Salí del baño con una toalla en la cabeza en el mismo momento que retumbaba un trueno a lo lejos haciendo que mi corazón se apresurara de tal manera que me sentía desfallecer, odio las tormentas, pero no me atrevo a llamarlo. Siento que la lluvia arrasa contra la ventana y quiero llamarlo, pero solamente acordarme de su prometida quiero matarlo.
La pantalla de mi móvil se enciende en el justo momento en que llegan tres notificaciones de mensajes luego entra otra.
Dan: "Me encanto salir contigo y recordar viejos tiempos, espero verte pronto, estabas hermosa, realmente bella; siempre me has parecido una chica hermosa”.
Las palabras de Dan me hicieron sonrojarme, en ese momento sonó otro trueno, lancé un grito ahogado y abrí el próximo mensaje.
Desconocido: “Hola, soy Leticia ¿Podemos vernos mañana para almorzar, en el centro comercial? Te espero allá en la Parodié, fui de compras con Emilia y me llevo allí, espero verte a las 12:15 pm de la tarde, por favor no faltes”.
No se habían ni siquiera casado y ya me caía de la patada; / ¿Qué rayos quiere hablar conmigo? / pero me armare de decencia y control para ir a ese encuentro.
Abrí el otro mensaje y no sé porque me arrepentí de inmediato. Desconocido: “¿Una Tormenta? Me recuerda tus gritos en la noche y hoy te ves hermosa desde tu ventana”.
Me paro dejando el celular en la cama para ir a la ventana y un relámpago con truenos alumbra a un cuerpo de pie, su cara se ve borrosa, ya que la luz del relámpago, así como vino se fue y no me dejo ver más, mi corazón se detuvo y no llegue a saber si fue literal o metafóricamente; no lo aguante más y tome el celular, abriendo el último mensaje.
“¿Estás bien hermanita? Hay una tormenta, papá y mamá están varados en casa; te dicen que la luz de emergencia esta sobre tu escritorio”. Leí rápidamente el mensaje y llame al único que me daría tranquilidad y sabia de mi mayor temor y sobre todo me diría que hacer. Marque el número de llamada rápida y contesto.
- ¡Thiago! – dije en tono desesperado, - puedes venir tengo miedo, alguien estaba parado en el jardín y me envió un mensaje.
- Loa abre tu ventana, - me dijo y me acerque estaba sobre el pequeño jardín que hizo mamá que daba a mi ventana.
La abrí inmediatamente moviéndome hacia atrás sin dejar de mirar por la ventana, cuando el entro guardando su celular y me abrazo.
- ¡Thiago! – dije sollozando en su pecho. – Lo siento, - dije dejando salir las lágrimas. Estaba enojada, por eso te evite, pero el ver esa sombra y ese mensaje; te juro que me olvide de todo.
- Sé que eres una llorona y por no estar sola, me perdonaras todo.
- ¡Cállate! Es enserio. – dije abrazándolo fuerte, - puedes buscar en los mensajes, me soltó y tomo el celular, busco en los mensajes.
- Thomas, Leticia, ¿Desconocido? – Leyó, deteniéndose - ¿Por qué Leticia te escribiría? – Yo me encogí de hombros. - ¿Esté es el mensaje? – interroga dando clic en el mismo; lo leyó y se percató de que no mentía.
Me abrazo frente a la cama y beso mi cabeza mientras acariciaba mi espalda y por enésima vez con ese gesto quería besarlo y que supiera cuanto… - ¿En qué piensas? – pregunto colocando su cabeza entre mi hombro y mi cuello. - ¿Por qué te has estremecido? – cuestiono /es algo obvio/. – Lamento estar mojado ¿me podrías buscar una toalla para secarme? / ¿cree que me estremecí por qué esta mojado? /.
- Está bien, - digo y salgo por la puerta, mientras bajo las escaleras y llego al armario de las toallas en el piso de abajo, la luz se dispara y grito. - ¡AH! – Tropiezo con la repisa que está cerca del armario y algo se cae, no sé si es el retrato familiar o el pequeño florero; siento los escalones moverse, pero estoy tan asustada parada frente al armario.
- ¿Estás bien? – niego con la cabeza ante su pregunta. – sólo fue un corto por la tormenta, - dice y saca su celular para encender la linterna de su celular. – ¿este es el closet? – asiento y el abre tomando una toalla, luego toma mi mano y vamos a mi habitación, me sienta en la cama y – espera aquí iré a buscar ropa seca donde Thomas.- Está bien, pero ¿podrías hablar desde el cuarto? – el asiente y se va por la puerta; lo escucho hablar y el sueño empieza a llegar, cinco minutos después y entra en mi aposento y se sienta a mi lado y su celular sigue alumbrando el espacio.
- Bien vamos a dormir, - me dice poniéndose de pie al lado izquierdo de la cama, yo hago lo mismo del otro lado, entramos en la cama y él apoya el foco de su móvil y me abraza dejando mi cara entre su pecho; suspiro su olor, dejando que me embriague por completo y lo escucho.
- Lamento no habértelo dicho, no sabía cómo. – dice suspirando y me aprieta a su cuerpo y lo siento suspirar. – Haría lo que fuera para que no te enojes.
- ¿Lo que fuera? – pregunto abriendo los ojos, lo escucho asentir con un – ¡hum! Y hago lo que siempre quise hacer desde ese día en que estuvo borracho con Thomas. – Cúmpleme un deseo que tengo desde hace tres años. – digo entre su pecho.