Clauxtro

Capítulo 9

No entiendo, ni siquiera que esperaba; sino recuerda el beso que nos dimos hace tres años y cinco meses, hoy hace tres días y veinticinco minutos / ¿no exagero o sí? /

- ¿Te pregunte si estás bien Loa?

- ¿Estabas hablando conmigo? - Pregunto sorprendida. / ¿En qué momento me quede ensimismada? / - ¿Por qué no me habías dicho que tenías novia?

- ¿Novia? No querida, soy su prometida, - escupe por la boca y me enseña la mano, a modo de saludo, pero notablemente mostrando el estúpido anillo. - Soy Leticia Jovovich.

- Soy Loa Otto, será mejor que me vaya no quiero interrumpir su reencuentro. - espeto sintiendo que dentro de mi explota una bomba de enojo, - Supongo que tienen mucho de qué hablar, yo solo sería una intromisión, tengan buen provecho, discúlpame con Amelia, pasen buenas noches. - Me doy media vuelta y me voy hacia la puerta, la abro; y lo escucho decirle que lo espere.

- No, ¿Por qué? quédate, - escucho que ella le dice, yo cierro la puerta tras de mí y suelto un suspiro que no sabía contenía al igual que una lagrima sale de mis ojos.

Empiezo a caminar con la cabeza baja, miro al frente y sigo con mi camino; la casa no esta tan lejos, pero los vecinos están de vacaciones con sus hijos, la calle está muy solitaria y da un poco de miedo; acelero el paso porque siento un escalofrió recorrer mi espina dorsal.

Trato de caminar rápido y las pisadas se escuchan más cerca de mí su sombre refleja su cuerpo fornido de músculos marcados, cierro los ojos y adelanto el paso, vuelvo a abrir los ojos cruzo la calle y atravieso frente a los vehículos que están parados en la calle, doblo para seguir en el centro de la acera y siento otra vez pasos cerca de mí y quiero mirar, pero no me atrevo, todavía no soy lo suficientemente valiente para hacerle frente.

- ¡si es una broma es de muy mal gusto! - grito, creyendo que es uno de los nietos adolescentes de los señores Prumpet, pero al mirar no hay nadie.

Prosigo con mi camino, pero vuelvo a acelerar el paso; otra vez siento pasos tras mío, pero esta vez siento una mano sobre mi boca y otra que me sujeta por la cintura desde atrás y me siento morir; llena de miedo, no sé qué hacer, no puedo gritar, y siento como me arrastra si siquiera luchar y es cuando reacciono. Muerdo su mano y me remuevo como culebra, piso uno de sus pies y es cuando lo siento soltarme y gritar.

- ¡LOA SOY YO, THOMAS! - me detengo en seco, sintiéndome paralizada, - Soy yo tonta ¿Qué diablos te pasa? ¡Joder! - inquiere; - me has mordido como perro rabioso. Me giro y abro los ojos como platos al comprobar que efectivamente es el australopitecos civilizado y muy idiota de mi hermano.

- pero ¿Qué coños te pasa? - grito dejándome caer al piso, porque mis piernas tiemblan como gelatina. - ¡Eres un maldito idiota! - vuelvo a escupir aferrando mis rodillas con mis brazos para que dejen de temblar, - ¿Quieres que muera de un puto infarto? - y las lágrimas brotan de mis ojos sin control.

El me observa desde donde está, se arrodilla ante mí me mira y sujeta mis mejillas, me limpia las lágrimas y me abraza. - Perdón Lo, soy un idiota, a veces se me olvida lo que dijo el psiquiatra de darte sustos así, dice y me abraza más fuerte; - Lo siento de verdad.

... - Vamos ponte de pie, vamos a llevarte a casa, - me ayuda a ponerme en pie. - ¡Vamos!

- ¿Qué haces aquí? - interrogo abrazándolo por la cintura caminando con él. - Pensé que no vendrías hasta mañana.

- ¿Ese es hoy, es mañana? - dijo, - quiero decir ese mañana es hoy; ya me has confundido, orangutana.

- ¡No me digas así! estúpido australopitecos; - le doy un codazo por las costillas, - pero ¿qué haces en casa de papá y mamá, en vez de estar en tu apartamento?

- ¿Apartamento? no hermanita, vamos a vivir en la próxima cuadra y vine a buscar unas cosas a mi habitación.

- ¿Que? ¿En serio? - dije sorprendida / ¿cómo sucedió esto? / - y yo que pensé que me había desecho de ti, pero no, tendré que soportarte como vecino.

- No seas mentirosa, sé que te hace feliz, por cierto ¿Por qué te asustaste? - me interrogo, mi cuerpo se tensó, no sabía que decirle. - Sabes que puedes contar conmigo sin importar lo que sea, ¿Venia alguien persiguiéndote? ¿Por eso te asestaste? - seguía insistiendo, pero solo sé que vi una sombra y escuché unos pasos tras mío, sé que Thiago no era porque sabe mejor que nadie que eso no está bien.

- ¿Puedo hacerte una pregunta Thomas? - el hace un sonido confirmándome que podía hacerlo - ¿Lo que me ibas a decir antes de que fuéramos a la iglesia que era? - Sus ojos se crisparon al abrirse y por ello continúe ¿era sobre la prometida de Thiago, cierto?

- ¿Cómo te enteraste? - Inquirió mirándome, mientras entrabamos a la casa: - No pensé que ella no vendría, tampoco le pude preguntar a él y cuando me dijiste que todo estaría bien; luego recibí un mensaje de que solo vendría él; por eso no te dije nada en la recepción, pero tampoco sabía cuándo vendría; él no lo menciono.



#12575 en Thriller
#7198 en Misterio

En el texto hay: venganzas, miedo psicológico, amor

Editado: 01.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.