Esto es bastante agotado, quiero llegar a casa y dormir, pero una notificación me saca abruptamente de mis planes al ver el mensaje de “Leticia” nótese las comillas en su nombre y que no me cae bien, no solo porque está con él, sino porque hay algo en sus ojos que no sé, pero en definitiva no me gusto.
Camino rumbo a la salida de la universidad para tomar un taxi, cuando de pronto se detiene un auto frente a mí, el auto tiene los vidrios tintados en donde solo podemos ver los que estuviéramos dentro, pero como no estoy dentro soy de los que no puede ver nada.
La ventana desciende y deja ver al profesor Elba; - ¿Puedo llevarte a donde vayas? – con esas palabras me petrifico al escucharlo; - ¿Hacia dónde vas? – vuelve a interrogar.
- ¡No! Gracias, - logro articular y sigo caminando, él me sigue en su auto lentamente y me estoy poniendo nerviosa más de la cuenta y me detengo bruscamente para hablar. - ¿Podría no hacer eso?
- Solamente quiero ser amable con una alumna, - deja salir de sus labios con la misma sonrisa con la que me miraba en la clase. – Anda sube.
- No gracias, - digo con más brusquedad y vuelvo a caminar, él vuelve a hacer lo mismo.
En ese justo momento en que iba a detenerme apareció Dan frente a mí en la otra acera. - ¡Loa! ¡Hey, Loa! – levanto la mano para saludarlo y el profesor decide irse; cruzo la calle y llego hasta donde Dan esta.
- ¡Hola! – Le doy un fuerte abrazo. – no sabes de la situación tan incómoda que me has salvado.
- Creo que sé, - dice esté acariciando mi cabello. – ¿Si quieres te llevo? – Pregunto. – Voy al centro comercial.
- Pero ¿Qué buscas en la universidad? – Le pregunto al alejarme de él.
- Vine a investigar sobre unos diplomados de investigación científica y criminología avanzada.
- No sabía que aquí daban eso, pero te acompaño al centro comercial, la oficina de información cierra a las 5:30 pm creo que has llegado tarde.
- No importa ¿Vamos? - dice, - vendré otro día, tengo tiempo después.
Llegamos al centro comercial y subimos al restaurante La Pariele, pero él se despide yéndose hacia el tercer piso donde están las líneas de ropas deportivas al igual que las tiendas de accesorios deportivos. Llego al restaurante y me da la bienvenida un garzón, que no es para nada francés, parece más una imitación barata de aquella película que vimos con Thiago “The Hundredfoot” Journey 2014; esa navidad antes de que se fuera por su maestría.
El sujeto me pregunta por la reservación, le enseño la foto que me mando, con la hora y el lugar que fue cambiada, ya que solo tenían disponible las seis de la tarde; la veo hablando por teléfono muy seria y cuando me ve se despide y se pone de pie.
- ¿Viniste? - / ¿Acaso no es obvio? / - gracias por venir, pensé que no vendrías, sentémonos.
- Sí, me invitaste, no podía rechazar la invitación, - le digo mirándola a los ojos.
- ¿Y qué quieres pedir? - me pregunta, luego veo la carta sobre la mesa.
Nos miramos a los ojos sin decir nada / Esto se está tornando raro/. La verdad no quería estar con ella en el mismo lugar, espacio, autobús, auto, mesa, habitación y lo que fuera; sus ojos no me dan confianza, siento que los he visto en algún lado, pero no tengo idea de dónde… ordenamos, durando alrededor de un minuto en silencio el cual era muy incómodo y decidí romperlo. - ¿Y bien? – dije al fin - ¿De qué querías que hablemos? – ella toma de su vaso de agua y habla.
- Que hablemos de Thiago y su amistad, - mi ceño se frunce al instante. – sé que eres importante para él, pero quiero que no dependas tanto de él. – dice mirándome seria.
- ¿Qué estas …? – pero me interrumpe.
- No conozco su pasado, solo conozco lo que hemos pasado estos años, ha sido maravilloso, - dice y no deja de mirarme / ¿esos ojos? ¿Dónde he visto esos ojos? / - quiero ser mucho más que eso, ya que nos vamos a casar, quiero que seamos y sean felices, pero… - se queda callada. – No debería decirte esto, pero alargarlo solo complica las cosas.
- Dilo de una buena vez, - le digo tensa pro su misterio / que no esté embarazada por Dios/ pero lo que sale de su boca a continuación me deja perpleja.
- Queremos… no perdón, quiero que seas mi madrina, - dice algo temerosa. – También que luego de la boda te alejes de él, no quiero que se sienta más culpable por tus traumas, y porque dependes de su cuidado y eso lo tiene agotado y frustrado, le da miedo herirte y por eso no supo decirte que estamos comprometidos, - no sabía qué hacer si creer en sus palabras o salir corriendo del lugar gritándole que está loca.
… - ¿Te ha gustado la cena? – pregunta de la nada, - eso aumenta mi incomodidad, ella entra el tenedor con un poco de carne a su boca.