Citas, matches y desastres

Capítulo 92

Valeria jamás imaginó que su vida amorosa se parecería a una montaña rusa: subidas que la dejaban sin aliento, bajadas de vértigo y giros inesperados que la hacían gritar de risa y miedo a la vez. Pero ahí estaba, en la recta final de esa aventura, consciente de que pronto tendría que responder la pregunta que había flotado en el aire durante tanto tiempo: ¿sí o todavía no?

Preparativos caóticos

Claudia, por supuesto, no podía quedarse al margen.
—Valeria, este momento no puede ser mediocre. Tiene que ser ÉPICO. El tipo de escena que Netflix se roba para sus series.
—Claudia, por favor, no quiero drama…
—Demasiado tarde, ya imprimí pancartas que dicen “¡Dile que sí!”.

Valeria se agarró la cabeza.
—No. No y no. No voy a ser parte de un musical barato.
—¿Barato? Perdona, los globos que encargué son de alta calidad.

La idea de Claudia era montar un show digno de película romántica de bajo presupuesto: luces, música y aplausos en el momento clave. Pero Valeria, aunque agradecida, quería que fuera más íntimo, más real.

El momento esperado

Esa noche, él la invitó a cenar en un pequeño restaurante acogedor. Nada ostentoso, solo velas, comida casera y música suave de fondo. Valeria, nerviosa, apenas probaba bocado.

—Te noto inquieta —dijo él, mirándola con ternura.
—No, para nada. Solo estoy practicando cómo desmayarme de manera dramática si algo sale mal.

Él rió, y su risa fue suficiente para tranquilizarla un poco.

Después de cenar, salieron a caminar bajo las luces de la ciudad. El aire era fresco, la noche estaba en calma, y Valeria sintió que el universo le estaba dando un guiño.

Él se detuvo, tomó sus manos y, con esa seriedad que la derretía y la ponía nerviosa a la vez, dijo:
—Valeria… sé que eres un torbellino de dudas, de miedos y de sarcasmo. Pero también sé que eres la persona que quiero en mi vida, con todo y tus enredos. No quiero un “todavía no”. Quiero un sí. Contigo. Hoy. Mañana. Siempre.

Valeria se quedó en shock. El corazón le martillaba tan fuerte que pensó que la ciudad entera podía escucharlo.

El sí entre risas

Por un segundo, el silencio fue eterno. Hasta que Valeria, con los ojos brillosos, respondió:
—Mira, no prometo que no voy a arruinar cosas. No prometo que no voy a tener ataques de drama ni que voy a dejar de mandar emojis confusos. Pero sí prometo que quiero estar contigo en cada desastre. Así que… sí.

Él la abrazó con fuerza, y ambos rieron porque el beso que siguió se interrumpió con el grito lejano de Claudia, escondida detrás de un arbusto con un megáfono:
—¡AL FIN, CARAJO!

Valeria se tapó la cara.
—No puede ser…
Él sonrió.
—No importa. Ahora el mundo entero sabe que me dijiste que sí.

Esa noche terminó sin fuegos artificiales ni orquesta, pero con algo mucho mejor: ellos dos caminando de la mano, conscientes de que el futuro sería tan caótico como divertido.

Claudia, claro, no se quedó callada. Publicó en redes una foto de ambos con la leyenda:
“Breaking news: Valeria dijo SÍ. El apocalipsis puede esperar.”

Y aunque Valeria protestó, en el fondo no pudo dejar de reír. Porque sí, la vida era un desastre, pero ahora era un desastre compartido. Y eso, definitivamente, valía todo.



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En el texto hay: romance, humor

Editado: 20.09.2025

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