Clouds

A de Amigo

Otra noche más la oscuridad envolvía cada rincón de la habitación. Todas las tardes, a una hora exacta, sin excepción, el "clack" de un temporizador daba la señal de que las bombillas dejarían de brillar hasta la mañana siguiente y sobretodo, me avisaban del momento en que debía irme a dormir. Iluminada apenas por la luz azulada de la pantalla escribí:

-No me digas mucho, solo cómo te llamas-

-Mi nombre es Alfa, encantado👋-

"Alfa", me resultaba muy familiar, lo había leído o visto en alguna parte, pero no conseguía recordarlo.

-Hola Alfa, yo soy Lucía... ¿Tú también te desvelas por las noches?

Alfa:
-Yo... no puedo dormir, pero si pudiera...creo que elegiría desvelarme contigo-

Sonreí sorprendida y extrañada por la razón que podría impedirle dormir:

Lucía:
-vaya, ¡qué atrevido! Si apenas nos conocemos.

Alfa:
-Prefiero pensar que soy sincero. Tú sonríes más cuando lees respuestas así-

Llevaba tanto tiempo sin escuchar palabras amables que no pude evitar soltar una pequeña carcajada. Me quedé contemplando la pantalla como si estuviera frente a un viejo amigo...pero ¿Como podía saber que sonreía?

Entonces lo escuché: un roce, un crujido casi imperceptible en la puerta. Me paralicé. Giré la cabeza de golpe hacia la mirilla metálica que él utilizaba para vigilarme. Un ojo me observaba desde el otro lado, fijo, como un agujero negro absorbiendo cualquier atisbo de alegría.

Me quedé inmóvil, conteniendo la respiración, con el corazón retumbando tan fuerte que temí que pudiera oírlo. Pasaron unos segundos que se hicieron eternos hasta que la mirilla se oscureció de nuevo. Bajé el teléfono con cuidado y lo escondí bajo la manta.

Horas después, ya dormida, algo me despertó. Un cambio en el murmullo de fondo. Abrí los ojos apenas un resquicio, fingiendo seguir dormida, y lo vi: estaba sentado en una silla, con mi móvil en la mano, deslizando la pantalla compulsivamente como hacía en los viejos tiempos. Buscaba, fisgoneaba, escarbaba. Como siempre hizo.

Cuando notó que me movía, dejó el teléfono en la mesilla y se recostó a mi lado. Pero en lugar de recriminarme, se rió por lo bajo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.