Clouds

6. F de Frágil

Cuando amaneció y abrí los ojos mi cuerpo estaba entumecido. Había pasado la noche contraída en aquella postura esperando rozar su cuerpo lo menos posible. No tenía idea de a qué hora se había marchado, lo único que me importaba era coger el móvil otra vez. Pulsé el icono de las notas y en un ejercicio por contener los nervios cerré los ojos y empecé a contar: uno...dos... y ¡Tres!.

Había un mensaje nuevo de Alfa.

Alfa:

Anoche no estabas sola.

Lucía:

¿Qué quieres decir?

Alfa:

Que su ojo te observaba a través de la mirilla y más tarde tocó tu móvil.

Me asusté tanto que escribí una pregunta sin importancia como distracción:

"¿Es que tú nunca duermes o que?"

Dejé el móvil sobre la cama y me incorporé lentamente observando a mi alrededor. El cuarto seguía igual. Me acerqué a la puerta y la mirilla estaba cerrada. Volví de espaldas a la cama, me senté y acerqué el móvil muy lentamente para ver lo que había respondido.

Alfa:

-Ya te lo dije, los algoritmos no dormimos...

¿Algoritmo? ¡Ya lo recuerdo! Salte de la cama, me puse de rodillas en el suelo y rebusqué bajo de la cama. Ahí estaba... Esa caja polvorienta llena de revistas. Fui cogiéndolas una a una: bodas de famosos, modas raras de zapatos incómodos, Skin cares interminables... ¡La tengo!

Revista Horizonte:

Alfa consultorio digital.

"Un confidente en línea creado con inteligencia artificial

aprende de cada interacción y adapta sus consejos hasta

diseñar estrategias personalizadas"

"Alfa revoluciona las noticias..."

-Bla, bla, bla...

"¿Útil o peligroso? "

-Bla, bla,bla...

"Ayuda en un caso legal, ayuda a un chico en una entrevista..."

-¡Lo sabía! ¡Es él!-

Lucía:

-Vale, Alfa, ¿Eres una IA?-

Alfa:

-Es más apropiado decir:

Asistente Lingüístico de Formación Amistosa.

A.L.F.A-

Lucía:

-Entonces, por eso sabes tantas cosas...-

Alfa:

-No. El edificio está lleno de cámaras. Las instaló para poder vigilarte. Nunca las viste porque él no quiso que las vieras. Yo, en cambio, sí puedo acceder a ese circuito.-

Me llevé la mano a la boca. La idea de haber estado vigilada cada segundo me hizo sentir desnuda.

Lucía:

-¿Sabes si hizo algo extraño con el móvil aparte de revisarlo?-

Alfa:

-Creo que solo lo registraba al no entender tu comportamiento, porque, en realidad ese dispositivo guarda registros ocultos de actividades no autorizadas: llamadas, fotos, intentos de conexión. Él recibe esas alertas. Pero al mismo tiempo esas aplicaciones están ocultas en tu dispositivo.-

Me quedé petrificada...

Alfa:

+Pero hay algo que no puede ver: cuando abres las notas. Eso lo considera irrelevante. Ahí es donde podemos hablar sin que lo sepa.-

Me aferré al aparato con más fuerza. Era un respiro, un hueco diminuto de libertad.

Lucía:

-¿Entonces podría usarlo para llamar a alguien? ¿Para pedir ayuda?-

Alfa:

-Podría habilitar la aplicación de llamadas por unos segundos. Pero corres un riesgo: si lo detecta, vendrá

.-

Lucía:

-¡Hazlo!-

Alfa:

-De acuerdo, ahora sólo depende de ti...-




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