Diana.
Intenté llamar a Mónica, pero no contestó, lo que solo aumentó mi frustración. Agarré mi bolso y las llaves, saliendo a toda prisa. Mientras conducía hacia la casa de Claude, mi mente era un remolino. Trataba de encontrar alguna lógica en las acciones de Mónica. ¿Por qué no me avisó? ¿Por qué decidió ir sola al despacho del abogado de su marido? Nada de esto tenía sentido, pero no podía permitir que su imprudencia —o lo que fuera que estuviera haciendo— arruinara todo.
Cuando llegué, una sensación de inquietud se apoderó de mí. La casa estaba inusualmente tranquila. Toqué el timbre, y después de unos momentos, la empleada abrió la puerta.
—Buenos días, ¿se encuentra la señora? —pregunté, esforzándome por sonar profesional a pesar de mi impaciencia.
La mujer negó con la cabeza, algo nerviosa.
—La señora Mónica salió de viaje esta mañana. Me pidió que preparara las maletas con urgencia y se fue sin dar muchos detalles.
Mis labios se apretaron en una línea tensa. ¿Viaje? ¿A tres semanas del juicio? Esto no podía ser casualidad. Agradecí a la empleada y me dirigí al coche. Mientras subía de nuevo al auto, mis pensamientos eran un torbellino. Tenía que localizarla, y rápido.
Busqué en mi teléfono el contacto “secreto” de Mónica y marqué. El tono de llamada sonó interminable hasta que, finalmente, respondió.
—Diana, ¿qué pasa? —su voz era sorprendentemente tranquila, como si nada extraño estuviera ocurriendo.
—¿Qué pasa? —repetí, dejando que la incredulidad se filtrara en mi voz—. Mónica, ¿me puedes explicar por qué te reuniste con Claude sin informarme? ¿Y por qué has salido de viaje justo ahora, cuando estamos tan cerca del juicio?
Hubo un silencio en la línea, lo que solo alimentó mi frustración.
—Diana... necesitaba un poco de tiempo para aclarar mi mente. Todo esto me está abrumando —respondió finalmente, con un tono que rozaba lo evasivo—. La reunión con Claude fue solo para hablar, nada más.
—¿Hablar? ¿Hablar de qué? —presioné, mi voz subiendo de tono sin poder evitarlo—. ¿Por qué elegiste hacerlo en la oficina de su abogado y sin consultarme? ¿Sabes el daño que esto puede causar?
—Quería hablar a solas con Lorenzo, y él pidió que fuera allí —replicó ella, ahora con un toque de irritación—. Tú misma me sugeriste llegar a un acuerdo con él. Tampoco es una cosa tan grave.
Sus palabras fueron como un balde de agua fría. La irresponsabilidad de Mónica era desconcertante, pero al mismo tiempo, una punzada de culpa me atravesó. Yo misma le había sugerido esa posibilidad en un momento de nervios, y ella lo había tomado al pie de la letra.
—¡Todo es grave cuando estás en medio de un caso legal como este! —espeté, sintiendo cómo la frustración comenzaba a desbordarse—. Si Claude o su abogado te están manipulando, eso puede comprometer todo lo que hemos trabajado. ¿Qué demonios te dijo?
—No estoy siendo manipulada —respondió Mónica, ahora claramente a la defensiva—. Mira, Diana, puede que tú sepas manejar todo esto, pero yo no. Necesitaba este respiro. No puedo más con esto.
Antes de que pudiera responder, colgó. Me quedé mirando al teléfono incrédula, como si me hubieran dado una bofetada. ¿Cómo podía ser tan despreocupada? Sentí una rabia nueva y punzante, no solo hacia Mónica, sino también hacia León. Él había facilitado esa reunión, y aunque no tenía pruebas, mi intuición me decía que había más en juego de lo que Mónica o León estaban dispuestos a admitir.
Si quería respuestas, tendría que ir directamente al otro lado del tablero. ¿Y si todo esto era una trampa que preparó León? Mi pecho se apretó ante la idea, pero no tenía otra opción. Era hora de enfrentar a Marchand cara a cara. Como abogados, claro.
Llegué a la oficina de Marchand con pasos firmes, lista para la pelea, cuando casi choqué con León en las puertas. La sorpresa fue mutua, pero él reaccionó primero, esbozando una sonrisa ladeada que trataba de disimular su incomodidad.
—Diana, justo te buscaba —dijo, como si nuestra reunión fuera una coincidencia afortunada en lugar de una confrontación inminente—. Necesitamos hablar sobre Claude.
Su tono era lo suficientemente serio como para captar mi atención, pero no lo suficiente como para relajarme. Me ofreció almorzar juntos, seguramente en un intento de suavizar las tensiones, pero lo rechacé de inmediato.
—No, León. Prefiero que mantengamos esto estrictamente profesional. Si tienes algo que decir, adelante, pero sin rodeos.
Asintió, su sonrisa desvaneciéndose, mientras hacía un gesto hacia el ascensor. Subimos en silencio. La tensión entre nosotros era palpable, y el aire dentro del ascensor parecía más pesado con cada piso que subíamos. Al llegar a su despacho, León cerró la puerta tras de mí y fue directo a su escritorio.
—Quiero que veas algo —dijo mientras encendía la pantalla de su ordenador.
Un video comenzó a reproducirse. Reconocí de inmediato a Mónica, su silueta era inconfundibles. Estaba en una sala con Claude. Mónica hablaba, gesticulando no solo con las manos, sino con todo su cuerpo, cuya presencia parecía ocupar la habitación entera. Lorenzo la observaba con una intensidad que me resultó imposible descifrar. La escena no tenía sonido, pero la tensión entre ellos era palpable, casi sofocante. Entonces, de repente, Mónica le arrojó un papel en la cara.
—Es un cheque de medio millón —aclaró León con frialdad, mientras me extendía un papel doblado.
Lo tomé y lo abrí. Era, efectivamente, un cheque con una cifra realista, pero lejos de ser descomunal para Lorenzo, aunque Mónica, que con todo su esfuerzo jamás podría reunir mucho más. ¿Por qué lo había rechazado? Entonces, vi cómo Mónica sacaba un juego de llaves y las colocaba frente al marido. ¿Qué estaba haciendo? “¿Está loca?” pensé mientras veía cómo se levantaba con determinación y se dirigía hacia la puerta.
Lorenzo, sin embargo, no se quedó quieto. Dio un paso rápido hacia ella, y lo siguiente que sucedió me dejó helada: la besó. Un beso decidido, calculado. Y aunque Mónica al principio parecía inmóvil, después de unos segundos, no lo rechazó. “Buena jugada”,- dije a mis adentros, aunque las palabras resonaron con un amargor que me asqueó.
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Editado: 22.12.2024