Clauxtro

Capitulo 20

El conduce en la autopista principal haciéndome fuerza para que no salga del asiento, termine en el piso del auto al momento en que doblo una curva. / ¿A dónde me lleva? / sigo llorando inconsolable no puedo creer que me esté pasando esto y nadie este para ayudarme.

Conduce por dos horas aproximadamente, no puedo ver el camino, pero parece que nos hemos alejado de la ciudad, aparecer hemos llegado; abre la puerta de atrás del asiento del piloto y me hala por las piernas, pataleo para que me suelte, pero esa no parece ser su intención; sigo forcejeando cuando me saca y me carga como un saco de patatas, miro a todos lados buscando por donde escapar, pero lo único que veo es bosque un camino que se ve oscuro y más nada.

Escucho como abre la puerta al parecer de una cabaña, entra y camina conmigo hasta lo que parece ser una habitación, me baja de golpe en la cama / ¡Por Dios! ¿Qué me va a hacer este tipo? /.

- ¡¿Qué hago aquí?! ¡Déjame salir desgraciado! – le grito una vez me suelta las manos y me quita la mordaza. ¡Vuelve a empujarme y sale del cuarto, - Ojalá te pudras en el infierno! – Le grito caminando hacia la puerta, - ¡ábreme infeliz! ¡déjame salir joder? – golpeo la puerta con las piernas - ¡AAAHHG!

Reviso mi celular, pero no lo tengo se me cayó cuando ese hombre me sujeto por la espalda, maldigo y me lamento, me tiro en la cama y cuando casi me duermo siento la puerta abrirse, me levanto de espacio y salgo mirando a todos lados / ¿esto es real? / camino hacia el pasillo por donde me trajo el sujeto y mi cara se descoloca, mi boca está en el piso de la sorpresa.

- ¿Qué puta mierdas es esto? – pregunto, - ¿Por qué carajos me trajiste aquí y así de esa forma Thiago Aniel Cox Wilde?

Él se gira con ese semblante tan tranquilo que posee, me mira esperando mi reacción y habla: - Esta fue la única forma que encontré para que hablemos sin intervención, - dice y se acerca, yo doy un paso hacia atrás, él avanza otra vez; - no te alejes, quiero que hablemos.

- ¿Quién diablos era ese tipo? – Pregunto moviéndome a otro lugar de la sala en la cual hay una mesa preparada para dos, con vino servido y alimentos en los platos.

- Un amigo de Javier, que también es el dueño de la cabaña, - me explica; - Perdón de verdad, no quería hacer esto, pero me obligaste a hacerlo al no contestar mis mensajes y llamadas.

- Si te respondí Thiago, - le digo; - te envié un mensaje, te lo mostraría si tuviera mi celular, pero lo perdí en esta estúpida broma.

- Aquí tienes, - dice pasándome mi celular y mis cosas que se me cayeron cuando el tipo me metió al auto. - ¡Ezequiel! – llama a alguien, quien entra por la puerta de la sala comedor en donde estamos ahora parados uno frente a otro.

– Lo siento Loa si fui muy brusco. – Se disculpó una vez entra, - se me tu nombre porque Javier me lo dijo, soy Ezequiel Paulino, un gusto; - extiende su mano hacia mí, - de verdad que lo siento. – se vuelve a disculpar. Al final terminara aceptando no era su culpa, más bien fue idea del idiota de Thiago.

Ezequiel se va dejándonos solos, nos miramos por largos segundos y alternamos las miradas a la cena. - ¿Cenamos? – Sé que debes tener hambre, no comes desde la hora del almuerzo, ven siéntate.  – Me hace a un lado la silla y tomo asiento.

- ¿Thiago?

- Lo sé, sé que estas confundida con todo esto, pero todo tiene una explicación; - dice yéndose al otro lado de la mesa y tomando asiento. – Pero hagámoslo después que cenemos. – así lo hacemos cenamos en silencio uno muy incómodo.

- ¿Saben mis padres de esto? – Pregunto rompiendo el silencio, - volviendo a lo del mensaje, si te lo envié, te respondí a los tres días de haber sucedido todo, ¿volviste a tu casa después de ir donde Javier?

- Aún sigo donde Javier, - dice y frunce el ceño, - no he recibido ningún mensaje.

Tomo mi celular, lo desbloqueo y se lo paso; - observa la fecha y la hora, - él toma el celular y lo mira confundido. – Es el último mensaje que te envié.

- En ese momento y a esa hora estuve hablando con Leticia en la habitación de huéspedes de Javier, mi celular estaba sobre la mesita de noche, pero me estaba cambiando en el baño cuando el teléfono notifico los mensajes. Cuando Salí del baño hablamos, - dice; - que digo hablamos, discutimos, mejor dicho, se fue muy enojada, pero creo que todo quedo claro, por lo menos de mi parte.

- ¿No leerás el mensaje? – pregunto intrigada, el me observa al bajar la vista hacia la pantalla, su rostro se contrae.

- ¿Esto?… ¿Esto es enserio? – pregunto nervioso, se pone de pie y rodea la mesa para acercarse a mí. No puedes decirme eso, no quiero que nos alejemos, nunca nos hemos alejado más que los dos años que me fui por mi maestría, - sus ojos brillan y no por alegría y eso me oprime el corazón; - entiende por favor que todo se me salió de las manos, Leticia está enferma de una extraña condición y no quería dejarla sola, no tiene a nadie… yo…



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En el texto hay: venganzas, miedo psicológico, amor

Editado: 01.11.2018

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