué… sorpresa.

Él (su actual, claro), arqueó una ceja curioso.
—¿Quién es tu amigo?
—Ex… compañero de trabajo —dijo Valeria, demasiado rápido.
Martín, encantado de arruinar su mentira, soltó:
—Ex novio, más bien.

El silencio fue tan incómodo que hasta el barista dejó de espumar la leche para escuchar el chisme.

El show de los recuerdos 🫠

Martín no perdió la oportunidad de sacar a relucir anécdotas vergonzosas:
—¿Te acuerdas de la vez que casi incendiamos mi cocina intentando flambear crepas?
Valeria sonrió con rigidez.
—Qué tiempos… de irresponsabilidad.
Él se rio, disfrutando del caos.
—O cuando te quedaste atrapada en el balcón porque cerraste la puerta con seguro.

Mientras Martín hablaba, Valeria veía cómo él (su actual) luchaba entre la risa y los celos.
—Vaya, parece que tienes un historial interesante —dijo con una sonrisa torcida.
—¡Exageraciones! —replicó Valeria, deseando que un agujero se abriera bajo sus pies.

El triángulo absurdo 🤯

Para rematar, Claudia apareció de la nada, como enviada del destino.
—¡Ohhh, qué escena deliciosa! —exclamó, tomando asiento sin permiso—. Presentaciones, por favor.
Martín la saludó como si fueran viejos amigos.
—Soy el ex histórico de Valeria.
—Y yo soy la mejor amiga metida en todo —respondió Claudia, encantada—. ¡Qué bonito reencuentro!

Valeria apretó los dientes. “Bonito” no era la palabra que usaría.
Él, con el ceño fruncido, se inclinó hacia ella.
—¿Histórico, eh?
—¡Histórico como en ya pasó hace siglos! —dijo ella, temblando de risa nerviosa.

El momento de caos máximo 😂

De pronto, el camarero se acercó con un pastel que claramente no habían pedido.
—Aquí tienen: cortesía de la casa.
Martín sonrió y levantó la mano.
—En realidad lo pedí yo, para recordar viejos tiempos. A Valeria le encantaba este pastel de zanahoria.

Él la miró como si acabara de descubrir una traición monumental.
—¿Pastel de zanahoria? ¡Pero tú dijiste que odiabas la zanahoria!
Valeria tragó saliva.
—Es… complicado. Tenía gustos extraños en esa época. Como… Martín.

Claudia aplaudió como si estuviera viendo una telenovela en vivo.
—¡Bravo! Esto merece un capítulo entero en mi diario de chismes.

El final salvador ✨

Cuando por fin Martín se despidió, con su aura de “aquí dejo la bomba y me voy”, Valeria respiró como si hubiera corrido una maratón.
Él la miró serio, pero con una sonrisa escondida.
—Bueno, al menos ahora sé dos cosas: que tus ex son un caos… y que el pastel de zanahoria es mi nuevo enemigo.

Valeria soltó una carcajada nerviosa y apoyó su frente en la suya.
—Prometo que ningún pastel, ni ningún ex, me va a alejar de ti.
Él la besó, sellando un pacto silencioso de “reírse de los desastres pasados”.

Claudia, desde su silla, suspiró dramáticamente.
—Yo solo digo que necesito más domingos como este. ¡El entretenimiento es gratis y el café está buenísimo!



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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